El gimnasio que no llega a la vieja estación de La Naja
La firma BPXport tiene ya la estación y todos los permisos pero sigue sin dar el paso de abrir cuatro años después de anunciar su desembarco
La Naja es un lugar muy emblemático y bastante gafado. Hace un cuarto de siglo dejó de ejercer como estación de tren y ha pasado ... por varias fases, ninguna exitosa, para buscarse una segunda vida. Se habló de poner ahí una discoteca, luego una zona comercial y hostelera, luego un gimnasio. Eso último sigue vigente, pero no acabar de llegar. Ya en 2019 BPXport, firma guipuzcoana que gestiona una veintena de centros deportivos en toda España, anunció que se implantaría ahí. Pero a estas alturas la vieja estación sigue languideciendo en ese rincón histórico y privilegiado que mira a la ría frente al teatro Arriaga.
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¿Qué ha ocurrido? Beñat Barrio, socio de BPXport y director de la empresa, explica que el proyecto ya cuenta con todos los permisos tanto municipales como de Costas, y también con la licencia para comenzar la actividad. Además, tiene la posesión del inmueble por medio de un arrendamiento. La estación es propiedad del propio Barrio (la adquirió a los inversores que se la compraron a Adif hace casi una década), y la tiene arrendada a la firma deportiva que dirige pero en cuyo accionariado ya no tiene la mayoría, según explica (hasta hace un tiempo sí la tenía).
Así que la pregunta sigue en el aire: ¿Por qué una empresa que está pagando un alquiler por un inmueble para poner un gimnasio no lo pone? ¿Qué lógica económica tiene eso? «BPXport ha entendido que aún no es el momento de arrancar con el proyecto», explica el director de la compañía y propietario de La Naja. Se refiere a que quien debe tomar la decisión es el accionariado mayoritario y con el desastre del covid primero y la crisis de suministros después «se ha decidido retrasar» la puesta en marcha. Incide en que semejante panorama ha impactado de lleno en su sector. Eso sí, de ninguna manera da por enterrado el proyecto porque «la intención es ejecutarlo», aunque no hay fecha para hacerlo.
La cifra
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1.847 metros cuadrados tiene el inmueble; unos 500 se cederán al Ayuntamiento y se prevé que el gimnasio tenga unos 2.000 valiéndose de entreplantas de nueva construcción
Hay que tener en cuenta también que se trata de una iniciativa costosa. Según los datos ofrecidos en 2019, cuando los planes apuntaban hacia un comienzo de la actividad en 2020, la inversión sería de seis millones de euros: dos para la compra de la estación, y cuatro más para su acondicionamiento para implantar un gimnasio de casi 2.000 metros cuadrados de un nivel «medio-alto». Es de suponer que ahora la obra y la adquisición de materiales se haya encarecido notablemente.
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Todo este retraso en una iniciativa privada también tiene su impacto en la configuración del espacio público. Parte del suelo que ocupa la estación, alrededor de 500 metros cuadrados, va a ser cedida al Ayuntamiento para dar continuidad al paseo junto a la ría. Es algo que se decidió cuando se modificaron las normas urbanísticas que permiten darle un nuevo uso a La Naja. Ahora el edificio corta de manera abrupta el paseo que discurre junto al Nervión y que se ha convertido en uno de los grandes emblemas de la ciudad.
El retraso también afecta a los planes municipales para dar continuidad al paseo junto a la ría
Por el viejo túnel
El plan era (y es) que cuando llegase la reforma impulsada por la iniciativa privada se utilizase el viejo túnel del tren para pasar bajo la calle Navarra, acceder a La Naja y, de ahí, continuar el paseo por Siervas de Jesús. Fuentes municipales constatan que hasta que la empresa no haga lo suyo no hay posibilidad de abordar la obra pública.
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Una obra, además, que es el primer paso de algo más ambicioso. Se trata de dar continuidad al paseo para llegar hasta la Merced. Para ello hará falta utilizar los bajos de los edificios que se encuentran en la calle Bailén, inmediatamente después de la Naja. Y eso va a ser más peliagudo porque son propiedad de un elevado número de particulares.
Es decir, no se trata únicamente de hacerse con los espacios que ya están abiertos junto al cauce sino, también con los locales que se encuentran en ese entorno a él. Se trata de espacios muy reducidos porque se han construido junto a la roca, aprovechando el hueco natural que dibuja el terraplén que baja desde la calle Bailén. El hecho de que se encuentren en manos de una gran cantidad de propietarios ya hace suponer que va a conllevar largos plazos de tramitación. En cualquier caso, todo esto se producirá cuando se desbloquee la situación en el gimnasio.
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