Garai precinta la zona de Momoitio por la avalancha de excursionistas

En el entorno de San Juan de Momoitio en Garai, con su ermita y necrópolis medieval envuelta entre hayedos, parece que el tiempo se detiene. Así lo han debido de entender vecinos de otros municipios del entorno de esta localidad del Duranguesado que desde el sábado acuden en grupo a pasar el día a la zona, ajenos al estado de alarma. Suben en coche con su 'tupper' de tortilla de patata a pasar el día en familia, atraviesan varios municipios para sacar a pasear a su perro o deciden tomarse un tentempié después de acceder a este oasis en bicicleta. Y por supuesto, nada de mascarillas.

Un comportamiento que ha dejado «perplejos» a los 320 vecinos de la pequeña localidad, una de las pocas que mantiene a raya al Covid-19 con cero contagios. El comportamiento incívico de estas personas ha obligado al Ayuntamiento de Garai a tomar medidas. Ha clausurado el entorno de la ermita y cerrado las fuentes instaladas en parques y vías públicas. «Hay vecinos de más de 80 años que viven en las inmediaciones y que han estado confinados durante semanas, sin salir de casa, y están perplejos y se sienten agobiados con la situación», aseguró el alcalde, Erramun Osa.

El regidor jeltzale lamenta que «algunos todavía no se dan cuenta de que esta historia de la pandemia no es un tema ajeno que está sufriendo Madagascar, sino que está en la calle, cerca de nosotros, que nosotros sin darnos cuenta podemos ser portadores y que podemos fomentar que este virus se expanda». Es por ello que hace un llamamiento a «la responsabilidad y al civismo» e invita a la ciudadanía al cumplimiento de las recomendaciones sanitarias y las normas que establecen el distanciamiento social y la limitación de la movilidad de las personas. «De la misma manera que han hecho un esfuerzo ímprobo los servicios de sanitarios para hacer frente a la pandemia, que menos que nosotros los ciudadanos también aportemos algo de nuestra parte para ayudar a solventar esta situación», matiza Osa.

La «locura» del pasado fin de semana no fue un caso aislado y la afluencia de excursionistas continuó hasta el miércoles por la tarde. Desde el Consistorio temen que esta zona, en las faldas del monte Oiz y hasta ahora virgen, se convierta en un «foco de infección» si no se actúa con responsabilidad. Al tratarse de un municipio pequeño carecen de medidas suficientes para «desinfectar» el entorno con asiduidad. «No tenemos ningún sistema para estar cada dos por tres limpiando un espacio que puede ser utilizado continuamente por personas», advierte el alcalde.