Un kilómetro a ciegas

La organización nacional de ciegos españoles, la ONCE, prepara este sábado en Bilbao uno de sus eventos más simbólicos para socializar su labor y concienciar a los vecinos. La XVI prueba de cascabeles pretende «visibilizar» al colectivo de invidentes, unos 2.000 en Bizkaia, y poner de relieve las dificultades a las que se enfrentan cada día, esos obstáculos que están en la calle y no en la mente. La carrera, que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento, la Diputación, el Gobierno Vasco y la BBK, arrancará a las 12.00 horas en la Gran Vía, entre la plaza Moyua y el cruce con la Alameda de Mazarredo, y tendrá un kilómetro de longitud. La inscripción será gratuita, a partir de las 10.00 horas en la carpa instalada en la línea de meta.

La organización espera que cientos de participantes secunden la convocatoria. Es una prueba en parejas. Personas videntes, cegadas por un antifaz, superarán el trayecto unidas con una cuerda con un pequeño cencerro a otras personas con discapacidades visuales, que suelen ser los guías.

«Cualquiera, independientemente de su edad o condición física, podrá participar, aunque sea caminando», ha expuesto el presidente de la ONCE en Euskadi, Javier Domínguez. El concejal de Acción Social, Iñigo Pombo, ha corrido en todas las ediciones, excepto el año pasado.

«Las primeras veces sentí miedo, porque además, era en Uribitarte, al lado de la ría, y mis acompañantes siempre fueron invidentes, y eso le da un plus de miguilla a la cosa. Se persigue que los vecinos sepan cuál es la situación de las personas con problemas visuales, se pongan en su lugar y también sean conscientes de su esfuerzo y su capacidad de superación. Suplen el sentido de la vista con una entereza envidiable. Es una experiencia bonita, dura, que vale la pena, y además, un kilómetro lo puede hacer todo el mundo sin cansarse», ha animado.

Pombo también ha aclarado que este año, el cascabel de oro, un premio que valora a las organizaciones, empresas e instituciones que tienen en cuenta al colectivo, se entregará tras la carrera a Estudios Durero, una empresa vizcaína que ha desarrollado la metodología didú para el tratamiento y reproducción de imágenes en relieve, para convertir una imagen digital en algo que tenga sentido no sólo para la vista sino también para el tacto, abriendo las puertas del mundo de la imagen a las personas invidentes. Las entidades finalistas fueron la Fundación Bilbao Basket y CEAR Euskadi. Otras que otros años han ganado este galardón son los Bomberos de Bilbao, el área de Urbanismo o la Federación Vasca del Taxi.