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Mar Flores junto a Javier Sanz y la piloto Carmen Jordá.
Todos de blanco menos Mar Flores

Todos de blanco menos Mar Flores

La modelo dio la nota al saltarse a la torera el 'dress code' en la Cena de Armadores del Club Náutico de Palma. "A mí nadie me avisó"

arantza furundarena

Domingo, 9 de agosto 2015, 01:53

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Había que ir de blanco y ella apareció de fucsia o quizá más bien magenta... ¿Un gesto solidario con la atribulada Rosa Díez? Ella es Mar Flores. El escenario: la Cena de Armadores celebrada el jueves por la noche en el Real Club Náutico de Palma, el acto social más importante de la Copa del Rey de vela. Hace muchos años que esa multitudinaria cena se denomina La noche blanca. Y el nombre lo dice todo... Blanco, blanco roto o marfil es todo lo que permite el dress code (o código de vestimenta) para esa fiesta. Pero Mar, a la que por cierto no le hace falta subirse a unos tacones ni apenas maquillarse para estar espléndida, se lo saltó a la torera con un sencillo y favorecedor vestido rosa con vueltas azules, como el legendario capote de Rafael de Paula. «Nadie me avisó -explicó la modelo con media sonrisa-. Nunca me llegó la invitación formal ni me dijeron cómo había que vestir».

La organización asegura que a Flores se le envió la invitación «hace semanas». Así que ahora el cotilleo gira en torno a si la modelo y empresaria se vistió así para llamar la atención y ser, nunca mejor dicho, el blanco de todos los comentarios, si lo hizo por despiste (lleva semanas viviendo en su yate, sin pisar tierra firme) o si en el último momento tuvo problemas con el vestido elegido y hubo de recurrir a otro... Lo cierto es que Javier Merino, su discretísimo marido (huye de las fotos) tampoco vestía de blanco. «Estoy de paso -comentó Mar-. Lo realmente importante es que he podido venir a ayudar al mundo náutico, que me encanta». Y con un apresurado «muchas gracias» dio por finalizadas sus declaraciones a la prensa. No estaba por allí su representante y ella sin su representante no habla.

En la espectacular Noche blanca, con actuaciones en directo de un virtuoso violinista y una acróbata suspendida a 11 metros de altura dentro de una enorme burbuja que flotaba sobre la piscina del Náutico, se degustaron delicatessen como el sashimi de atún con crema de aguacate y la apreciada Flor de Sal dEs Trenc (cultivada en las salinas de la isla). Y, además de Mar Flores, hubo otros famosos como Boris Izaguirre, que dijo ser «más de vela que de motor»; Carla Goyanes, «más de motor que de vela»; Lorenzo Quinn, que contó que la Zarzuela está llena de esculturas suyas, entre otras, una que le hizo al rey Juan Carlos denominada Paciencia, y Norma Duval y Matthias Kühn, muy misteriosos sobre la fecha de su boda... Como alguien dijo: «Primero la conocerá Norma, luego el ¡Hola! y finalmente, Matthias».

Lo de Flores fue una anécdota más en el mar de chascarrillos registrados a lo largo de esta semana en la 34 Copa del Rey-Mapfre que ayer se clausuró en Palma con la tradicional entrega de premios presidida por el Rey. Una regata que, tras varios años de crisis, ha puesto de nuevo rumbo a la abundancia... Abundancia en el número de barcos (137 inscritos, todo un récord), en los nuevos sponsors (tan potentes como BMW, que fletó un imponente yate en el que navegaron a diario empresarios y famosos) e incluso en la presencia del Rey Felipe, que ha regateado con el Aifos el doble de jornadas que el año pasado. Pero, sobre todo, la opulencia se palpaba en el brunch VIP de la Terraza del Náutico, un exclusivo recinto en el que han hecho negocios y establecido sinergias directivos de empresas de primer nivel y donde ha habido barra libre de champán francés Bollinger (el que trasiega James Bond) y ostras y jabugo a cascoporro... Y es que la crisis ha sido como una marea: los primeros en ahogarse fueron los que estaban abajo y ahora que el nivel del agua parece que va bajando, los primeros en desahogarse son, como siempre, los de arriba.

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