Llevar el metro al aeropuerto de Loiu costaría 215 millones

Dotar a Loiu de una conexión con la capital vizcaína y con la red del suburbano es un proyecto que lleva dos décadas sobre la mesa. De hecho, hace nueve años se construyó un nuevo túnel en Artxanda para mejorar el acceso ferroviario al Txorierri, con la idea de permitir en el futuro el desembarco en 'La Paloma'. Pero ese fue un primer paso que no ha tenido continuidad.

En 2018, el Gobierno vasco anunció que las obras para llegar a la terminal diseñada por Calatrava iban a comenzar en 24 meses, pero aquello no sucedió y el proyecto acabó guardado en el fondo de un cajón. Ahora, el Departamento de Movilidad Sostenible está dispuesto a recuperar la iniciativa. «No vamos a llevarlo a cabo de inmediato pero sí es un asunto que está en la agenda», admiten fuentes de la consejería dirigida por la socialista Susana García Chueca.

Esta declaración de intenciones coincide en un momento en el que Loiu lleva dos récords anuales de pasajeros consecutivos. En la actual fotografía hay que tener en cuenta otros aspectos:la línea de Bizkaibus al aeropuerto transporta a más pasajeros que nunca y la Diputación busca maneras de ofrecer un mejor servicio de taxi, ante la alta demanda. El Ministerio de Transportes, a su vez, está ampliando el parking principal del aeródromo. Por último, la nueva normativa europea obliga a conectar todos los aeropuertos de más de 4 millones de pasajeros (el nuestro roza los 7) con la red ferroviaria antes de 2050.

El plan para llevar el metro a Loiu es relativamente complejo. En realidad, son dos obras diferentes pero complementarias las que hacen falta para conectar el aeropuerto con la Línea 3 (Euskotren). En primer lugar, es necesario construir la variante de la Ola, que tendría tres kilómetros de recorrido. La idea es poder ir de forma directa a Sondika, rompiendo el actual fondo de saco. Hoy en día, los trenes que avanzan hasta esta localidad desde Derio tienen que volver hacia atrás para enfilar el camino de nuevo en dirección al túnel de Artxanda.

Este diseño supone un incordio desde el punto de vista operativo. Así que el primer paso es darle continuidad al trazado y acabar con esa maniobra que obliga a los trenes a invertir la marcha de forma irremediable. La variante de la Ola permitiría, además, soterrar la estación de Sondika.

El segundo paso sería ya excavar el túnel propiamente dicho por debajo del campo de vuelos del aeropuerto. La caverna tendría cerca de 2,5 kilómetros de longitud y obligaría a perforar a varios metros de profundidad para no interferir con las entrañas del aeropuerto, ya que debajo de las pistas hay una serie de galerías de servicio, con comunicaciones, tuberías e infraestructuras de señalización.

El Plan de Movilidad calcula que harán falta 215 millones de euros, una cifra que es notablemente superior a los 130 que se plantearon hace más de una década. En este presupuesto se incluye también la compra de dos trenes, ya que el Gobierno vasco estima que Euskotren tendrá que aumentar su flota en dos unidades para poder cubrir el futuro servicio. El Ejecutivo autonómico cree que el proyecto será rentable desde el punto de vista ambiental y social. El Plan de Movilidad le otorga un retorno de 779.679 euros al año.