Iñaki y Alex, protagonistas de la última y primera boda del año de Bizkaia: «Hemos liado un macro cotillón familiar»

Iñaki Sastre y Alex Martín, de 37 y 36 años, se conocieron en el Casco Viejo de Bilbao hace casi una década. Por aquel entonces Iñaki tenía pareja, pero un tiempo después la vida dio una segunda oportunidad a su amor. Su historia arrancó en 2015 y nueve años más tarde, el 24 de junio de 2024, fue el propio Iñaki quien en la boda de una amiga hincó rodilla para pedirle matrimonio a Alex. «¡Unos marianitos te vuelven loca la cabeza!», cuenta entre risas.

Esta pasada Nochevieja, apenas seis meses después de su compromiso, han sido ellos los grandes protagonistas. La pareja se dio el 'sí, quiero' ayer por la tarde en el alto de Kobetas ante la mirada y emoción de más de 125 invitados. Con una fiesta que se alargó durante horas y que fue organizada por Bexclusive Event, Iñaki y Alex se convirtieron así en los últimos novios en casarse del 2024 y los primeros en formar matrimonio del 2025 de Bizkaia. «Somos algo frikis de la Navidad. Teníamos dudas de si casarnos en Santo Tomás o venirnos arriba y liar un macro cotillón familiar. Y, ¡nos tiramos a la piscina! Gracias a María Beldarrain (la dueña de Etxekobe, el lugar de eventos donde han celebrado la boda) ha sido posible».

Con el anillo de casados al dedo, la pareja reconoce que jamás olvidarán «los abrazos, el paseillo de nuestras madres y las risas sin descanso». Tampoco podrán borrar de su mente «la ilusión y nervios de cada uno de los invitados». «Sin duda volveríamos a casarnos en Nochevieja, creo que hay gente que espera que esto se repita cada año», explica a EL CORREO Iñaki.

La espectacular boda, impregnada de brillo y color, arrancó a las cinco de la tarde en una espectacular plataforma de cristal con vistas a la ciudad. «Ver el atardecer fue increíble», relatan. Anécdotas hubo, y muchas. Por ejemplo cuando protagonizaron el que ellos consideran «el peor corte de tarta de la historia». «Alex acabó clavando el plato para cortarlo, aunque tenía una espada al lado», se ríen.

Pero como en toda Nochevieja, el instante más divertido y esperado de la velada fue cuando el reloj marcó las doce y tocó comerse las uvas. Después de jugar a un bingo musical donde «el espíritu de Anne Igartiburu y Ana Obregón recorrió el salón», la pareja repartió las brochetas de uvas que tenía preparadas para los invitados. «¡Fue un estrés! Acabamos casi corriendo porque con tantas cosas no nos daba tiempo, pero sin duda fueron mágicas. Hubo casi algún atragantamiento porque creo que compramos las más grandes que había. Eso sí, llegamos al 2025 con toda la buena energía que había».

La pareja tenía todo listo para dar la bienvenida al Año Nuevo, y a un amor que esperan que sea eterno. Apostaron por tonos dorados en su decoración con el propósito de hacer brillar aún más su noche, organizaron un show de neon para la fiesta final en el que no faltaron los disfraces, las pulseras o los chupitos. «Ya dijimos que iba a ser un no parar».

¿Y después de las uvas? Mucha fiesta, luces, neón y... «churros con chocolate» antes de volver a casa. «Estamos muy contentos. Ha sido el mundo al revés. Normalmente siempre faltan muchos invitados, pero que va. A dos semanas de la fecha pasamos de 110 a 125».

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