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manuela díaz
Martes, 30 de abril 2019, 00:28
Janire se ha encontrado en más de una situación «incómoda» por la actitud machista y violenta de los hombres. Regenta un establecimiento hostelero y ... los días que le toca el cierre ha llegado a sentir miedo. Como aquella vez que un hombre, al que no había visto nunca en el bar, se quedó sentado en la barra y siguiéndola con mirada lasciva mientras recogía las últimas mesas. No había nadie más. En ese momento le habría gustado contar con apoyo, sentirse arropada y acompañada. Es por ello que no se lo pensó dos veces en acogerse a esta última iniciativa de protección que ha puesto en marcha el área municipal de Igualdad de Durango, pionero en la lucha contra la violencia hacia las mujeres en Euskadi. Esta aplicación externa, del tamaño un poco mayor que una moneda de un euro, alerta, al presionarse, a la Policía Municipal de que una mujer está en riesgo y envía su geolocalización.
A sus 25 años no se considera «ni más ni menos miedosa» que el resto de jóvenes. Pese a ser una mujer emprendedora, que se ha lanzado al mercado laboral poniendo en marcha su propio negocio, reconoce que en la barra las agresiones sexistas son más frecuentes de lo que deberían. «Hay personas de mal beber y agresivas que nos hacen sentir inseguras incluso cuando hay gente en el bar», afirma. La situación empeora cuando está sola en la barra. La joven asegura que, «con dos copas de más, algunos hombres se creen con derecho a acosar a las camareras y no se paran a pensar en lo incómodo y violento que resulta para las mujeres».
Esa sensación se traslada a la calle una vez echado el cierre, entre la una y tres de la madrugada. Durante el trayecto al coche, admite que suele ir hablando por teléfono para sentirse acompañada. «En los pasos subterráneos y zonas oscuras lo paso mal, pero por desgracia es algo que sentimos la mayoría de mujeres, y si te cruzas con algún hombre que te dice algo, te sientes insegura», afirma. La sensación de que con solo pulsar un botón se activa un geolocalizador y la Policía Municipal acude al instante la ha hecho sentir más segura. «Lo suelo llevar en la mano cuando voy sola, es como una púa de guitarra, y ya no tengo que llamar a mi chico o a mi madre a las tres de la mañana».
Este botón pionero en Euskadi, nace como «un accesorio para empoderar a las mujeres en sus rutinas diarias», explica la responsable del área de Igualdad, Pilar Ríos. Desde su puesta en marcha a primeros de año ha sido entregado a más de una veintena de mujeres que lo han solicitado.«Entre las que se han mostrado más interesadas hay, sobre todo, hosteleras, trabajadoras a turnos y deportistas». El plazo para solicitarlo sigue abierto.
Esta iniciativa surgió ante la denuncia de acoso por parte de mujeres deportistas hace un año con la presencia de un exhibicionista. Se trata de un complemento que puede llevarse colgado de una pulsera o como medalla, y que completa la aplicación para móviles AgreSTOP EraSTOP.
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