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María Rego
Miércoles, 18 de noviembre 2015, 01:28
Birkin no quiere tener un Birkin y, mientras la polifacética actriz, cantante y activista por los derechos de los animales renuncia a bautizar el icónico bolso de Hermès, la lista de espera para hacerse con una de estas exclusivas piezas -que no baja de los 6.000 euros y en sus versiones más especiales suma cuatro ceros- no deja de engordar. Porque Jane se cansó hace unos meses de que este modelo en piel de cocodrilo, el Birkin Croco, llevara su apellido hasta que la firma francesa no cambiara de prácticas en su trato hacia estas especies, pero el accesorio de la 'maison' se mantiene como uno de los más deseados por las amantes de la moda. Y no es el único. Los bolsos con nombre de mujer aparecen en el podio de las 'wish lists' y las marcas 'low cost', con su radiografía casi perfecta del mercado textil, se inspiran en ellos para llegar a la mortal común que ni puede (ni quiere) ahorrar durante años para colgarse este complemento del brazo.
Junto al Birkin se encuentra en ese olimpo un diseño más de Hermès, el Kelly, uno de la italiana Gucci, el Jackie, y otro de Dior, el Lady. Los tres recuerdan a mujeres que marcaron tendencia y que, pese a sus diferente estilos, son varias décadas después referencia en el vestir. El primero -no disponible en la tienda online- llevaba casi veinte años en el mercado cuando la princesa de Mónaco, a mitad del siglo pasado, lo tomó de la mano para ocultar su incipiente embarazo de la futura Carolina y lo bautizó para la eternidad. Fue portada de Life y hoy 'celebrities' como Victoria Beckham llenan las páginas de otras revistas con este modelo, que se asemeja al Birkin con diferencias en su estructura más rígida y su menor tamaño.
Otra aristócrata que prestó parte de su identidad a un bolso fue Diana de Gales, de nuevo, casi por una casualidad. A finales de los noventa, la esposa del presidente Chirac la obsequió con una pieza de Dior -con estampado inspirado en las sillas de Napoleon III- que empezó a lucir en diversas ocasiones como uno de sus imprescindibles y la firma decidió renombrarlo como Lady. Por algo menos de 1.500 euros se puede conseguir la versión más modesta, una cantidad parecida a lo que cuesta el D, inspirado también en ella y diseñado por Tods. Este trío de perseguidos complementos lo cierra Jackie (Kennedy) quien, pese a su evidente gusto por la moda francesa, conquistó a Gucci hasta el punto de cambiar el nombre de su modelo Constanza, creado en 1950, por el de la primera dama estadounidense como agradecimiento a su fidelidad hacia esta pieza. La marca transalpina creó hace un lustro el New Jackie para actualizar uno de sus accesorios más exitosos.
De la realeza al séptimo arte
Vínculos con la realeza, por parte de hermana, esconde también el bolso Pippa cosido por la firma británica Modalu en honor a la cuñada del príncipe Guillermo de Inglaterra. Lo llevó el día después de la boda del heredero y en unas horas se agotó de las tiendas -donde estaba disponible en negro, camel y marrón- así que, por méritos propios, se quedó con su nombre y se olvidó de que hasta entonces era conocido como Bristol. La pieza no llega a los 200 euros. No aptos para todos los bolsillos son los modelos inspirados en iconos del séptimo arte de todos los tiempos. Desde el (Brigitte) Bardot de Gucci al Greta (Garbo) de Bally, el SC (Sofia Coppola) de Louis Vuitton, el Diane (Kruger) de Jason Wu o el Sofia (Loren) de Ferragamo. La actriz italiana inspiró a sus compatriotas, de quienes era y es clienta, en un diseño elegante pensado para lucir en cualquier momento que otras intérpretes, como Jennifer Aniston, poseen en su armario.
Pero no hace falta colocarse delante de una cámara para que las grandes casas de moda se fijen en una. Las modelos tampoco lo tienen complicado para atraer sus miradas y Mulberry ha contado en sus baldas con bolsos dedicados a Gisele (Bündchen) o Cara (Delevingne). La firma británica es una experta en este tipo de bautismos y apunta a mujeres populares de todo tipo en su larga lista de complementos con nombre propio, desde Alexa (Chung) a (Lana) Del Rey. Mientras, la marca Ballin, como le ocurrió al mismísimo George Clooney, se rindió a los pies de Amal (Alamuddin hasta su boda con el soltero de oro) para inmortalizarla en forma de bolso.
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