El Gobierno vasco teme que las dudas de Fomento frenen la llegada del TAV a Bilbao
Las instituciones celebran hoy en Madrid una reunión «clave» que debe desbloquear el plan de Abando o retrasar su plazo de ejecución
Alerta máxima en el Gobierno vasco por las obras que deben transformar la estación de Bilbao para la llegada del TAV. El Gabinete de Urkullu ... ha sido informado de que el Ministerio de Fomento alberga dudas «técnicas» respecto al proyecto para soterrar Abando que Lakua y el Ayuntamiento pactaron en marzo con el anterior Ejecutivo central. Tras el cambio en La Moncloa el plan no se ha retomado, y ahora se desvela por qué. El equipo de José Luis Ábalos sopesa revisar lo acordado, lo que haría saltar definitivamente por los aires los plazos de ejecución anunciados. La incertidumbre debería despejarse hoy mismo porque las administraciones implicadas celebran en Madrid una reunión «clave». El encuentro debe servir para desbloquear la operación de Abando, de lo contrario su futuro se complicaría considerablemente.
Las cuentas para la estación de Bilbao parecían claras hasta ahora. Según el pacto firmado en marzo, el estudio informativo del proyecto debía estar listo para finales de año, los tramites administrativos se culminarían en 2019 y las obras arrancarían el curso siguiente. La reforma de Abando es descomunal –supondrá el soterramiento de la terminal y la recuperación de 90.000 metros cuadrados de terreno–, así que la idea era tener el entorno adaptado para la llegada del TAV en 2023, aunque las obras se prolongarían cinco o seis años más.
El citado calendario ya no se puede cumplir. El estudio informativo de Abando no ha empezado a redactarse y se requieren cerca de diez meses para darle forma. Por eso el nerviosismo en el seno del Gobierno autonómico es considerable: sin estaciones es imposible que la 'Y' vasca sea inaugurada en 2023, tal y como está anunciado. Este periódico adelantó hace dos semanas que Lakua trabaja ya con la hipótesis de que la alta velocidad no llegará a Euskadi antes de 2024. Y si el proyecto de Bilbao se reabre, la demora podría ser incluso mayor.
Las fuentes consultadas confirman que en Fomento hay quien no está conforme con el soterramiento que se quiere llevar a cabo en Bilbao. Se cuestiona, por ejemplo, si Abando debe tener dos plantas subterráneas o si es conveniente que la nueva estación se desplace hasta el límite de la ría ocupando el entorno –a mayor profundidad– en el que actualmente se ubica el apeadero de La Concordia. «Continuamos trabajando en la actuación», respondía escuetamente la presidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera, al ser preguntada por EL CORREO sobre una posible revisión del soterramiento de Bilbao.
Plazos «sobrepasados»
Las dudas suscitadas en Madrid no han sentado nada bien en el Gobierno vasco y el resto de instituciones, que defienden que el de Abando es un proyecto ya cerrado. «Ni nos planteamos que se pueda buscar otra alternativa», confirman fuentes del Departamento de Infraestructuras que lidera Arantxa Tapia. Esgrimen que la solución de Bilbao está «ultratrabajada» y que el presidente Sánchez se comprometió «a asumirla» en la reunión que mantuvo con Urkullu en verano. «Las excusas para revisarlo no pueden ser técnicas sino políticas», deslizan.
La reunión que se celebra hoy en la sede de Fomento en Madrid, a la que acudirán representantes de Lakua, la Diputación y los ayuntamientos de Bilbao y Basauri, viene precedida por unas semanas de intensos contactos entre el viceconsejero vasco de Transportes, Antonio Aiz, y el secretario de Estado de Infraestructuras, Pedro Saura. La relación es «cordial», indican desde el Gabinete de Urkullu, pero no se ha conseguido aclarar lo que ocurrirá este mediodía.
El plan del Ejecutivo vasco pasa por incidir en la necesidad de mantener el proyecto pactado para el soterramiento de Abando y solicitar al Gobierno central un cronograma concreto de los pasos que dará Fomento para culminar el estudio informativo «en menos de diez meses». Todo lo que no sea volver con ambos compromisos debajo del brazo sería considerado por Lakua como una mala señal porque los plazos para culminar las obras en torno a 2023 están ya «sobrepasados».
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