FCC inicia los trámites para ampliar un 41% la capacidad de su vertedero de Lemoa
Es el primer proyecto empresarial para acoger más residuos industriales que se pone sobre la mesa tras el desastre de Zaldibar
FCC Ámbito ha iniciado los trámites administrativos para intentar ampliar su vertedero de residuos industriales no peligrosos de Lemoa, ubicado en el barrio de Bistibieta. ... La empresa con sede en Barcelona quiere extender sus instalaciones y aumentar un 41% el volumen de su vaso para almacenar desechos. En concreto, el plan prevé incrementar su capacidad en 587.427 metros cúbicos. La infraestructura cuenta actualmente con autorización para almacenar 1,43 millones de metros cúbicos (un máximo de 2,36 millones de toneladas), un límite que se alcanzará posiblemente a finales del año que viene, según las fuentes consultadas por EL CORREO. Es decir, la vida útil del vaso de vertido está tocando a su fin y sus promotores quieren prolongarla con este proyecto, que ocuparía terrenos de la propia compañía.
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AL DETALLE
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587.427 metros cúbicos es la capacidad que el vertedero de Bistibieta quiere ampliar. Las instalaciones tenían en origen un volumen de 1,43 millones de metros cúbicos.
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A punto de colmatarse Los promotores de la iniciativa de ampliación recuerdan que el actual vertedero está cerca del fin de su vida útil, que podría llegar a finales del año que viene.
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2,2 millones de toneladas de desechos industriales se generaron en Euskadi en 2019. El nuevo plan del Gobierno vasco aspira a que menos del 15% de estos residuos acaben en vertederos.
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Quejas por los olores El vertedero de Lemoa ha sido objeto de críticas y denuncias vecinales recurrentes por los olores que genera. Tanto el pleno de Lemoa como el de Amorebieta se han pronunciado, en más de una ocasión, exigiendo un mayor control de la actividad.
Se trata de la primera iniciativa empresarial de nuevo impulso que se pone sobre la mesa para almacenar desechos industriales tras el desastre de Zaldibar. El colapso del vertedero de la localidad del Duranguesado causó un terrible impacto en la sociedad vasca. Fue una tragedia medioambiental y, sobre todo, humana. Catorce meses después del desplome, que acabó con la vida del trabajador Alberto Sololuze, aún se busca el cuerpo de su compañero Joaquín Beltrán.
A finales de enero, el Gobierno vasco dio a conocer su plan para la gestión de residuos hasta 2030. En este documento se advertía de que no se permitirá la apertura de nuevos proyectos y que la prioridad pasa por reducir considerablemente el volumen de materiales que no son reciclados o recuperados. Por el contrario, la patronal que defiende los intereses empresariales de este tipo de instalaciones privadas (Aclima) sostiene que Euskadi tiene carencias muy importantes en este ámbito y cifra en cerca de un millón las toneladas de residuos producidas en el País Vasco que no tienen destino dentro del territorio cada año. En 2019, la comunidad autónoma generó 2,2 millones de toneladas de desechos no urbanos.
Rechazo del Gobierno vasco
Una eventual ampliación de la instalación de Lemoa «no entra en los planes del Gobierno vasco». Así lo aseguraron ayer fuentes del Departamento de Medio Ambiente tras ser consultadas sobre esta iniciativa. «Ya lo dijo la consejera, Arantxa Tapia, cuando presentó el plan de residuos; hizo especial hincapié en que no habría nuevos vertederos», apuntaron. ¿Y una ampliación de los existentes? «Tampoco está en nuestra hoja de ruta», añadieron.
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Por el momento, FCC ha solicitado al Ayuntamiento una serie de cambios urbanísticos de necesaria aprobación. También se ha presentado en Lakua una consulta que lleva aparejado un estudio de impacto ambiental que avala el plan, que se quiere ejecutar en cinco fases. FCC alude al déficit de vertederos y pone el foco sobre el hecho de que, según su planteamiento, es «mejor alternativa ampliar una instalación ya existente, con una trayectoria de gestión contrastada, que buscar nuevos emplazamientos».
¿Qué tipo de residuos albergaría la ampliación pretendida? En el estudio se habla de materiales no peligrosos, como los que ya se depositan en el actual vaso de Bistibieta. Pero hay que tener en cuenta también que en este epígrafe se incluyen desechos tóxicos que han sido inertizados o neutralizados y ya no están en su estado original, cuando resultaban altamente contaminantes. Uno de los problemas de Zaldibar es que el accidente hizo que se removiera buena parte de la masa de vertido, mezclando y alterando la situación y composición de agentes como el amianto.
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