Lunada intenta despegar con el senderismo
Nueva etapa ·
Espinosa de los Monteros saca a concurso por 2.200 euros anuales el alquiler de la vieja estación invernal donde se iniciaron numerosos esquiadores vizcaínosLunada empezó a funcionar en 1973 y cerró, por primera vez, en 2008 tras el abandono de la empresa madrileña que explotaba el recinto. «Dejó ... de ser un negocio redondo. Ya no era rentable para los accionistas y nos lo regaló al Ayuntamiento», explica el alcalde, Raúl Linares. La estación de montaña de la localidad burgalesa de Espinosa de los Monteros supuso el bautizo de numerosos esquiadores vascos. Sus pistas sirvieron de aprendizaje y disfrute durante muchísimos inviernos, «cuando todavía nevaba de verdad», apunta el regidor.
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Aficionados de Euskadi, especialmente vizcaínos, llenaban todos los fines de semana las instalaciones contribuyendo al 'boom' de una estación que constituyó un importante revulsivo económico para este pueblo de algo más de 1.700 habitantes. No había fin de semana, de diciembre a abril, «de principio a fin de la temporada de nieve», en que el parking no se llenase de autobuses y vehículos particulares con matrículas de Bilbao.
Así durante tres décadas. Otros esquiadores, los más experimentados, enfilaban kilómetros más arriba, hasta llegar a Alto Campoo. Pero Lunada permanecerá para siempre en la memoria. Frenó en seco su actividad, con unas infraestructuras «muy obsoletas», y ahora el Ayuntamiento intenta relanzarlas, aunque para diferentes usos. «Los remontes no se van a poner en funcionamiento jamás. A las dos horas se fastidiaban porque estaban muy viejos. Lunada es lo que es y lo que ha sido ya no volverá a ser», confiesa el alcalde.
Decadencia
Fundamentalmente por motivos económicos. Habilitar unas pistas de esquí «en condiciones» supondría una inversión «mínima» de 3,5 millones de euros, que ninguna compañía está dispuesta a costear por falta de rentabilidad. Sin embargo, el Consistorio considera que Lunada puede tener «un gran futuro» para la práctica del senderismo y el funcionamiento de tirolinas y rocódromos. Linares también cree que puede ser punto de encuentro de aficionados ciclistas, de escalada y espeleología, ya que el municipio cuenta con más de 600 cuevas. «No podemos pensar en funcionar como una estación de esquí alpino. No vendemos humo», asiente. Si el cambio climático ha arruinado las posibilidades del lugar como foco de atracción de esquiadores -«el año pasado no cayó ni un solo copo y cada vez hay menos nieve»-, se le abren otras vías de negocio, «siempre que se acierte con la gestión», sostiene el alcalde.
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De ahí que el Ayuntamiento sacara a concurso a mediados de marzo la adjudicación del refugio (bar, restaurante, almacenes y garajes) y las 24 hectáreas de monte de utilidad pública, pertenecientes a la Junta de Castilla y León. La concesión incluye la carretera de acceso a la estación y los aparcamientos. El concurso despertó el interés de una veintena de empresas, aunque finalmente solo una de la comarca de Las Merindades parece dispuesta a dar el paso definitivo.
Canon asequible
Las ventajosas condiciones económicas recogidas en el pliego de condiciones puede suponer el final del túnel para este lugar. La duración de la concesión se ha fijado por un plazo de dos años prorrogable por otro más de igual duración. La adjudicataria deberá abonar durante este tiempo un canon de 2.200 euros anuales.
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Con esta iniciativa Lunada intenta remontar el vuelo y volver a atraer visitantes. Pero, sobre todo, huir de una decadencia que se agudizó en 2015 cuando Snow Mountain firmó un contrato por 15 años, aunque solo cumplió tres. La Junta dictaminó que las instalaciones no estaban preparadas para operar si no acometían mejoras. La experiencia fue un «auténtico desastre. Dejaron de pagar a los trabajadores y pufos por todos lados. Al final se les tuvo que quitar la concesión», lamenta el alcalde.
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