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Hillary Clinton.
Hillary Clinton encara los primeros obstáculos a su 'coronación'

Hillary Clinton encara los primeros obstáculos a su 'coronación'

El tirón de Donald Trump en el bando republicano, el ascenso del socialista Bernie Sanders y los rumores sobre una candidatura del vicepresidente Joe Biden obligan a la ex secretaria de Estado a replantearse su estrategia

Óscar Bellot

Sábado, 22 de agosto 2015, 08:16

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El horizonte de Hillary Clinton aparecía despejado cuando el pasado 12 de abril anunciaba su intención de pelear por la candidatura demócrata a la Casa Blanca. Espoleada por unos elevados índices de popularidad ganados durante sus años al frente de la diplomacia estadounidense y con millones de dólares en las arcas de sus grupos de apoyo, la que fuera primera dama de Estados Unidos elegía las redes sociales para presentarse como la "campeona" que necesitan los "americanos de a pie" en un vídeo en el que subrayaba su propósito de "dar a cada familia, cada pequeño negocio y cada estadounidense un camino hacia la prosperidad duradera. El Partido Demócrata cerraba filas con la, de nuevo, candidata inevitable. Horas antes había recibido la bendición pública de quien truncase su sueño presidencial en 2008. Barack Obama la describía como "una gran secretaria de Estado" y su "amiga", manifestando su opinión de que podría ser "una excelente presidenta". Y su sucesor en el Departamento de Estado, John Kerry, elogiaba el "trabajo formidable" que había realizado para reconstruir los lazos con el mundo "que fueron hechos pedazos en los años anteriores". Confirmado lo que era un secreto a voces desde meses atrás, ponía rumbo hacia Iowa, escenario de los primeros y decisivos 'caucus' de 2016, en una caravana. Un gesto con el que pretendía simbolizar su cambio de estrategia respecto a la batalla librada en 2008. El objetivo era aproximarse al ciudadano de a pie y poner distancia con la arrogancia que, de acuerdo con varios analistas, cercenó sus opciones por aquel entonces. Cuatro meses después, el viento sigue soplando a su favor, pero atisba ya los primeros nubarrones en lo que hasta ahora era un cielo impoluto sobre su cabeza.

Varios son los factores que han hecho sonar las alarmas en los cuarteles de la campaña de Clinton. En primer lugar, la irrupción de Donald Trump en el bando republicano. El magnate ha logrado galvanizar a las bases del alicaído 'Grand Old Party' a base de andanadas contra los inmigrantes latinos, las mujeres y cuanto salga a su paso. Las diatribas del multimillonario han puesto en jaque a sus adversarios por la candidatura republicana y le han colocado con una clara ventaja sobre figuras que teóricamente gozaban de mucho mayor predicamento como Jeb Bush o Scott Walker. Los demócratas se frotaban las manos ante la convulsión que sacudía a sus oponentes e incluso hubo quienes especularon con que Trump no era sino un 'caballo de Troya' enviado por el expresidente Bill Clinton para asegurar la vuelta del matrimonio al 1600 de Pennsylvania Avenue. Pero la sonrisa se ha tornado en inquietud ante la última encuesta de la CNN que recorta la ventaja de Clinton sobre Trump a seis puntos en una hipotética contienda entre ambos. Son diez puntos menos que en julio y 18 menos que en junio.

Ahora bien, Trump no es el único que amenaza a Hillary Clinton. La exsenadora por Nueva York comienza a mirar por el retrovisor a un enemigo en su propio lado del asfalto. Bernie Sanders, senador por Vermont y único socialista confeso de la Cámara alta, ha convertido lo que parecía una quimera en algo con cierta factibilidad: que Clinton deba fajarse duro para lograr salir ungida como candidata en la convención que los demócratas celebrarán en Filadelfia a finales de julio del próximo año. Rodeado de una corte de fieles que aplauden su lucha sin cuartel contra los excesos del capitalismo, el veterano político acumula actos multitudinarios, en tanto Clinton opta por reuniones más 'familiares'. La asistencia a sus mítines trae ecos de las masas enfervorizadas que arropaban a Obama en 2008. Y los decibelios desencadenados por sus planes en materia educativa y sus críticas al aumento de la desigualdad alcanzan cotas similares a las registradas cuando Obama entonaba el "Yes, we can".

La campaña de Sanders cobija al ala más izquierdista del Partido Demócrata, la misma que hubiese deseado ver a Elizabeth Warren disputándole la nominación a Hillary Clinton. Pero la senadora por Massachusetts no se decidió a dar el paso cuando muchos le animaban a hacerlo y dejó el camino despejado a este progresista que ha logrado recaudar millones pese a haberse significado como enemigo del 'gran capital'. Rodeado de un equipo que también ha recogido el testigo de los 'chicos de Obama' en cuanto a dominio de las modernas técnicas de comunicación política, este judío nacido en Nueva York que forjó su educación en Chicago para afincarse finalmente en el pequeño estado de Vermont se ha colocado a 18 puntos de Clinton en el último sondeo de la CNN. Una distancia considerable pero mucho menor que los 28 que los separaban en julio.

La sombra de un viejo aliado

Y aún planea la sombra de una eventual candidatura de Joe Biden que podría revolucionar la carrera demócrata. El vicepresidente, viejo aliado de Bill Clinton y compañero de gabinete de Hillary en el primer mandato de Obama, mantiene el silencio mientras arrecian las especulaciones sobre su futuro. Antiguos consejeros suyos se han pasado en los últimos meses al bando de Clinton mientras Biden escoltaba a Obama en comparecencias para dar cuenta de pasos "históricos" como el restablecimiento de relaciones con Cuba o el acuerdo nuclear con Irán. Pero recientes encuestas le sitúan como un mejor candidato que Clinton en estados clave como Ohio, Pensilvania o Florida en caso de que el nominado por los republicanos fuese Donald Trump.

Biden se sitúa aún a 33 puntos de Clinton en la última encuesta de la CNN y a 37,3 en el promedio de los sondeos efectuados a fecha de 19 de agosto por la web Real Clear Politics, ocho puntos menos que un mes antes. Una reducción motivada casi exclusivamente por el descenso en el número de simpatizantes de la ex secretaria de Estado.

Cotización a la baja

Clinton cotiza a la baja. Sus niveles de aceptación son los más reducidos desde 2001. Y la principal razón radica en las dudas sembradas en torno al uso que hizo de su correo electrónico privado para abordar asuntos de trabajo durante su época en el Departamento de Estado. Unas sombras que la demócrata tratará de despejar el próximo 22 de octubre, fecha en la que comparecerá ante el Congreso para dar cuenta tanto de este asunto como de su gestión del atentado contra el Consulado estadounidense en Bengasi (Libia) que le costó la vida al embajador Christopher Stevens el 11 de septiembre de 2011.

La situación ha llegado a un punto en el que algunos analistas deslizan ya una pregunta que meses atrás se antojaba impensable. ¿Es posible que Hillary Clinton no sea la candidata demócrata? La respuesta, por el momento, sigue siendo que difícilmente no. El escenario es completamente diferente al que se dio en 2008. Las bases demócratas recelaban por entonces mucho más de ella que ahora. Y Clinton hubo de enfrentarse a un fenómeno difícilmente repetible, la irrupción de una estrella en la arena política como Obama en momentos en que el pueblo demandaba un cambio. A sus casi 74 años, Bernie Sanders no parece el más apropiado para galvanizar a los jóvenes, por mucho que el mensaje que lanza case bien con sus demandas. Y Joe Biden arrastra el estigma de político calculador tanto como Clinton, además de una bien ganada fama de 'metepatas'. Por si esto fuera poco, está el dinero. Solo en los tres primeros meses de su campaña, la esposa de Bill Clinton logró recaudar 45 millones de dólares. Las arcas de Sanders apenas llegan a un tercio de esa cifra. Biden llegaría tarde, en caso de presentarse al 'convite', pero su condición de vicepresidente le proporcionaría buenos 'cubiertos'.

Claro que si Sanders diese la campanada en las primarias de New Hampshire, como apunta la última encuesta del 'Boston Herald', todo podría cambiar. Para eso restan más de cuatro meses. Antes, Clinton deberá sortear los seis debates programados por el Comité Nacional Demócrata y un mucho más incómodo enfrentamiento con los legisladores republicanos en octubre, únicos obstáculos previsibles hasta entonces en un proceso de coronación que se ha tornado más incómodo en las últimas semanas. ¿Romperá por fin Hillary Clinton el último 'techo de cristal'?

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