Julio Alegría: «La tienda era un hijo más para nosotros»
El propietario de la histórica tienda de Bilbao 'Smith&Smith' cierra «porque del nombre no se puede vivir»
Smith&Smith ofrecía ayer una imagen radicalmente distinta a la que se espera de un comercio que acaba de anunciar su cierre. En vez de imaginárselos de brazos cruzados, los dueños -Julio Alegría y Mariapi Alza-, sus hijas -Carla y Alejandra- y las empleadas -Maribel y Ana- no pararon de empaquetar pedidos. Hasta el 31 de enero, que echarán el cierre definitivo, practican descuentos del 30%. Fue tal el ajetreo de clientes que revivieron momentos muy parecidos a los que les convirtieron en un referente de la moda masculina en Bizkaia.
Smith&Smith abrió sus puertas en 1971 y el negocio fue sobre ruedas varias décadas. Vendió todo lo que quiso. Prendas que no se encontraban en ningún otro sitio. De ello se encargaba Julio, «el jefe». Se «pateaba» las calles de Londres, especialmente, y París y mostró soltura empresarial al alcanzar acuerdos con importantes marcas italianas como Brooksfield- en 1993 llegó a hacer en Bilbao la presentación de su colección a nivel mundial- o Armani. «Peinaba las ciudades y traía lo más moderno que había en ese momento. ¿Por ejemplo? Telas de terciopelo de aguas», explica.
Si había que irse a Bali, allí que se iba la familia Alegría para comprar pareos, o a la isla brasileña de Itaparica, donde le enseñaron a hacer pañuelos de seda. «La cuestión era tener algo distinto», subraya. Como la idea de vender pantalones «sin el bajo hecho» para que el cliente tomase la última decisión o «gemelos de gomas» que vio hacer a un hippie en la capital británica. «Existirían, pero entonces no se vendían en España», aclara. Le compró «dos o tres» y luego «me inflé» a vender este tipo de accesorios.
«Éramos muy ingleses»
El empresario vizcaíno arrancó con un nombre que rompió moldes. «Pero es que en esa época en Bilbao éramos muy ingleses», se justifica. «No iba a poner Gorrotxategi&Gorrotxategi o Garitaonaindia&Garitaonaindia. Eran nombres demasiado largos. En el colegio me llamaban 'Smity' y había una película de vaqueros -'Smith el silencioso'- que me encantaba», recuerda.
En realidad, a Julio siempre le ha gustado salirse «un poco del tiesto». Hasta pensó en bautizar su negocio con el nombre de 'El hortera distinguido'. Le parecía «cojonudo», pero desistió al pensar que ya las había tenido bien tiesas con su padre, al que nunca le hizo demasiada gracia la idea de su hijo de abrir una tienda de moda. «Me dijo si estábamos locos cuando medio convencí a mi madre para sacar una colección de polos, tipo Lacoste, pero en vez de con la figura de un cocodrilo, con el logotipo de un caballito de mar».
Aquella idea no cuajó, pero sí la apertura en 1968 de 'Love', una tienda de ropa femenina e infantil, situada a escasos metros de donde ha hecho historia comercial. Nunca se ha movido de Telesforo Aranzadi, salvo para impulsar otro establecimiento en Las Arenas. Desavenencias con su socio le llevaron a emprender una carrera en solitario que concluirá en dos meses.
Durante este tiempo ha lanzado perfumes con el nombre de la tienda, que tiene como anagrama un dragón galés y un bulldog, y hasta relojes. Pero el tiempo se le comenzó a parar a Smith&Smith con el empuje de la moda 'low cost'. «No digo que fuésemos baratos, pero las cosas tienen que valer lo que valen», razona. Además de pena, el clan familiar siente rabia por la decisión tomada «hace menos de un mes. Yo era el más reacio al cierre, porque Smith&Smith es como un hijo, pero es imposible sobrevivir. Al final ya no ganábamos dinero. Del nombre no se vive», admite Julio.
«Ha sido un cúmulo de muchas cosas. La ventas eran muy complicadas, el futuro es muy incierto y el jefe está como está», confiesa Carla. «Había que realizar una inversión muy, muy potente cada temporada. Al final, sumas, sumas, sumas... Es horrible, pero no quedaba otra », subraya Alejandra. «Si para mi padre la tienda era su hijo, nosotras hemos crecido aquí. Toda la vida metidas en el comercio. Siempre hemos venido a ayudar», coinciden.
Sin embargo, defienden que hay que saber «irse bien» y que cuando ha habido que tomar la decisión, «se ha tomado con todas las consecuencias. Tal como llegamos, nos tenemos que ir, no podíamos cerrar sin avisar», incide Carla, mientras recuerda que «el actual Rey y los lehendakaris Ardanza y Urkullu tienen prendas nuestras». «Hemos sido un referente», se congratula toda la familia.