El pantalón corto, ¿prenda prohibida en la oficina?

No hay invitada a una boda que no haya oído en alguna ocasión que debe huir del blanco y del negro, que si la ceremonia es de mañana tiene que vestir de corto y que si toca escuchar el 'sí quiero' de los novios por la tarde conviene buscar algo largo. El protocolo, sin embargo, se complica cuando el armario se abre para ir a trabajar. Ahora, por ejemplo, que el termómetro se ha disparado, ¿se puede o no llevar pantalones cortos a la oficina? Depende. No todas las empresas permiten esta prenda, pero en aquellas que le dan el visto bueno tampoco se puede llevar cualquiera. Una buena elección del tejido, el color y, sobre todo, la largura es la triple clave para lograr un acierto seguro.

El pantalón perfecto para acudir al trabajo debe dejar algo, bastante, a la imaginación así que quedan prohibidos esos reducidísimos shorts o las versiones agujereadas y deshilachadas que no desentonarían de camino a la playa. Lejos de la arena mejor que la prenda quede justo por encima de la rodilla o unos pocos centímetros más arriba si el corte de la pieza -favorecen especialmente las bermudas- lo permite. Todo lo que sea recortar esa largura corre peligro de caer en la vulgaridad y de hacerte sentir incómoda con un 'outfit' que pretendía resultar refrescante. Quitar grados a tu atuendo no significa tampoco elegir cualquier tejido y aunque, por ejemplo, el lino es uno de los preferidos para el verano, no resulta muy recomendable para la oficina. A medio segundo que te sientes, acabará arrugado como una pasa. Huye también de las versiones en tela vaquera, demasiado informales para lograr estilazo por mucho que te esfuerces con el resto del conjunto.

Y si no sabes bien con qué modelo acertar opta por la falda-pantalón, un híbrido que hace varias temporadas rescataron las firmas de moda y que cuenta con numerosas adeptas. Pero en caso de que tengas claro que quieres vestir pantalón corto en el trabajo debes estar atenta a sus compañeros de 'look', desde los zapatos a los accesorios. La idea es buscar un equilibrio y si se enseña pierna conviene apostar por la discreción en la parte superior. Una blusa blanca, por ejemplo, no falla y gana con un collar tipo babero. Y a los pies, tacón -ya sea en unos salones o en unas sandalias- aunque sea mínimo para dar aún un punto más sofisticado a la prenda.

Otro de los dilemas que te pueden asaltar es el color que mejor sienta a tu pantalón corto y en este punto la oferta se multiplica hasta la saciedad. Los tonos empolvados -desde el clásico nude hasta el rosa palo o un suave verde menta- son idóneos para las más discretas, mientras que los estampados -decántate por rayas o flores y evita el agresivo 'animal print'- no te harán pasar desapercibida pero, bien elegidos, añaden estilo al 'outfit'. Una opción intermedia para no caer en los extremos, ni demasiado sosa ni demasiado llamativa, es buscar un color fuerte muy acorde con la época estival y rebajar su intensidad con una prenda superior sencilla que no abra una guerra cromática con la pieza de abajo.