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María Rego
Sábado, 11 de febrero 2017, 00:36
Detrás de que 'it girls' luzcan la misma prenda en sus seguidísimas cuentas de Instagram alrededor del globo no se esconde una casualidad. La aparente coincidencia se trata, en realidad, de un aviso: alerta tendencia. La pieza que ha puesto de acuerdo a amantes de la moda repartidas por medio mundo hasta colarse en los primeros puestos de la lista de 'must' de la temporada es sencilla lo que no siempre significa accesible para la cartera y rescata una de las obsesiones de los años ochenta. La logomanía que invadió entonces las calles ha regresado en forma de camiseta blanca, de algodón, con el sello de Gucci bien visible. Sólo apta para bolsillos que puedan soltar 590 euros.
La camiseta de la casa italiana disponible también en versión sudadera, tres veces más cara reina en esta segunda oportunidad que la moda ha dado a los logos aunque son muchas las marcas que han decidido exhibirse con la excusa de esta tendencia que amenaza con convertirse en plaga en cuanto suban las temperaturas y los abrigos no oculten los 'outfits'. Kenzo, por ejemplo, estampa sus letras sobre sus habituales imágenes de animales salvajes o sin fondo alguno. Tommy Hilfiger no renuncia a mostrar su icónico rectángulo bicolor. Y Chanel o Louis Vuitton han decidido que sus señas de identidad, la 'c' entrelazada en el primer caso y las iniciales 'LV' en el segundo, deben volver a lucir a lo grande en sus accesorios. Los diseñadores quieren aprovechar este renovado gusto por la ostentación para dejarse ver y captar a las 'fashion victims', que pueden ver en estas camisetas una forma de entrar en el mercado de las firmas de lujo. No sin esfuerzo económico, eso sí.
Los logotipos, sin embargo, se muestran en esta nueva vida más asociados a lo artístico, al diseño, que a la reproducción masiva de siglas y colores que se dio hace tres décadas. Incluso llevarlos supone la adhesión a una filosofía estética, a una forma determinada de ver la moda que profesa una casa, porque no es lo mismo ser de Dior que de Isabel Marant. Como si de equipos de fútbol se tratara. Pero el resurgir de la logomanía empezó de una manera mucho más simplista a través de Vetements y su irónica interpretación de diferentes marcas al copiar las tipografías de DHL o Champion, por poner un par de ejemplos, en sus prendas, a veces manteniendo el nombre original y otras haciéndolo suyo. La idea dio lugar al nacimiento de otra firma, Vetememes, con una evidente carga de humor en sus creaciones.
El manual de uso de la prenda fetiche de las logomaníacas del siglo XXI requiere de mucha menos creatividad que la demostrada por los diseñadores ya que al tratarse de una simple camiseta blanca encaja con un versátil vaquero o con una falda plisada si se pretende conseguir un toque más 'lady'. Lo importante, sea cual sea la combinación, es que no queden dudas de la marca a la que una se ha unido.
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Almudena Santos y Leticia Aróstegui
Isabel Toledo
Lucas Irigoyen y Gonzalo de las Heras
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