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Uno de los pasillos de la cárcel de Basauri. Fernando Gómez
Lecciones de aislamiento desde la cárcel

Lecciones de aislamiento desde la cárcel

Medio centenar de presos de Basauri envían cartas de ánimo a los mayores de las residencias. «Sois los más vulnerables y los más valientes. Tenéis mucho mérito», les dicen

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Lunes, 4 de mayo 2020, 00:30

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Desde el inicio del confinamiento y para evitar en la medida de lo posible que el coronavirus se cuele en la prisión, los presos de Basauri no reciben las visitas de sus familiares ni tampoco de ONGs. Tan sólo acude durante tres mañanas, y por expreso deseo de la dirección de la prisión, el responsable del servicio de Pastoral Penitenciaria, Jorge Muriel. A través de este trabajador social, la Diócesis de Bilbao les ha facilitado tarjetas de teléfono (los reclusos pueden hacer ahora 15 llamadas de teléfono en lugar de diez), ropa y material deportivo, balones y pelotas de tenis.

Muriel también ha invitado a los reclusos a que entren en comunicación con las personas que están ingresadas en las residencias para que desde su situación de privación de libertad les hablen de su experiencia y animen a los ancianos en el confinamiento. «Uno de los objetivos de este ejercicio es favorecer una visión más amable de las personas privadas de libertad y sensibilizar a la sociedad sobre este colectivo», subraya Muriel. Quiénes mejor que ellos para narrar lo que es vivir encerrados. Para su sorpresa, medio centenar de reclusos se han apuntado a la iniciativa hasta el momento.

EL CORREO ha tenido acceso a algunas de esas sentidas misivas, como la de Josué, que dice: «No puedo ver la calle, pero lo que veo en la tele me parece una de las situaciones más tristes que he vistoen mi vida». «Seguro que al igual que yo echáis de menos las visitas de vuestros familiares y amigos», continúa. «A mí de una forma parecida también me pasa lo mismo, pero solamente lo bonito y emotivo que va a ser el reencuentro, ¿no creéis que merece la pena luchar y aguantar un poco más?». Josué indica que él siempre intenta «sacar algo positivo de situaciones malas. Me he dado cuenta que lo valioso y grande que Dios me ha regalado ha sido mi querida familia», prosigue, antes de enviar «un empujón de ánimo y fuerza» y «mil besos» a residentes y gerocultores.

«Estimados desconocidos»

«Estimados desconocidos», comienza el escrito otro preso llamado Miguel. «Sois los más vulnerables y los más valientes. Unidos podremos con esto y con mucho más», asegura convencido. «Los aplausos de las ocho no sólo son para los enfermeros y la policía, sino que también van dirigidos a vosotros. Que sepáis que os admiramos por vuestra fortaleza», concluye. «Gracias a la buena gente que hay saldremos de esta y volveremos a sonreír», señala otro recluso, Antxon. El mismo que advierte en su misiva, escrita de su puño y letra, como el resto, y en tinta azul, que «aquí dentro no notamos el confinamiento». «Podemos jugar al fútbol, a las palas y a cualquier juego de mesa».

Lo que no le resta tiempo, advierte, para pensar sobre sus circunstancias. «Yo por mi parte -señala- paso mucho tiempo reflexionando para no volver a cometer los mismos errores y poder empezar una nueva vida de nuevo». Antxon da las gracias a las peronas mayores. «Sin vosotros este país no sería así. Tenéis un gran mérito a vuestras espaldas», les brinda, antes de despedirse con un lema de vida: «Siempre hacia adelante, atrás ni para coger impulso». Por su parte, Andoni manda «muchísima fuerza y valentía», la necesaria, dice para recuperar la rutina. «Para que volvamos a vivir normal, que la vida es muy bonita y nos queda mucho por vivir», escribe en mayúsculas desde su aislamiento entre los muros de la prisión.

Juan Carlos, del barrio bilbaíno de San Ignacio, comenta, por su parte, que él también tiene a su madre en una residencia. «La vida es muy bonita para todos, pero dura muy poco», ha redactado. «Arriba esos ánimos, que Dios está con todos». Se despide dibujando una cara alegre y espera que tras leer sus palabras las personas ingresadas en las residencias «durmáis esta noche muy bien», porque «vosotros sois lo mejor».

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