La final de la Europa League acercó a Bilbao a 86.000 personas y generó un impacto de 52 millones
El 30% de los ingleses criticó los altos precios de los alojamientos durante la celebración del evento
La final de la Europa League, disputada el pasado 21 de mayo en San Mamés entre el Tottenham y el Manchester United, atrajo a un ... total de 85.930 personas a la capital vizcaína. La mayoría (74%) eran de origen extranjero, casi todos hinchas de alguno de los dos equipos finalistas, aunque también se desplazaron a disfrutar del acontecimiento deportivo vecinos de otras localidades de Euskadi (18%) y de España, además de turistas de otras partes del mundo. Así lo refleja el informe de impacto realizado por Ikertalde para el comité organizador local, compuesto por el Ayuntamiento de Bilbao, el Gobierno vasco y la Diputación. De las más de 85.000 personas que se movilizaron, 49.862 accedieron con entrada al estadio, mientras que 36.068 se quedaron disfrutando del evento en las calles bilbaínas. El 85% de los visitantes eran hombres, y seis de cada diez menores de 45 años, siendo el grupo entre 25 y 44 años el predominante.
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Cinco meses después de que Bilbao se convirtiera en el epicentro del fútbol, las instituciones vascas han dado cuenta del impacto que generó el evento en la economía del territorio. En julio, el Ayuntamiento habló de 40 millones de euros, cifra que ahora ha ascendido hasta los 52 millones, con una adición al PIB de 30 millones y un retorno económico directo en la Administración de casi diez. El gasto organizativo fue de 11,52 millones.
Los aficionados y turistas movilizadas inyectaron en las arcas locales 23 millones de euros, que provienen, sobre todo, del desembolso realizado en las pernoctaciones (61% del total), transporte, bares o en el comercio. Los ingleses con entrada fueron quienes colonizaron el gasto (90%). En total se dejaron 19 millones de euros. Los gastos totales se repartieron de esta manera: los hoteles y apartamentos turísticos recaudaron 13 millones, los bares y restaurantes 5,6 millones, el comercio (1,2), el transporte (1,1) y la compra de productos de souvenir 238.540 euros.
Así las cosas, los ingleses se dejaron los ahorros sobre todo en dormir. Los datos hechos públicos este martes revelan que un 64% personas de las personas movilizadas pasaron la noche en un establecimiento ubicado, en la mayoría de los casos, en Bilbao o Bizkaia. Los hoteles acogieron al 58% de los aficionados, mientras que otro porcentaje importante de hinchas (35%) prefirieron pasar la noche en un piso turístico. La estancia media fue de 2,41 noches.
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El director de Actividad Física y Deporte del Gobierno vasco, Gorka Iturriaga, ha destacado que «la final de la Europa League ha sido mucho más que un gran acontecimiento deportivo. Ha sido una oportunidad para fortalecer el ecosistema del deporte en Euskadi y reafirmar nuestra capacidad para organizar eventos de primer nivel con un retorno económico y social muy significativo».
Por su lado, Ainara Basurko, diputada de Promoción Económica, ha recalcado que este tipo de eventos internacionales «son una oportunidad extraordinaria para proyectar al mundo la imagen de un territorio abierto, moderno y competitivo». También Kontxi Claver, concejala de Desarrollo Económico en el Ayuntamiento de Bilbao, ha puesto de manifiesto la necesidad de «organizar bien» para «proyectar nuestra ciudad al mundo».
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Queja por los altos precios
¿Y qué piensan los ingleses que viajaron a Bilbao para la final? Los hinchas dan una nota de 8,5 a la organización del evento. Han valorado positivamente la ciudad y a su gente, pero los altos precios, sobre todo de los alojamientos, ha sido un motivo de queja para el 30% de los aficionados. El informe refleja que «la carestía de la ciudad constituye un reto de mejora que aparece con cierta recurrencia». Y es que ña final disparó los precios de los hoteles y de los apartamentos turísticos de manera vertiginosa. En las semanas previas al evento se observaron ofertas que oscilaban entre los 900 euros y los 5.000. El encarecimiento fue tal que en los foros de los propios hinchas ingleses se debatió la posibilidad de dormir en la calle.
Pero además de los problemas para encontrar una habitación asequible, las personas movilizadas también han destacado los problemas de aparcamiento y la «imposibilidad de vivir la ciudad, en los casos en los que por seguridad se ha alejado excesivamente a las aficiones del centro de la ciudad».
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