El gasto energético disparado pone en jaque a los autobuses
El metro triplica el consumo de electricidad y obligará a hacer un esfuerzo económico adicional a las administraciones
El transporte público, con ese apellido que tiene, público, parece que lo aguanta todo porque se nutre de los presupuestos de las administraciones. Pero ni ... siempre es así, ni hay que suponer que los Presupuestos son infinitos. Los costes energéticos disparados están castigando a los autobuses y al metro aunque cada operador lo lleva de un modo diferente.
En términos de repunte de gastos destaca Metro Bilbao, que en un año ha visto como se triplicaba, y casi cuadriplicaba, la factura de la luz. Fuentes del suburbano recuerdan que en enero de 2021 el gasto ascendió a 528.546 euros, y en febrero de aquel año a 425.731. Pues bien, el recibo de 2022 escaló hasta más de 1,6 millones en el primer mes, y a 1,28 en febrero. Con un matiz: hay que tener en cuenta que durante buena parte del mes pasado las frecuencias se redujeron en un 20% de tal manera que de haber tenido la misma intensidad que en 2021 el coste energético hubiese sido de casi cuatro veces más. En marzo las cosas no mejoran.
¿Qué va a ocurrir? Nada. Fuentes del metro recuerdan que se trata de un servicio público y que las arcas públicas asumirán el impacto sin tocar más las tarifas. Desde Bizkaibus también señalan que el aumento del gasto por la subida del combustible será alto, pero el compromiso con las empresas concesionarias es compensar al final del ejercicio esos desembolsos imprevistos. Es decir, más peso para los presupuestos forales.
En Bilbobus «tenemos un problema muy serio» y piden un plan de choque al Gobierno central
Sin embargo la situación en Bilbobus es diferente. Desde la empresa prestataria del servicio, Biobide, están muy preocupados porque los autobuses de Bilbao no son una concesión. Lo que hay es «un contrato de servicios» en el que se comprometen a hacer un trabajo cargando ellos con el riesgo y ventura. Es decir, el Ayuntamiento no asume los destrozos sobrevenidos por la crisis energética. «Tenemos un problema muy serio», se duelen los responsables de la firma.
Según sus cálculos, el combustible que consumen en estos momentos (10.000 litros al día) está «un 42% más caro que hace un año». Y la luz para los vehículos eléctricos, más aún. «La situación está imposible y no hay en el contrato (con el Ayuntamiento) cláusula de adaptación de precios» para hacer frente a una situación que nadie se esperaba. Además, a todo ello se une que el convenio colectivo establece una subida salarial referenciada al IPC, con lo cual el gasto en personal «ha subido un 8,3%».
¿Qué ocurrirá entonces? Si el asunto no mejora habrá que «hablar con el Ayuntamiento, o renegociar el convenio... Alguna medida habrá que tomar». De momento Biobide se ha unido a la petición de la Asociación de Transportes Públicos Urbanos (Atuc) en la que reclama un plan de choque al Gobierno central.
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