Julio Escauriaza, dueño de la marca de moda Fragola, muere en el accidente de moto de Enekuri
Sobrino de Julio Alegría, creador de las tiendas Smith&Smith, tomó el testigo de una de las sagas comerciales más populares de Bizkaia
Julio Escauriaza Alegría es el motorista de 59 años fallecido la noche del sábado al chocar contra una mediana en la bajada de Enekuri. ... La víctima perdió la vida cuando circulaba en la carretera BI-604, a la altura del término municipal de Erandio, en dirección a Asua, sin colisionar con ningún otro vehículo.
Escauriaza era un comerciante de éxito. Explotaba dos tiendas de ropa masculina en Bilbao y el barrio getxotarra de Las Arenas. Era el dueño de Fragola, una empresa que despuntó hace varias décadas como fabricante de una divertida marca de camisas, caracterizada por sus estampados, aunque posteriormente diversificó la producción con colecciones de corbatas, siempre de un aire casual y desenfadado.
Muchos de los clientes que frecuentaban sus tiendas acababan saliendo sujetando sus pantalones con divertidos tirantes, una prenda que intentó popularizar también entre los clientes de menor edad.
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El joven empresario combinó como nadie la venta de prendas de estilo clásico con un aire moderno y lúdico, con sus coloridas calcetines a la cabeza, para no perder el paso de los tiempos. Una moda que evocaba en parte la antigua inspiración british de Bilbao con camisas oxford de vestir y de piqué sin olvidar sus característicos calzoncillos y toda clase de complementos en los que no faltaban sus imprescindibles jerseys de cuello pico de lambswool, herederos de un clasicismo al que dio la vuelta y actualizó hasta poner de moda otra vez.
Julio Escauriaza tomó las riendas del negocio familiar fundado por su madre y su tío, el popular Julio Alegría, uno de los comerciantes más populares y relevantes de Bizkaia, ya jubilado. Su «ahijado», con establecimientos en la bilbaína calle de Gregorio de la Revilla y en Urquijo de Getxo, heredó el olfato comercial de sus familiares. Prolongó el legado en una ciudad con cada vez más franquicias y menos negocios locales. Sostuvo el emblema de Fragola, que en sus mejores tiempos llegó en tener en funcionamiento varias tiendas con el mismo nombre. Ahora funcionaba la situada junto a Bodega Indautxu.
Supo mantener el buen hacer de una de las sagas comerciales, sin duda, más influyentes del territorio. En las redes sociales presumía de seguir apostando por ofrecer a los clientes «un producto de la máxima calidad hecho en España» y ofertar una «amplia variedad de diseños». Abanderó un estilo ecléctico en el que lo mismo cabían las famosas tebas, chaquetas creadas originalmente para el campo, que cinturones étnicos.
Siempre al tanto de las últimas novedades, Escauriaza mantuvo el apego a la estética bilbaína con la venta de prendas tradicionales como las parkas y chalecos, pero sin dejar de cuidar las prendas que, por ejemplo, no necesitaban de plancha.
Fragola, fresa en italiano, convirtió en los 90 su logo en uno de los más famosos de su momento con el dibujo de una fresa reconvertida en la letra 'o
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