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Una manifestación recorre Bilbao para exigir que se ponga freno al racismo
Un millar de personas, según los organizadores, marcharon desde San Francisco hasta el Ayuntamiento en contra de la discriminación
Bilbao celebró ayer el 'Día Internacional contra el Racismo y la Xenofobia' con una marcha que recorrió las calles de la capital vizcaína, desde ... la plaza Corazón de María, en San Francisco, hasta las escalinatas del Ayuntamiento. La concentración contó con un notable respaldo. Poco antes de las doce, eran cientos los congregados en la popular plaza de Bilbao La Vieja. Decenas de asociaciones que defienden a los llegados desde otras latitudes se habían sumado a la cita. Cada una llevaba su pancarta y, extendidas en el suelo, ocupaban buena parte de la plaza. «Sin techo, no hay derechos». «Papeles para inmigrantes». «Stop discriminación».
Lentamente, los manifestantes se abrieron paso hacia la plaza Fleming y atravesaron el puente Cantalojas en dirección al Ayuntamiento. Tomaron parte alrededor de un millar de personas, según los organizadores, que denunciaron que «las personas migrantes padecen la vulneración del derecho a una vivienda digna» y exigieron «un acceso a la misma sin discriminación ni racismo». Acusaron a las inmobiliarias y a algunos propietarios de pisos de «discriminar a personas 'racializadas' a la hora de acceder a una vivienda o alquilar un piso, estableciendo un trato desigual y discriminatorio». Algunos de los participantes relataron sus problemas para lograr un alquiler, como el senegalés Bamba Sambé. También pusieron el foco en las complicaciones que sufren para tener un padrón y los dificultades que les genera la Ley de Extranjería, contra la que se oyeron gritos durante todo el recorrido.
Marcos contó que pertenece a la asociación Midji-Raíces y que, cuando abrieron su sede en San Adrián, «una vecina comenzó a venir todos los días dando patadas y golpes a la puerta». «Nos gritaba 'negros, fuera de aquí'. Y llamaba a la Policía Municipal casi todas las semanas. Hace poco vinieron y nos han multado por estar reunidos allí como si fuéramos un txoko cuando realmente estamos dados de alta como asociación y tenemos derecho a hacerlo». Es uno de los primeros casos de discriminación que le viene a la cabeza, pero la lista es «interminable». «Es habitual que escuchemos insultos en la calle», comentan varios compañeros de Midji.
El marroquí Nebbou Hassan muestra un documento que lleva encima. Es una prueba de que acude a un comedor municipal. «Llevo cinco meses aquí y no puedo tener padrón. Sin padrón, no puedo tener nada. Ni médico, ni tarjeta sanitaria y la Policía me puede echar por ser un 'sinpapeles'», relata. «Yo no puedo hacer nada para tenerlos. No quieren dármelos», asegura.
La manifestación concluyó frente al Consistorio. La organización censuró que «la especulación inmobiliaria afecta en mayor medida a las personas migrantes o racializadas». Se escucharon también gritos y consignas sobre que «No hay personas ilegales» y demandas generales como «Europa, abre la muralla». También reprocharon determinadas actuaciones policiales en Bilbao La Vieja. Con todo, casi toda la marcha discurrió en tono festivo y sirvió de punto de reunión para la comunidad vasca, latina, gitana, subsahariana y magrebí.
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Martin Médico. 37 años. Guinea Ecuatorial.
«He tenido que escuchar todo tipo de insultos por la calle»
Martin llegó en 2007 desde Guinea Ecuatorial. A sus 37 años, sabe bien lo que es el racismo. «He tenido que escuchar todo tipo de insultos por la calle». A su juicio, «no te tratan igual cuando acudes a la Administración para hacer un papeleo. Tengo la sensación de que nos complican más la vida». «Notas que el trato no es igual que con las personas que son de aquí», lamenta.
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Bamba Sambé. 34 años. Senegal.
«Varios dueños me han negado entrar de alquiler por ser negro»
Llegó hace 9 años desde Senegal Bamba Sambé. «No una, ni dos. Muchas veces me he encontrado al ir a una inmobiliaria para alquilar un piso que los dueños se echan atrás por ser negro». Es, a su juicio, uno de los mayores problemas de las personas que llegan de otros países, junto «a las dificultades para conseguir el padrón municipal, que es la puerta para todo lo demás».
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Mustafá Bin Salah. 35 años. Marruecos.
«He llegado a Bilbao hace 15 meses y duermo en la calle»
No habla todavía mucho castellano Mustafá Bin Salah, pero se hace entender perfectamente. Este marroquí llegó «hace 15 meses» a Bilbao y duerme en la calle. «Yo nunca he robado, nunca he hecho nada malo. Pero he visto que la gente se asusta. Otros roban. Una mujer se asustó solo por verme y agarró sus cosas», lamenta. «Unos hacen mal y nosotros no, pero pagamos todos».
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Quinndy Akeju. 20 años. Española, de padres nigerianos.
«En el instituto los profesores no paraban las actitudes racistas»
Nació en Zaragoza, pero esta estudiante de enfermería ha vivido casi toda su vida en Bilbao. «Soy española, aunque no me lo reconozcan algunos. La última vez, hace poco, una señora en un bus lo dudaba». Sus padres son de origen nigeriano y ha sufrido «actitudes racistas en el instituto, que los profesores además no paraban». «En todos los ámbitos de mi vida, si te hago una lista, no acabo».
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