

Lluvia de goles en el partido de leyendas en el Arriaga para abrir boca antes de la final: «Ari, Ari, Toquero lehendakari»
Iraizoz marcó el gol definitivo, Nani desplegó todas sus habilidades y Navas fue elegido mejor jugador de la velada
Pasado el mediodía, llegó la hora del aperitivo. A la espera de la final de la Europe League de la noche en San Mamés, la ... plaza del Teatro Arriaga acogió el denominado 'Partido de la Leyendas' entre una selección de exjugadores vascos y un equipo de antiguas figuras del fútbol europeo, bautizado como UEFA Legends. Aficionados del Manchester United, del Tottenham y también del Athletic compartieron una grada improvisada. El Arriaga se convirtió durante un buen rato en otro Old Trafford, en la versión bilbaína del Teatro de los Sueños, el icónico estadio del United. Ganó el combinado de Euskadi en la tanda de penaltis. El lanzamiento definitivo lo anotó por la escuadra Gorka Iraizoz, el exportero del Athletic que no dejó de sonreír en ningún momento de la festiva velada. Ya ha cumplido 44 años, pero nada como un balón para viajar a la infancia y disfrutar del fútbol callejero. Así fue el aperitivo de las viejas glorias previo a la final europea.
Mientras un grupo de chavales jugueteaba sobre el césped artificial, llegaron la autoridades, incluidos el alcalde de Bilbao, Juan María Aburto; la diputada de Cultura, Ibone Bengoetxea; la diputada de Euskera, Cultura y Deporte, Leixuri Arrizabalaga, y el lehendakari Imanol Pradales, que sorteó el protocolo y apareció vestido con la camiseta de la selección de Euskadi y su nombre a la espalda. Eso sí, el 'electorado' del Arriaga votó a otro presidente: «¡Ari, ari, ari, Toquero lehendakari!». Ese coro recibió al conjunto vasco cuando salió por la puerta del Arriaga: Gaizka Toquero (40 años), Markel Susaeta (37), Beñat Etxebarria (38), Xabi Prieto (41), Carlos Martínez (39), Mikel Balentziaga (37) e Iraizoz. Todos finos, casi en forma. Aritz Aduriz hizo de embajador.
Frente a ellos se alinearon el guardameta polaco Tomas Kuszczak (43 años, Manchester United), el sevillano Jesús Navas (39, Manchester City), el alemán Steffen Freund (55, Tottenham), el portugués Nani (38, Manchester United), el argelino Faouzi Ghoulam (34, Nápoles) y el rumano Razvan Rat (43, West Ham). También lucían figura, sobre todo Nani, con la tableta abdominal tallada en mármol. Para el árbitro, Jon Ander Azkuenaga, el partido fue una especie de homenaje tras su reciente despedida. «Ufff. Aquí nadie quiere perder. Se notaba el ambiente alegre y también de pique», resumió el colegiado tras el disputado encuentro. Y es que cuando hay un balón en juego, la victoria es el único objetivo, sea una pachanga entre amigos o una final continental.
«Si el Athletic jugara la final...»
En las escaleras de acceso al Arriaga grupos de seguidores ingleses calentaban motores para la noche en La Catedral. La mayoría parecen hechos de serie con una horma en la mano para portar vasos de cerveza. Beben y beben. Zafarrancho en los bares del Casco Viejo. Parecían tener cuerda para muchos litros más. Abajo, en la plaza y dentro de la estructura hinchable que delimitaba el pequeño campo de fútbol, Toquero saludaba a los aficionados rojiblancos. «Esto es una fiesta. Estamos aquí para contribuir y para volver a encontrarnos con viejos amigos. A la gente sólo le pido que lo pase bien, con respeto. Que disfrute de un gran día», recomendaba.
Tenía un pena: «Si el Athletic hubiera llegado a esta final... Yo estaría ya por ahí celebrándolo. Bueno, han hecho una gran temporada. Estamos orgullosos de ellos». Iraizoz seguía con su rostro feliz. «Imagina cómo sería esto si por la noche jugara el Athletic», repetía con un chasquido en el gesto. A su lado, Beñat Etxebarria aconsejaba «disfrutar» de la oportunidad de albergar un acontecimiento deportivo de esta talla. «Es bonito para la ciudad». Desde el otro lado de la cancha, el argelino Ghoulam definió con una palabra el ambiente previo a la cita en San Mamés: «¡Increíble!».
«¡Nani, haz una bicicleta!», reclamó un asistente. El exjugador luso hizo eso y mucho más. Giraba, tiraba caños. Rápido aún como una ardilla. Pero el primer gol fue vasco, de Xabi Prieto. También el segundo. Y ahí quedó patente que a nadie le gusta perder. El 6-6 con el que se llegó al descanso lo probaba. El aire inmóvil y soleado del inicio del partido dio paso a una refrescante brisa y a una capa de nubes. Sobre el césped, a nadie le fallaba el sistema de ventilación. Sudaban con ganas. La velocidad se pierde, pero el talento permanece. Es la misma canción; sólo que con el paso de los años suena más lenta.
Con un taconazo, Ghoulam distanció, 6-8, al combinado de la UEFA. Al exdefensa del Nápoles le replicó Toquero, 8-8. En medio de un duelo sin un mal gesto y lleno de buenos detalles y compañerismo, hubo una tarjeta amarilla. Se la llevó Iraizoz por tocar el balón con la mano fuera del área. Se echó una risas. El encuentro terminó con empate a 12. Abrazos. Entonces, sobre la marcha, se decidió tirar la moneda al aire de los penaltis. El meta del equipo europeo, Kuszczak, ocupaba casi toda la portería. Tres lanzamientos por cada bando. Y de nuevo, a la par: 2 aciertos y un fallo. Así que se inició la ruleta de un penalti por barba. El definitivo lo falló Kuszczak y lo anotó Iraizoz, que taladró la escuadra derecha.
Luego, todos posaron juntos y Navas, que es campeón del mundo, recibió el trofeo al mejor futbolista de este aperitivo en el Arriaga que entretuvo a las aficiones antes de la final que esperaba en San Mamés.
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