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Los pasajeros del vuelo de Málaga llegan a Loiu.

«Nos tuvieron todo el día con sólo un sándwich y una botella de agua»

Los pasajeros del vuelo de Málaga que fue desviado por el viento tardaron 15 horas en llegar a Loiu. «Hubo mucho miedo, pero lo peor vino después», aseguran

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Lunes, 12 de marzo 2018, 13:26

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A las doce menos cuarto de la noche de este domingo, dos autobuses blancos hicieron aparición en el aeropuerto de Bilbao. A esa hora, 'La Paloma' se aprestaba a echar el cierre. Ya no había ninguna salida prevista y sólo faltaba por llegar un vuelo retrasado. De los autocares bajaron un centenar de personas que habían vivido toda una odisea para regresar a casa. Estaban exhaustas. La mayoría eran jubilados del Imserso que habían partido de sus hoteles, en la costa de Málaga, a las seis de la madrugada. «No olvidaremos este viaje», decía uno de ellos. Primero pasaron miedo, porque las rachas huracanadas de la tormenta 'Félix' zarandearon de manera violenta el avión con el que iban a aterrizar en Loiu, dejando escenas que rozaron el pánico a bordo. Y, después, se indignaron porque el aparato tuvo que desviarse a Barcelona y desde allí fueron conducidos por carretera a Bizkaia, «con sólo un sándwich y una botella de agua para todo el día». Desde Vueling «lamentan lo ocurrido» y no haber podido evitar el desvío por deberse a un «problema meteorológico».

En total, desde Málaga, los pasajeros tardaron 15 horas en volver a Bilbao. «Una paliza y una vergüenza el trato que nos ha dispensado la compañía», se quejaban. «Hubiéramos llegado antes y más tranquilos en coche». El vuelo VY2608 de Vueling, con unos 170 pasajeros, partió con normalidad poco de después de las nueve y media de la mañana desde la Costa del Sol. «En la cabina había buen ambiente, tras haber pasado unos días de descanso», cuenta Montse, una baracaldesa de 69 años. Ella viajaba con su marido, José, de 68. Pero todo se vino abajo sobre las 10.27 horas. El piloto intentó tomar tierra en la pista del Txorierri pero la característica turbulencia de Loiu en días con viento sur le disuadió de hacerlo.

Como se ve en el vídeo, el aparato se va ladeando, a medida que desciende, y, cuando está cerca de tocar el asfalto, el comandante decide frustrar el aterrizaje, pega un respingo y pone pies en polvorosa, rumbo a Barcelona, un destino seguro este domingo.Bilbao sufrió una decena de cancelaciones y desvíos por la mala meteorología. «Recuerdo que en la cola del avión iban unas señoras dándose aire y decían que no lo íbamos a contar», cuenta Montse. «Yo no pase miedo, porque he volado mucho a lo largo de mi vida, pero la gente iba muy tensa. La verdad es que lo hemos pasado mal. Se movía mucho», reconocía José, que durante muchos años trabajó montando subestaciones eléctricas por todo el mundo.

Sin embargo, en opinión de este matrimonio baracaldés, lo peor estaba aún por llegar. «Una cosa es pasar miedo y otra, que te tomen el pelo, a nuestra edad». Sobre las once y cuarto la aeronave aterrizó en Barcelona y «allí se nos hizo eterna la espera porque no nos daban información». En principio, todo el mundo esperaba ser recolocado en otros vuelos para poder volver a casa lo antes posible. «Era lo razonable». Sin embargo, la aerolínea catalana les ofreció viajar en autobús. «No nos lo podíamos creer».

Los pasajeros del vuelo, tras llegar a Loiu en autobús.
Los pasajeros del vuelo, tras llegar a Loiu en autobús.

El caso es que tuvieron que recoger las maletas y cargar con ellas por el aeropuerto «otras dos largas horas», hasta que el convoy por carretera se organizó. «Nos llevaron a un pequeño restaurante y nos dejaron coger un sándwich y una botella de agua pequeña. Eso fue lo único que nos dieron para todo el día». Sobre las cuatro de la tarde, los dos autocares partieron hacia Bilbao.

El plan entonces era atravesar la península de este a oeste, después de haberlo hecho de sur a norte y de oeste a este con el avión. En los autobuses no viajaban los 170. Varias decenas de clientes habían optado por buscarse la vida por su cuenta. La expedición comenzó a quemar kilómetros. «Lo que es vergonzoso también es que, sabiendo que había muchos jubilados, no pusieran un autobús con baño». Los autocares hicieron parada un poco antes de Zaragoza para que los sufridos pasajeros aliviaran sus necesidades.

Ya no hubo más paréntesis hasta que los dos autocares blancos entraron un aeropuerto de Loiu que ya echaba la persiana. Habían pasado 15 horas desde el embarque en Málaga. En 'La Paloma' se dieron cita muchísimos familiares, alarmados por las imágenes del vídeo y por la tardanza. Hubo abrazos y mucha «rabia».

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