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El funeral por Argiñe se ofició el 30 de agosto de 2012 en Las Arenas.
Condenada una monitora de buceo a un año de prisión por homicidio imprudente

Condenada una monitora de buceo a un año de prisión por homicidio imprudente

Bajo su supervisión falleció una vecina de Algorta de 31 años que realizaba un curso de submarinismo en Castro

virginia urieta

Lunes, 1 de agosto 2016, 14:24

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La monitora de una escuela de buceo en Castro ha sido condenada a un año de prisión y a tres de inhabilitación profesional tras cometer un delito de homicidio por imprudencia después de que hace cuatro años falleciera bajo su supervisión una vecina de Algorta mientras realizaba un curso de submarinismo. Argiñe Z., de 31 años, sufrió una parada cardiorrespiratoria después de permanecer bajo el agua durante largo tiempo. A pesar de que los médicos consiguieron devolverle el pulso, falleció tras un coma de 26 días el 29 de agosto de 2012. Según dicta la sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, la inmersión de la joven getxotarra se llevó a cabo «con una clara infracción del deber de cuidado y cautela, faltando a la más mínima prudencia profesional, habiendo transcurrido diez meses desde las sesiones de entrenamiento en piscina, de forma descoordinada, con poca visibilidad en el fondo y gran oleaje en la superficie».

El accidente se produjo el 3 de agosto de 2012 en el muelle San Luis, espacio frecuentado por submarinistas, ya que se trata de un enclave que carece de gran profundidad y en el que las aguas suelen estar en calma. Ese día, tal y como relata la hermana de la víctima, «había muy poca visibilidad. Hemos hablado con peritos y submarinistas profesionales y nos han dicho que es inconcebible», detalló.

La víctima se encontraba allí en su primer día de inmersión acuática, acompañada de la profesora del cursillo en el que se había inscrito y del resto de alumnos, tres de ellos también novatos. Después de perderla de vista «durante unos segundos», la monitora la encontró «ya inconsciente», tal y como relató entonces, y alertó a los socorristas, que acudieron a su rescate.

La sacaron del agua en parada cardiorrespiratoria. Dos ambulancias de la DYA se trasladaron hasta el lugar y los médicos le practicaron un masaje cardíaco durante veinte minutos, hasta que la joven recuperó el pulso. Fue evacuada a Cruces, donde ingresó en estado de coma en la Unidad de Cuidados Intensivos. Permaneció en esa situación 26 días hasta que finalmente falleció, la madrugada del 29 de agosto.

Negligencia «grave»

La familia interpuso una denuncia por negligencia contra el club que impartía el curso, que llevó a la Guardia Civil a abrir una investigación para averiguar si la víctima tuvo algún problema cuando se encontraba bajo el agua o si el equipo de buceo no se encontraba en buen estado. «Había versiones que no nos convencían: la monitora explicó que se había despistado un minuto, pero los médicos nos dijeron que había estado mucho tiempo sumergida bajo el agua», revela la hermana. «Le costó encontrarla porque no había visibilidad, tampoco la suficiente para realizar un curso de esas características», denuncia.

Según su versión, fuentes policiales encontraron indicios «más que fundados» de un caso «grave» de negligencia. «Revisaron el equipo, la actuación de los médicos... Todo se encaminó a la torpeza de la monitora. Argiñe era sana, deportista, nadaba perfectamente. No entiendo cómo pudieron traerla así de Castro». Espera que la sentencia sirva para modificar la normativa y que no vuelva a suceder un accidente similar. «En el buceo se dejan muchos factores a la interpretación del instructor, pero es muy peligroso. Tienen que modificar la legislación para que sea más restrictiva, porque el mar es un medio diferente: de él no sales con una pierna rota, es cuestión de vida o muerte. Cuando hay un caso, siempre es trágico».

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