«Llevamos cinco meses sin campo de fútbol», denuncian vecinos de La Ribera de Deusto y Zorrozaurre
Las obras de transformación de la zona obligaron a derribar el parque deportivo en octubre y no se ha habilitado otro
En la explanada de la antigua fábrica Cadenas Vicinay, los chavales de La Ribera de Deusto han improvisado un campo de fútbol: a un lado, la vieja portería que ellos mismos rescataron cuando las excavadoras levantaron el parque en octubre; al otro, un par de árboles. Son un grupo menudo de unos treinta críos de hasta 12 años y llevan cinco meses sin un espacio donde dar patadas al balón.
Las obras para convertir la isla de Zorrozaurre en la nueva zona de expansión de Bilbao está transformando la fisonomía de este barrio de trescientos y pico vecinos que lleva años reclamando «tener voz» en su futuro. El sábado celebraron un colorido carnaval reivindicativo para pedir al Ayuntamiento que habilite una zona de deporte provisional. Vestidos de waterpolistas, esquiadores, futbolistas o saltadores de pértiga, organizaron unas Olimpiadas que no son sino una crítica a la gestión de esta macro obra.
«Teníamos un viejo campo de fútbol y baloncesto, pero lo derribaron hace cinco meses porque en esa zona está proyectada una carretera y ahí seguimos, esperando. Si nuestros hijos quieren echar unas canastas o un partido de fútbol tenemos que coger el coche y llevarlos a Deusto, a San Ignacio, a Zorroza...», se queja Iraide Artetxe Uria, de la Asociación vecinal 'Euskaldunako Zubia'.
Nuevas calles y centros de estudio
Explica que llevan años «soportando las molestias» de unas obras que les son ajenas y que están dejando «irreconocible» la zona. Basta darse un paseo: los nuevos edificios han redibujado el skyline del barrio, en su origen un puñado apretado de casas asomadas a la ría que hoy comparten espacio con los pisos que se venden a 500.000 y 600.000 euros.
Mientras se añaden nuevas calles al trazado y el autobús urbano va modificando el recorrido para cubrir un espacio cada vez mayor, los vecinos advierten que les están quitando lo poco que tenían. «Estamos viendo reducidos los pocos recursos que teníamos. Porque derriban pabellones, levantan nuevos centros de estudio, nuevas calles... pero no son capaces de echar una lámina de cemento y colocar dos canastas y dos porterías», insiste la portavoz del colectivo vecinal.
En el futuro Zorrozaurre habrá espacios de juegos, sí, pero «¿mientras tanto, qué?», se preguntan. «No estamos pidiendo nada nuevo. Solo que nos mantengan el parque que teníamos y que permitía a los pequeños practicar deporte». Por eso, llaman a las autoridades a que «escuchen las demandas de la comunidad. La revitalización de un barrio no puede ni debe hacerse a costa del bienestar de sus habitantes».