«Limpio, plancho y cuido de los mayores como si fueran de mi familia»
Es poco significativo, pero crece el número de hombres que cada vez más buscan abrirse camino en el mundo de las tareas del hogar
A. C.
Lunes, 7 de julio 2025, 01:18
Jorge Sánchez llegó hace seis años a Bizkaia proveniente de El Salvador. «En mi país cuando tienes 30 años y pierdes el trabajo, lo tienes ... muy difícil para encontrar otro», explica a este periódico. Por eso decidió echar tierra de por medio, cruzar el charco y buscarse la vida en otro lugar. En su ciudad natal trabajaba en el sector de la logística y transportando paquetes. Nunca se había desempeñado como empleado del hogar. Al llegar a Bizkaia no le quedó más opción. «He intentado de todo, pero nada, cuesta encontrar un empleo», afirma.
Abierto a «cualquier cosa» encontró un nicho de mercado nuevo al que dedicarse de forma profesional. Reconoce que no es lo más habitual. «Es cierto que también me cuesta porque todavía hay muchas familias que prefieren tener mujeres en casa, lo ven más habitual, pero al fin y al cabo somos iguales», reconoce.
El mes pasado se firmaron en Euskadi 1.172 contratos bajo el epígrafe de 'actividades de los hogares'. Del total, tan solo 71 fueron hombres. Ocupan un porcentaje ínfimo, aunque va creciendo. Hace años era impensable que un hombre se pusiera el delantal fuera de su casa. Sánchez no pone pegas a nada. Se ha dedicado a «cuidados de mayores, limpieza, planchar, lavar...». «Ahora trabajo tres horas al día. Como esto da para poco, estoy buscando más cosas», comenta. Tiene papeles en regla y lo que le gustaría es dejar las casas y poder acceder a una empresa de limpieza. «Hice un curso de carretilla, pero no me ha salido nada de esto», lamenta. «Cualquier trabajo que me salga, lo agarro, lo que sea», admite Sánchez. Ha estado «interno, externo, por horas...».
«Lo hago lo mejor que puedo, pongo ganas, y cuido a los mayores como si fueran de mi familia. Además hay casos en los que pesan mucho y es más fácil para un hombre», afirma.
900 euros por 6 horas al día
Fran Bardales, refugiado político de Perú, tiene 34 años, también busca trabajo. Cuida de su padre que padece párkinson y a la vez plancha, cocina... No le queda otra que hacer las labores del hogar porque su madre, Paula, se dedica de igual forma al servicio del hogar. «Sin papeles de residencia ni contrato trabaja seis horas por 900 euros en una casa», señala.
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