Gaztelueta defiende al exprofesor condenado por abusos al «no haber pruebas concluyentes»

Apenas quince días después de que la Audiencia Provincial de Bizkaia condenara a 11 años de prisión a un exprofesor del colegio Gaztelueta por abusar sexualmente de un antiguo alumno, el director del centro, Imanol Goyarrola, ha defendido la inocencia de José María Martínez Sanz, que durante ocho años trabajó como docente, y ha insistido en la «falta de pruebas concluyentes». «Estoy sobrecogido por la sensación de que se haya podido condenar a un inocente. Porque es la palabra de uno contra la de otro», ha asegurado.

Arropado por el presidente de la entidad titular del colegio, Juan Anguisola, Gayarrola ha dicho sentir «pena» por el joven y el «indudable sufrimiento» que soporta, provocado, según ha subrayado, «por la cruel exposición mediática a la que ha sido sometido por su propio entorno». No obstante, y ante la insistencia de la familia del antiguo alumno para que le pida perdón, el director ha admitido que no puede. «Reconozco la victoria de la acusación en el juicio. El objetivo, por encima de todo, era que hubiera una condena. Y lo han conseguido», ha dicho.

Para justificar su rechazo a lo que considera «una injusticia», el director de Gaztelueta ha empezado por afirmar que la sentencia «no recoge de forma fidedigna» su declaración como testigo en el juicio. Y, ha asegurado que su caso no es único. «Otros testigos tampoco comparten el resumen que se ha hecho de sus palabras», ha advertido. Además, ha negado credibilidad a la declaración de la víctima. «Los peritos dicen que su testimonio es creíble. En ese caso debería serlo en todo su discurso ¿Cómo se puede entender que los hechos que el joven dice que sucedieron en público hayan sido negados por sus compañeros?», se ha cuestionado Gayarrola. «Porque eso es lo que condena al profesor, lo que no se puede comprobar», ha añadido.

El responsable del centro educativo no ha dudado de los problemas de salud del antiguo alumno, al que ha deseado «que se recupere cuanto antes». No obstante, sostiene que los períodos de ansiedad por los que fue puesto en tratamiento y medicado «comenzaron dos años antes de conocer al profesor, y no a raíz de conocerle, como les habían dicho a los peritos».

«Obligado a respetar» la sentencia y a la espera del recurso, Imanol Goyarrola ha afirmado que no puede dejar de pensar en que él podía haber sido condenado. «¿Y si el joven me hubiera acusado a mí?», se ha preguntado. Una reflexión que la ha llevado a darse cuenta «de lo vulnerables e indefensos que estamos los profesores».

Desde que ocurrieron los hechos, el colegio Gaztelueta ha sufrido algunos cambios en las instalaciones. Así, el despacho en el que supuestamente se cometieron los abusos ahora tiene una pequeña ventana en la puerta. Además, se han acondicionado despachos acristalados y las precepturas, «como es habitual», según los responsables del centro, se realizan en los pasillos o en sitio abierto.