Las guarderías se preparan para abrir entre dudas sobre la rentabilidad del aforo al 60%
La mayoría está ultimando medidas de prevención y contactando con los padres, aunque algún centro ha levantado hoy la persiana
Gorka Álvarez y su socio gestionan dos guarderías bajo el nombre Txanogorritxu, una en la Plaza Euskadi y otra en Leioa. «Esta mañana hemos escrito a todos los padres y madres para contarles cómo está la situación. Les hemos transmitido que, al igual que cerramos en cuanto recibimos la notificación del Gobierno vasco por el estado de alarma, ahora queríamos reabrir con todas las garantías. Como ayer ya apareció en el boletín oficial, hoy hemos dado el paso de ver qué necesidades tiene cada uno y estamos preparando los protocolos». Quieren dibujar la foto postpandemia, una vez que el Gobierno ha fijado un aforo máximo del 60% de las plazas. «Entre las dos sumamos unas 140 plazas. Damos por hecho que reabriremos con pérdidas y ahora necesitamos comprobar que esos números rojos no se disparan. Creemos que toca arrimar el hombro y dar servicio a la gente que ha confiado en nosotros y a quien quiera sumarse», añade. El lunes esperan levantar la persiana. Es la misma previsión que tienen la mayoría de centros.
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Al otro lado, entre los padres, hay de todo. Abundan los que empiezan a estar desesperados por las dificultades que plantea teletrabajar y atender a niños tan pequeños (estos centros atienden a la franja de 0 a 3 años) y también hay otros progenitores que han tenido que recurrir durante este tiempo a una persona que les ayude en la crianza en casa y tienen las necesidades cubiertas por el momento. El pistoletazo para la apertura de las guarderías es, en este sentido, más teórico que real. Basta dar un paseo para comprobarlo. En Amezola, Bambino sigue cerrada, aunque sus responsables explican que están realizando «todos los preparativos para abrir el miércoles», según explica Elena, que está «organizando todo y recibiendo llamadas de los padres». «La mayoría están encantados con que abramos, lo necesitan. Trabajar así es muy díficil». «Entre las medidas, seguiremos teniendo gel, zapatillas que sólo se usan en la 'guarde', no meter los carritos y que los adultos vengan de uno en uno y con mascarilla»·. Los niños notarán que faltan algunos de sus juguetes. «Estamos quitando todo lo que es de trapo y lo que no resulta fácil de desinfectar», añade. Tienen 72 plazas autorizadas y confían en poder coger algún niño más. Todos reconocen que el sector «ha estado un poco ahogado», así que reciben la noticia de la reapertura con los brazos abiertos.
Cerca de allí, Txiki Toki es una de las pocas que hoy ha levantado la persiana. «Reabrimos el 25 como nos dijeron y luego tuvimos que cerrar, así que ahora teníamos ya todo preparado. Hemos podido empezar hoy mismo», cuentan mientras los niños juegan en el interior. «Pueden venir hasta 24 y hoy tenemos 15. No llegamos al 60% porque muchos padres todavía no se animan a traer a los hijos», explica. Hay miedo al contagio porque las distancias de seguridad en estas edades son inviables. «Usamos mucho el gel, hemos quitado los sonajeros y solo dejamos el chupete para dormir. También hemos retirado algunos juguetes y no usamos las libretas para comunicarnos entre padres y educadores», explica. «Los niños están muy contentos por volver y los padres también porque la gente estaba muy agobiada», añade.
En la Haurreskola Txikis en Deusto también están preparándose para abrir, «cuadrando horarios y necesidades», según Saioa. Están creando protolocos, como el resto de centros para «abrir cuanto antes, seguramente este lunes pero quizá antes». «Nuestro caso es sencillo porque no somos una escuela muy grande». Tienen 21 niños y «hay aulas libres, por lo que podemos mantener el aforo e incluso contratar a una persona si hay mucha demanda».
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