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Lara Beriain, baracaldesa de 20 años, ha sido una de las participantes en la iniciativa 'Tu ciudad se llena de pianos'. Foto: Jordi Alemany | Vídeo: Pablo del Caño y María Godoy

La magia de tocar en la calle

EL CORREO acompaña a la artista Lara Beriain durante una de de sus actuaciones, enmarcada dentro de la iniciativa 'Tu ciudad se llena de pianos'

Sábado, 31 de mayo 2025, 00:55

El filósofo Nietzsche defendía que «sin música la vida sería un error». Esa frase ha cobrado sentido este viernes, día en el que ocho pianos han aparecido colocados en distintos puntos de Bilbao a la espera de ser tocados. La iniciativa 'Tu ciudad se llena de pianos', organizada por la Fundación Occident y el Concurso Internacional de Música María Canals, con la colaboración del Ayuntamiento, busca «acercar el instrumento a todas las personas».

«En el piano de cola no solo se tocan piezas clásicas de Chopin o Beethoven, es mucho más dinámico de lo que uno puede imaginar. Queremos universalizar su práctica. Muchas veces se ve como algo inalcanzable que solo está en los grandes teatros, pero no es así. Por eso lo hemos colocado a pie de calle, sin barreras y para todos», cuenta Ignacio Gallardo-Bravo, director de Fundación Occident.

Desde las 11 de la mañana y hasta las ocho de la tarde, cualquiera ha tenido la oportunidad de probar estos pianos situados en el Guggenheim, el portal de la catedral de Santiago, la plaza del Teatro Arriaga, la calle Pedro Ibarretxe, la zona de Diputación, la plaza Arriquibar, Alameda Mazarredo o el Museo Guggenheim Bilbao. Una de las participantes ha sido Lara Beriain, baracaldesa de 20 años. EL CORREO ha acompañado a la artista durante una de sus actuaciones.

Uno de los ocho pianos se ha colocado junto al Guggenheim. Yvonne Iturgaiz

Cuando ha deslizado sus dedos por el piano se ha formado un pequeño grupo de personas que no ha dudado en pararse y escuchar su música en directo. Algunos grababan con el móvil, otros simplemente disfrutaban en silencio. Beriain ha interpretado temas como 'Bohemian Rhapsody', de Queen, 'Angels', de Robbie Williams e incluso canciones propias que han provocado aplausos y halagos por parte del público.

«Empecé a tocar el piano a los ocho años y estuve hasta los 18 en el conservatorio. También cantaba desde que era niña. Lo hacía todas las noches, porque si no, no podía dormir. Cada día cuando me iba a acostar cerraba la puerta de mi cuarto y montaba un espectáculo», recuerda la artista, que ha ha participado en el programa musical 'Ztanda', de ETB y, más recientemente en la iniciativa musical de Metro Bilbao. Este viernes ha puesto banda sonora al paseo de muchos bilbaínos y turistas, que no han dudado en pararse para disfrutar de la melodía del piano. Por una vez, las prisas importaban poco, porque merecía la pena escuchar un piano de cola, tan majestuoso, sonando en plena calle. Sin focos, sin ediciones y con la magia del directo.

«Más que un instrumento»

Entre el público también estaban presentes los padres de Lara, que aplaudían orgullosos su actuación. «Cuando era pequeña se ponía a cantar con el micrófono en las fiestas del barrio y en todos lados», recuerda la madre, que también cuenta con el grado profesional de piano. Lara se ha criado en una familia de artistas, porque su abuela paterna era profesora de piano y su tío también toca el instrumento, y, de cierta forma, le han inculcado esa pasión.

«El piano es más que un instrumento para mí. Es musicalidad, disciplina, lo que me inspira para poder cantar. A través de la música expreso lo que siento«, cuenta Beriain, que compone canciones sobre el amor, las relaciones humanas y las rupturas en inglés, euskera y castellano.

Lara compagina su hobby con la carrera de Traducción e Interpretación, porque, a pesar de que la música le llene, asegura que «vivir de ello es complicado». Sin embargo, su ilusión no entiende de límites. Este viernes ha puesto banda sonora al paseo de muchos bilbaínos y turistas con una sonrisa. «Los protagonistas son las personas que vienen a verme. Yo simplemente les cuento una historia y quiero que disfruten. Ese es mi placer», asegura la baracaldesa.

Bilbao se ha convertido en un escenario musical en el que no ha habido hueco para las diferencias. Todo el que quería tocar y cantar lo ha podido hacer libremente sin barreras ni obstáculos. En la explanada del Guggenheim, Juanlu, director de coro y orquesta y profesor de la escuela de canto moderno 'Bilbao Modern Voices', ha animado la zona con su grupo de alumnos. Han empezado a bailar al ritmo de Antonio Flores o La Oreja de Van Gogh mientras se desataban los aplausos. En su caso, han salido a la calle con el objetivo de «democratizar el acceso al arte y a la música».

En estos tiempos tan convulsos, donde las prisas y el ritmo acelerado protagonizan el día a día, la música se convierte en una vía de escape que invita a valorar las pequeñas cosas. «Aporta alegría. Todos vamos caminando taciturnos, a lo nuestro. Que empiece a sonar melodía por la calle levanta el ánimo. Ves que la gente sonríe. También queremos que la música vuelva a donde nace y se compone: a la calle», asegura Ignacio Gallardo-Bravo.

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