La madre de la niña asesinada en Atxuri, culpable de asesinato agravado con alevosía

Tranquila. Como si ya lo esperara. Así recibió , a las 15.41 horas, I. T.S., 'Ada', el veredicto por unanimidad de «culpable de asesinato agravado» por matar a su hija Kiara ofreciéndole un cóctel letal de medicamentos y mediante la asfixia en el domicilio familiar, en Atxuri, el pasado 16 de enero. El portavoz del tribunal popular leyó las conclusiones más relevantes, según las cuales se considera probado que hubo un asesinato con alevosía contra una menor de 9 años, es decir, una víctima especialmente vulnerable. Reconocen también la circunstancia agravante de parentesco al estar relacionadas la agresora y la víctima por un vínculo familiar.

Los nueve miembros del tribunal, cinco de ellos mujeres, empezaron a deliberar el pasado miércoles a las doce del mediodía y, algo más de 24 horas después, ya habían adoptado una decisión, por unanimidad e implacable, reconociendo todas las tesis de las acusaciones y avalando la investigación practicada por la Ertzaintza, que desde el primer momento trabajó con la hipótesis de que la madre era la autora del crimen, aunque tomando declaraciones y comprobando coartadas para descartar otras posibles líneas de investigación.

Los jurados solo reconocieron una petición de la defensa, la de incluir el atenuante de «confesión», aunque con el matiz de «poco relevante», «porque explicó a los agentes de la Ertzaintza que era ella». También se pronunciaron en contra de la solicitud de indulto al entender que «no hay motivo» para ello.

La lectura del veredicto apenas duró un minuto. La acusada se mostró serena. El padre de la niña, sentado en la primera fila, rompió a llorar, agachó la cabeza y se llevó las manos a los ojos.

Una vez conocida la decisión, la magistrada-presidenta dio el turno a las partes para que se pronunciaran sobre las penas. La Fiscalía solicitó la máxima de prisión permanente revisable, la misma que al comienzo del juicio, y la acusación particular, que representa al padre de Kiara, y la acción popular, ejercida por la asociación Clara Campoamor, se sumaron a esta misma petición. Por su parte, la defensa, que reclamaba la absolución de la acusada, ha reclamado, a la vista del veredicto, que le sea impuesta la pena mínima de 20 años de prisión.

A partir de ahora será la jueza la encargada de fijar la pena teniendo en cuenta el veredicto y las peticiones de las partes. El jurado únicamente contempla una atenuante de confesión «poco relevante para la investigación», lejos de una muy cualificada, lo que, según fuentes judiciales, apunta a que la condena podría ser de prisión permanente revisable, aunque esa decisión corresponde a la magistrada, que podrá ser recurrida por las partes. La pena empezaría a revisarse a partir de los 20 años de cumplimiento y ya desde los 15 años en la cárcel, la rea podría acceder al tercer grado.

La fiscal también pidió como responsabilidad civil 20.000 euros para la hermana mayor de Kiara, Josune, y 70.000 euros más para el padre. La representante del Ministerio público matizó que Valeriano Borja todavía no ha sido reconocido judicialmente como tal, aunque está abierta una «acción de filiación» en los tribunales, que aún no se ha resuelto. Por su parte, el abogado de la familia elevó la petición de indemnización hasta los 160.000 euros. Casi con toda probabilidad, la acusada será considerada como insolvente, por lo que no podrá hacer frente a dichas cantidades.

I.T.S. volvió a tomar la palabra tras el veredicto que, en voz muy baja, consideró «incorrecto». También le parece «injusto dar una parte económica al padre cuando no se ha encargado de la niña nunca», dijo. La mujer terminó afirmando: «sigo siendo inocente».

Kiara fue asesinada el pasado 16 de enero en el piso en el que vivía con su madre, su hermana mayor y una hija de ésta, en la calle George Stern, en Atxuri. La niña nunca pensó que el vaso con agua que le ofreció su madre estaba mezclado con hasta cinco medicamentos que ella tomaba para los dolores, entre ellos el tramadol, en dosis letales. Posteriormente, cuando la pequeña ya se encontraba dormida en la cama, la colocó una almohada con la que le taponó las vías respiratorias.

Los forenses consideraron que hubo un doble «mecanismo» para causar la muerte de la menor, mediante intoxicación medicamentosa y por asfixia. Los sanitarios lograron reanimar a la madre, que se encontraba inconsciente, y la trasladaron al hospital de Basurto. Había dejado una nota en la que culpaba a un individuo de haberla obligado a matar a su hija y después a suicidarse, una versión a la que el jurado no ha dado credibilidad.