Homenaje a los gudaris en el monte Saibigain: «Sigo teniendo esa sensación de dolor tres generaciones después»

La lluvia y la niebla han estado presentes en el homenaje, 85 años después, a los gudaris que perdieron la vida luchando contra las tropas franquistas. Aquel 14 de abril de 1937 también llovió, todo un guiño a los soldados que lucharon hasta el final. Un equipo de representación ha posado ataviado con trajes de la época, varios milicianos y tres enfermeras, han querido recordar a los que perdieron la vida en aquella batalla sangrienta, que le costó la vida a más de 50 soldados.

El acto, organizado por la familia Bediaga, ha conseguido congregar a más de un centenar de personas, que han querido subir a rendir homenaje y acompañar a la familia. Teresa Usaola, sobrina nieta del comandante que perdió la vida de un disparo cuando iba a colocar la ikurriña en la cima, no podía aguantar las lágrimas al llegar a la cima, donde se cree que permanecen enterrados los cuerpos de todos los fallecidos.

«Sigo teniendo esa sensación de dolor tres generaciones después. Según me aproximo a esta cima, de manera casi inconsciente, tiendo a pisar más suave, como quien quiere andar pero no quiere dañar el terreno. Según llego a la cima lloro, porque sé que piso encima del cuerpo de mi tío abuelo Felipe y de los cuerpos de muchos otros que yacen injustamente bajo mis pies en vez de hacerlo donde les corresponde», explica.

Los familiares de Bediaga, además de rendir homenaje, quieren buscar los restos de los fallecidos para poder enterrarlos. «Es un dolor inmenso mezclado con impotencia, de saber casi con total seguridad que mi tío abuelo está aquí y yo no puedo darle tierra como se merece y como prometí a mi amama y a mi tía que conseguiría hacer. No quiero que mi hijo o mis futuros nietos tengan que seguir llorando en este lugar», reconoce.

Usaola también ha querido agradecer la presencia de todas las personas que se han animado a subir a Saibigain a rendir este homenaje. «Estoy muy emocionada. Como todos los años, el 14 de abril subo a esta cima, siempre lo he hecho en la intimidad», cuenta. Bediaga, poco antes de la batalla, había recibido un disparo que le atravesó el pulmón y en cuanto se recuperó quiso luchar contra la invasión de las tropas. «Había admiración por la valentía y constancia de Felipe, por su capacidad de superación y por su lucha incansable por los derechos de todos, a pesar de que sabía que se jugaba la vida. Vino aquí y luchó hasta la muerte», resalta Usaola, visiblemente emocionada.

La música de los txistularis ha sacado alguna que otra lágrima entre los asistentes, que han colocado una rosa, 48 en total, una por cada uno de los que perdieron la vida en aquella batalla sangrienta. De hecho, al monte Saibigain se le conoció durante mucho tiempo como el monte de la sangre. Para finalizar, se ha entonado el 'Eusko Gudariak', aquella canción que Bediaga sacó a la calle y que se ha convertido en un himno popular.

Josu Erkoreka, consejero de seguridad del Gobierno Vasco, también ha querido estar presente. «Ha sido muy emotivo y muy bonito. Sobre todo cuando ha tomado la palabra la sobrina nieta que ha contextualizado y situado en el marco histórico lo que sucedió aquí. Ella hablaba desde los sentimientos y de la transmisión generacional de los recuerdos de su tío abuelo», cuenta.

Otra de las personalidades del PNV que ha acudido al acto ha sido Aitor Esteban, portavoz del partido nacionalista en el Congreso de los Diputados. «Me gusta acudir a todos los actos que puedo, entre otras cosas porque es una generación que dejó un recuerdo de defensa y de libertades. Me gusta venir para reivindicar que no tienen nada que ver con lo que hemos visto después, eran todo lo contrario, defendían el respeto, defendían la libertad y la democracia», cuenta Esteban. Además, ha querido reconocer la labor del comandante Bediaga. «Para la gente del partido nacionalista el comandante y el batallón Arana Goiri siempre han sido un símbolo. Era obligado estar, no he dudado ni un momento», finaliza Esteban.