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El Guggenheim de Urdaibai ocupará 60.000 metros cuadrados de terreno en Gernika y Murueta, 5.000 más de lo que se preveía hasta ahora. Una senda de 6,5 kilómetros que bordeará la reserva de la biosfera unirá las dos sedes de la ... futura pinacoteca, en la que además de obras de arte habrá más cosas. Según el primer «análisis de necesidades» realizado por el estudio de arquitectura neoyorquino Cooper Robertson, el centro cultural también contará con espacios polivalentes, un auditorio y al menos dos zonas de restauración «centradas en la gastronomía local».
Cooper Robertson son desde hace tiempo los urbanistas de cabecera de la Fundación Solomon R. Guggenheim. La década pasada sentaron las bases del fallido proyecto para crear una sede del museo en Helsinki, y años antes realizaron los primeros bocetos de la expansión de la pinacoteca de Bilbao a Urdaibai, cuando la idea era ejecutarla en el entorno de las antiguas colonias de Sukarrieta. Las desavenencias políticas, primero, y la crisis económica, después, enterraron el plan, pero el estudio de arquitectura recibió el verano pasado el encargo de actualizar sus ideas y adecuarlas al nuevo escenario 'bisede' planteado por la Diputación.
El bosquejo que va a servir de guía para definir cómo será el nuevo museo fue remitido desde Estados Unidos hace unas semanas. Está ya en manos del Gobierno foral y fue presentado al Patronato del Guggenheim Bilbao el pasado día 14. Tras la reunión, el director del museo, Juan Ignacio Vidarte, hizo pública la estimación económica del proyecto, que rozará los 130 millones -hasta ahora se venía hablando de 120-. Para ser exactos, 80 corresponderán a la construcción de los edificios y sus zonas exteriores, algo más de 40 se abonarán en concepto de «tasas, permisos, honorarios, mobiliario y equipamiento», y otros 8 se destinarán a sufragar «el desarrollo y la coordinación» que requiere ejecutar el proyecto.
Pese a que el plan museístico está aún en fase incipiente, la financiación parece garantizada. El Ejecutivo foral tiene reservada desde comienzos de año una partida de 40 millones, y está a punto de firmar un acuerdo por el que el Gobierno central aportará otros tantos. Lo anunció en plena campaña electoral la candidata del PNV a diputada general, Elixabete Etxanobe, que tomará posesión del cargo durante las próximas semanas.
A este acuerdo debería sumarse más pronto que tarde el Gobierno vasco, que apuesta por el proyecto pese a advertir de que su ejecución va a requerir un largo y farragoso proceso administrativo en el que deben ponerse de acuerdo infinidad de instituciones: el Ejecutivo autonómico, la Diputación, los ayuntamientos de Murueta y Gernika, la Agencia Vasca del Agua, la Demarcación de Costas, el Patronato de Urdaibai...
La Diputación iniciará tras el verano el proceso para analizar los suelos en los que se asentará el nuevo museo y, si fuera necesario, descontaminar áreas. Pero el primer gran paso del proyecto es el análisis remitido por los arquitectos de Manhattan. Además de concretar los primeros detalles, servirá de referencia para dar forma a la futura pinacoteca. El Gobierno foral tiene previsto convocar un concurso internacional de ideas para elegir el proyecto definitivo. Como ocurrió en Bilbao, se buscará un diseño «emblemático» que integre la infraestructura en el entorno. El objetivo es crear un impacto paisajístico «positivo» en una zona de especial protección.
Lo que ya puede darse por hecho es que el futuro complejo cultural tendrá su punto de entrada en los terrenos que actualmente ocupa la antigua fábrica de Dalia en Gernika. Allí se ubicará el primer edificio del museo, en el que, además de exposiciones, habrá oficinas y almacenes para el personal, la primera zona de restauración y una sala de conferencias en la que, como mínimo, se celebrará «un foro anual internacional». También se habilitarán zonas multiuso que podrán utilizar los participantes en el programa de residencias abierto a «artistas, científicos, tecnólogos, profesionales del diseño, la gastronomía, la ecología, etc.».
En los 20.000 metros cuadrados de la parcela de Dalia se ubicará además un «parking ajardinado». Desde allí partirá la senda que conectará con el segundo edificio del museo, el que ocupan ahora mismo los Astilleros de Murueta. Cooper Robertson confirma que el camino, en el que también podrían instalarse obras de arte, solo podrá transitarse a pie o «utilizando un medio de transporte sostenible, como el tren, una lanzadera o la bicicleta».
El entorno de Murueta, 41.000 metros cuadrados, acogerá el grueso de las zonas museísticas. «La actividad principal será la expositiva», confirma el primer estudio, aunque también habrá «zonas destinadas a programas educativos y al trabajo de los artistas residentes», el segundo restaurante y «tienda, oficinas y zonas auxiliares de conservación y mantenimiento».
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