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Neymar, con un 'look' demasiado 'casual' durante la despedida a Cruyff.

Neymar, ¡qué poco elegante!

El astro brasileño del Barça patina con su extravagante 'look' en la solemne despedida a Cruyff. Pero no es el único

Luis Gómez

Miércoles, 30 de marzo 2016, 13:53

¿Erró estrepitosamente Neymar acudiendo al solemne Memorial de Johan Cruyff ataviado con una gorra virada hacia atrás y con gafas de sol? ¿Fracasaron los resortes institucionales del Barcelona al no ordenar, o cuando menos sugerir, sus dirigentes a los jugadores enfundarse el traje oficial del club para una ocasión tan especial? ¿Deben los futbolistas seguir un protocolo y lucir la misma vestimenta para ofrecer una imagen corporativa y adecuada? ¿O, simplemente, cada jugador debe ir como le dé la gana, aunque le pongan a caldo y se convierta en el pim pam pum de las redes sociales?

Una cosa queda clara: la importancia de la imagen volvió a quedar puesta de manifiesto en plena época global cuando hasta el último detalle se mira con lupa. Cada vez se nos escruta más por cómo vestimos para según qué ocasiones. A todo tipo de profesionales. Bien es sabido cómo se las gastan los futbolistas y, en especial, algunas estrellas del balompié. Sólo hay que pensar en los 'looks' de Dani Alves, que ostenta el dudoso honor de protagonizar los estilismos más estrafalarios y desafortunados -ha acudido a más de un entrenamiento en traje de lunares-, pese a que el francés Pogba hace cada vez más méritos para arrebatarle el trono. No convendría olvidar que muchos de los jóvenes futbolistas son amantes de la moda, con los riesgos que ello comporta. Algunos, incluso, caso del mismo Messi, de la mano de Dolce&Gabbana, o de Fernando Llorente, con Giorgio Armani, son o han sido embajadores de grandes firmas de lujo.

Suele recordar el exjugador madridista Fernando Redondo la vergüenza que pasó cuando a la vuelta de Japón, de la conquista de una Copa Mundial de Clubes, todos los futbolistas de la plantilla blanca, menos él, hicieron escala en el aeropuerto de Ámsterdam... ¡en chándal! Únicamente el futbolista argentino paseó por la terminal holandesa con el traje oficial del equipo. "Somos el Madrid y tenemos que cuidar la imagen y transmitir elegancia. No se puede ir en chándal porque a nosotros nos toca representar como se debe a este club", censuró.

No ha sido el único patinazo entre los futbolistas. En la gala del Balón de Oro de 2013 Messi se presentó vestido de rojo y Telepizza le sacó partido a las bromas: "Desmentimos la noticia. No hemos fichado a Messi como repartidor de Telepizza". El siempre sobrio excapitán Puyol también dio la nota al aparecer en una gala de la Champions en pantalones cortos y un polo amarillo. Un mal día y una pésima elección la tienen cualquiera.

Patinazo

Sin embargo, Neymar acudió a los actos que cerraron los homenajes en memoria de Cruyff en el espacio habilitado en el Camp Nou como asistiría a cualquier asado de los que suele celebrar la plantilla para conjurarse antes de las grandes citas. Ni más ni menos. Hay algo incuestionable: el astro brasileño fue sincero y fiel a 'su' desenfadado estilo. Lució el mismo aire 'casual' con el que se le ve descender las escalerillas del autobús del club -sólo le faltó llevar puestos los cascos de música-, a la salida de cualquier discoteca o protagonizando algún evento publicitario, pero esta vez patinó. Y mucho.

En su descargo, Neymar podría alegar que nadie le avisó de cómo tenía que ir, como sí le recuerdan, a él y al resto de compañeros, cada vez que el presidente, Josep Maria Bartomeu, renueva los contratos publicitarios con los jeques cataríes por estampar el nombre de su fundación en la camiseta culé. Cuando llega ese momento, todos los estamentos, desde futbolistas a directivos pasando por responsables de prensa, abandonan el aspecto informal, se ponen serios y echan mano del socorrido traje. Una alternativa quizá más convencional, pero también más coherente, elegante y, sobre todo, respetuosa.

Porque el último acto en memoria de la leyenda holandesa era todo menos una fiesta y a Neymar sólo le faltó ponerse a bailar una lambada con la visera echada para atrás. Sin que sirva de precedente, el delantero podría tomar buena nota de cómo se las gasta Partick Thistle, un equipo escocés famoso por los estrafalarios castigos que impone a sus jugadores. Bien lo sabe Gary Fraser, que tuvo que entrenar en una ocasión con un disfraz de bailarina de ballet de color rosa, con tutú incluido, para escarnio propio.

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