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El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, exhibe su fortaleza durante una reunión.
Los votos se ganan con sudor

Los votos se ganan con sudor

La entrada en la campaña electoral norteamericana de la neumonía de Hillary Clinton revela que el aspecto deportivo de los candidatos es tan importante como su conocimiento de idiomas o la capacidad de gestión

óscar b. de otálora

Miércoles, 14 de septiembre 2016, 18:51

El líder más admirado por muchos políticos de Occidente es Winston Churchill. Sin embargo, su imagen es exactamente la contraria a la que hoy buscan conseguir los candidatos, en todo tipo de elecciones. Churchill era bebedor, fumador, obeso y poco amigo de levantarse de una silla. Hoy en día, quienes esperan conseguir un cargo en una urna deben ser saludables, deportistas y el tabaco es letal...pero en especial para su imagen. El caso de la neumonía de Hillary Clinton, una enfermedad que ha entrado de lleno en la campaña electoral norteamericana, revela la cada vez mayor importancia del deporte o la vida sana como un signo que debe caracterizar a un aspirante. La candidata demócrata, que el pasado domingo tuvo que abandonar el homenaje a las víctimas del 11-S por un desmayo, ha tenido incluso que pedir disculpas por no haber comunicado con anterioridad al público que sufría ese achaque . En Europa sería inaudito.

No obstante, la obsesión política de Estados Unidos con la salud es extrema. En el país, el estado físico de los candidatos puede tener tanta importancia como sus competencias en la gestión o sus principios. Para el experto en comunicación política Antoni Gutiérrez-Rubí, esta obsesión se debe a tres factores: «Históricamente, la salud ha sido un tema que han tratado los medios de comunicación y, ya que a veces se ha ocultado, con lo se ha convertido en un asunto mediático más pujante. Además, en Estados Unidos el presidente es el comandante en jefe, lo que supone que tiene que mostrar que es capaz de dirigir a los militares. Puede ser mayor, pero tiene que dejar claro que no está enfermo», explica Gutiérrez-Rubi. La tercera cuestión que ha puesto la neumonía de Hillary Clinton en las portadas de todo el mundo es más táctica. «Su rival, Donald Trump, con un discurso machista y misógino, ha insinuado que está enferma y que es demasiado mayor y por ello no puede ser la comandante en jefe. Y eso está afectando a la campaña», afirma el experto.

Siempre que se habla de comunicación política hay que citar a John F. Kennedy en algún momento. En el caso de la obsesión por la salud, él fue el primero en cultivar el aspecto de deportista bronceado cuyos ecos aún perduran. «Fue el primero en usar la televisión y quien convirtió el sello del deporte en algo que tienen que llevar todos los aspirantes. Comenzó en Estados Unidos pero hoy en día afecta ya a Europa», asegura el consultor de comunicación Miguel Ángel Rodríguez Caveda. Paradójicamente, la obsesión de Kennedy sólo era una máscara tras la que ocultar su decrépito estado de salud, ya que en ocasiones no conseguía mantenerse en pie por sus lesiones de espalda y necesitaba de constantes cócteles de medicinas y estimulantes para presentarse en público.

Vida privada

Desde Kennedy, el culto del político a una imagen saludable y deportista se ha convertido en una característica de todas las campañas. En el caso de Europa, su influencia ha sido progresiva y renuente, «ya que en el Viejo Continente la vida privada de los candidatos se considera algo que debe preservarse y estas cuestiones se mantiene todavía al margen», asegura Gutiérrez-Rubí. Pero reconoce que cada vez son más los líderes occidentales que copian el modelo americano. «El objetivo es evidente. Tener un buen aspecto físico revela que esa persona se preocupa por su cuerpo. Y si es capaz de cuidarse, puede cuidar a los demás. Los ciudadanos queremos estar orgullosos de quienes nos representan, y nos sentiríamos frustrados si fuera alguien de aspecto abandonado», agrega el experto en comunicación.

En ese contexto, la práctica del deporte se ha convertido en un requisito que parece obligatorio para ejercer el liderazgo. El paradigma más reciente es el primer ministro canadiense Justin Trudeau, quien se ha fotografiado en exhibiciones de fuerza, subiendo a un ring para boxear o relajándose en una sesión de yoga. «En su caso es casi una necesidad», explica Gutiérrez Rubí. «En Canadá existe una diversidad cultural y social que con esa imagen de juventud y mente abierta se puede ver reflejada, al aparecer como alguien dinámico y por lo tanto no anquilosado». La lista de dirigentes que desean ofrecer esa pose de poder físico está llena de iconos: Putin y sus torsos descubiertos; Obama y sus flexiones de brazo en los mítines y sus partidos de baloncesto; George Bush o Bill Clinton practicando el running en Camp David; Nicolas Sarkozy intentando ganar en el sprint a sus escoltas....

En ese contexto, una de las excepciones es la de Chris Christie, el gobernador de New Jersey y eterno candidato a ser el aspirante republicano a la Casa Blanca, ocasión que le puede llegar si Trump se estrella. Probablemente, Christie es uno de los pocos políticos que ha acaparado portadas por su obesidad. «Pero en este caso, las circunstancias son especiales», afirma Miguel Angel Rodríguez. «Hay que verle en directo para entender su carisma y su control sobre las claves mediáticas. Es un monstruo de la comunicación y por eso su imagen no le supone un handicap». Su caso, en cierta forma, se asemeja al del Helmut Kohl, un estadista que consiguió mantenerse en el poder durante décadas y llevó a cabo gestas como la reunificación de Alemania. En los años 90, Kohl, rotundamente obeso, no tenía problemas en fotografiarse con una cerveza en la mano. «Son personas que tienen tanto carisma y transmiten tanta autoridad que no necesitan recurrir a otros subterfugios para mejorar su imagen», asegura Rodríguez.

El concepto 'slim'

No obstante, esta obsesión por el deporte tiene límites. El objetivo final es el término americano 'slim', que implica una delgadez que procede de saber cuidarse y no de una enfermedad. «Los votantes no quieren a alguien que solo piensen en el deporte sino a una persona que es sana. Si alguien es carne de gimnasio no habrá podido tener tiempo para dedicarse a otras cosas más importantes», explica Miguel Ángel Rodríguez. Para este consultor, además, se trata de ofrecer un aspecto agradable, casi seductor. «En España, el paradigma sería Ciudadanos, cuyos líderes siempre tienen ese plus de la imagen, sean hombres o mujeres».

La salud manda. «Ese aspecto de alguien que se cuida no es necesario cultivarlo de forma obsesiva. Dirigentes europeos como la primer ministra británica Theresa May, la canciller Ángel Merkel o Mariano Rajoy practican la marcha, algo tan saludable o más que otro tipo de deportes», reflexiona Antoni Gutiérrez-Rubí. «Lo que transmiten es un modo de vida en el que se tiene en cuenta que es necesario cuidarse. El objetivo final es mostrar la confianza que se puede tener en alguien que se comporta con una actitud sana en su vida diaria», señala. La pregunta, sin duda, es saber cuánto tiempo tardará Hillary Clinton en fotografiarse haciendo deporte.

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