Unas 8.000 personas claman en Bilbao por una vivienda «digna, gratuita y universal»
Los manifestantes exigen a instituciones públicas y partidos políticos una bajada de los precios de venta y alquiler y la puesta a disposición de los pisos turísticos y vacíos para los ciudadanos más desfavorecidos
El debate de la vivienda estalla también en Euskadi. Unas 8.000 personas, según estimaciones de la Policía Municipal de Bilbao, han recorrido a primeras ... horas de la tarde las calles de la villa para exigir a instituciones públicas y partidos políticos una vivienda «digna, gratuita y universal». La marcha ha atravesado las principales arterias de la capital vizcaína y, como ha ocurrido con anterioridad en otras ciudades españolas, se ha desarrollado con absoluta tranquilidad y una cuidada puesta en escena.
La vivienda se ha convertido este año en España en uno de los principales motivos de conflicto político y social. Las manifestaciones contra la escalada de los precios y la falta de oferta comenzaron en Canarias y Mallorca, continuaron por Barcelona y Madrid; y ahora se están extendiendo al conjunto el país. Ayer a mediodía, una hora antes de que arrancara la marcha de Bilbao, dos portavoces de los colectivos convocantes, Ane Salvador, de la Red de Sindicatos de Vivienda de Euskalherria (EHESS, por sus siglas en euskera), y Karla Pisano, del Sindicato Socialista de Vivienda (SSV), explicaban en rueda de prensa a pie de calle los motivos que justifican la movilización en la calle.
Son tres, según detallaron. Los actuales precios de la vivienda en el País Vasco y Navarra –ámbito para el que se hizo el llamamiento a la protesta, no responden, «a una falta de oferta, como nos quieren hacer creer, sino al aumento de negocio que se está buscando y permitiendo».
«¿Y si quiero vivir en pareja?»
Las medidas adoptadas por las instituciones «están aprovechandose del enfado y la preocupación social» para buscar, «en realidad –añadieron– un aumento del actual negocio» inmobiliario. El tercer argumento aportado por los convocantes tiene un carácter aún más reivindicativo, si cabe. Quieren que las medidas que se necesiten impulsar para resolver al actual encrucijada («salarios a la baja y precios inaccesibles y al alza») salgan «de las ganancias que están acumulando los especuladores», que es como llamaron a constructores, empresarios del sector y propietarios, porque son «quienes han creado realmente este problema».
70.000 viviendas vacías
existen en Euskadi y 9.000 más dedicadas a usos turísticos, según los convocantes de la marcha.
«Siempre ha habido parte de la clase trabajadora expulsada de la vivienda, no es algo coyuntural», dicen los sindicatos convocantes
Entre los asistentes a la marcha ha habido gente joven, la mayoría, matrimonios con niños pequeños y también personas mayores. Los manifestantes se han congregado en la Plaza Moyua, de donde han partido para recorrer la Gran Vía y la calle Buenos Aires hasta el Ayuntamiento de la villa. La marcha ha continuado luego por la calle Viuda de Epalza hasta llegar al entorno del teatro Arriaga, donde cuatro representantes de los convocantes han leído un manifiesto.
«La vivienda es un asunto que nos preocupa a todos los jóvenes», explicaba la donostiarra Jimena Padilla, de 21 años, estudiante de Ciencias Políticas. «Si quieres poner en marcha un proyecto de vida, no puedes porque hay una cuestión clave sin resolver, que es la vivienda», ha explicado la joven, que vive de alquiler en Bilbao. Paga una mensualidad pequeña, «gracias a que compartimos piso varias personas. ¿Qué tendría que hacer si algún día me planteo una nueva vida en pareja?», se pregunta.
«La lucha es el único camino»
Los asistentes han caminado tras una pancarta de partida con el lema 'Etxebizitzaren eskubidea bermatu, negozioari ez' ('Garanticen el derecho a la vivienda, no al negocio'). Durante la marcha, se han coreado consignas como 'Viviendas en precario, me llevan mi salario' y 'Borroka da bide bakarra' ('La lucha es el único camino'). Con una cuidada organización, durante el trayecto fueron sumándose a la marcha pequeños grupos que portaban pancartas con lemas alusivos a diferentes aspectos relacionados con el acceso a la vivienda, como las dificultades de financiación, el racismo o el modo en que el turismo de masas propicia el alza de precios.
La lluvia, en algún momento intensa, sorprendió a los manifestantes durante el trayecto de la Gran Vía, aunque tampoco restó presencia a la movilización. El encendido de bengalas y estallido de numerosas bombas de humo de distintos colores a lo largo del recorrido propició un ambiente reivindicativo y tenso a una protesta que se ha desarrollado con entera normalidad, pese a su cuidada puesta en escena. Sobre las dos de la tarde, tras los discursos institucionales en la plaza del Arriaga, la movilización se ha dado por concluida.
Cuestión de racismo y de violencia contra las mujeres
Cuando llegan «por fin» a Euskadi, los inmigrantes «tienen que vérselas con un sistema legal, policial e institucional, que les trata como personas ilegales. Tienen que aceptar viviendas de mala calidad y vivir afinados con contratos de habitaciones», protestó en los discursos de cierre de la manifestación el senegalés afincado en Pamplona Fape Fall, de la red de apoyo Haritu.
En su intervención, Fape Fall se refirió también a la discriminación en el acceso a la vivienda que sufren las personas que no son de raza blanca, los gitanos, determinados refugiados («los hay de primera y de segunda») y las mujeres. «Además de la violencia machista, sufren la violencia del mercado inmobiliario, que las deja fuera (...) Hay mujeres que tienen que convivir con su agresor porque no tienen otra alternativa, madres solteras a las que las propietarias no quieren alquilar viviendas...»
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