«El feminismo hegemónico se ha construido sobre unas bases racistas»
Asegura que la discriminación «está presente en toda la sociedad» y llama a impulsar «cambios estructurales»
Quinndy Akeju (Zaragoza, 2000) es una afroactivista que vive en Bilbao desde su juventud, donde se ha implicado en la lucha contra un racismo que « ... está presente en toda la sociedad», incluido Osakidetza, donde trabaja como enfermera.
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- ¿Qué barreras encuentran las personas africanas en Euskadi?
- La situación es de discriminación. Por un lado, está la imagen histórica en la que se nos ha construido como las pobrecitas a las que hay que salvar, sobre todo en la infancia. Cuando nos hacemos mayores, en cambio, se nos estigmatiza como criminales. La extranjerización juega un papel fundamental porque no se nos considera personas importantes dentro de la sociedad, por mucho que hayamos nacido aquí.
- ¿Cómo se traduce este racismo en el día a día?
- En tener que justificar constantemente que somos negras. Da igual que hayamos nacido en Zaragoza, se nos pide casi el árbol genealógico. Además, aunque nos hayamos criado aquí, hasta que no conseguimos la nacionalidad española no se nos permite trabajar u opositar.
- En su caso, trabaja como enfermera en Osakidetza. ¿Ha encontrado racismo?
- El racismo no queda fuera de los sistemas públicos, sino que se reproduce de puertas para adentro. Hay pacientes que al verme me preguntan de dónde soy o, directamente, me han dicho que mancho porque soy negra. Pero también he vivido esa discriminación como paciente, sintiendo un estigma desde el otro lado.
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- ¿Se impulsan políticas públicas suficientes para combatir el racismo?
- El Gobierno vasco tiene que ser mucho más atrevido. Se está preparando una ley de igualdad de trato y no discriminación que debería ser más ambiciosa. Hay que impulsar medidas concretas para que las personas negras podamos acceder a trabajos sin que nos rechacen por nuestro pelo o para que no nos encontremos ante una barrera cada vez que buscamos vivienda.
- Urge un cambio estructural ...
- Sí, totalmente. El racismo y la extranjerización son cotidianos y nos afectan a todos. Nico Williams tuvo que cerrar sus redes sociales después de los insultos que recibió por fallar un gol. Si a él le pasa eso, ¿qué no le va a ocurrir a uno como él pero fuera del estadio?
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- ¿Los Williams son entonces referentes o privilegiados para la comunidad negra?
- Las personas negras no somos un monolito, somos diversas. Nadie puede representar a un colectivo, pero dentro de su campo profesional sirven para visibilizar la problemática. Su vida no es comparable con el de una persona africana pobre, pero hay vivencias que se comparten.
- ¿Y ya hay referentes en otros ámbitos?
- Tiene que haber más y en más ámbitos. Las personas racializadas en la infancia no hemos sido ni capaces de imaginar la posibilidad de llegar a ciertos espacio porque no hemos visto allí a personas como nosotros.
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- ¿Uno empieza a darse cuenta de que vive en una sociedad racista desde la escuela?
- No te das cuenta de que la sociedad es racista, pero sí de que te están insultando por tu color de piel. Eso contribuye a que interioricemos muchas dinámicas. Hay una pasividad absoluta entre el profesorado y faltan protocolos antirracistas. Es en la educación, desde la infancia, cuando hay que incidir en el cambio social.
- De hecho, la imagen que tenemos de África se empieza a construir desde la escuela.
- Se empieza hablando de África como si fuera un solo país monolítico. Se nos dibuja como sociedades sin cultura y analfabetas. Se habla de nosotros como personas pobres y no empobrecidas a las que hay que salvarnos. Históricamente es una región rica que debe estudiarse más allá de la esclavitud, que se trata como si fuera algo ajeno cuando el puerto de Bilbao fue un puerto de trata. No se puede pasar por alto que la península ibérica está a 14 kilómetros de África ni que las personas negras somos parte de la historia de Euskadi.
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Movimientos sociales
- ¿Cómo confluye la lucha antirracista con otros movimientos sociales?
- La lucha contra el racismo sistémico está atravesada por la clase y el género. No deja de ser una lucha de clases y una lucha feminista. Si no tenemos en cuenta que es un problema que la sociedad se categorice en base a los ingresos económicos, no vamos a poder luchar por las personas racializadas, que son las más pobres.
- ¿Atraviesa también el racismo movimientos como el feminismo?
- El feminismo hegemónico, que es el que todo el mundo conoce, está muy alejado de lo que a los feministas antirracistas nos gustaría. Es una cuestión de privilegio. A las mujeres blancas no les atraviesa el racismo y nunca les va a atravesar, por lo que se ha construido sobre unas bases racistas. Si no se escucha a las mujeres negras o a las migrantes que gritan por una liberación dentro del patriarcado, se van a seguir reproduciendo los mismos patrones. Es urgente y vital, por lo tanto, que se ponga la lucha contra la discriminación racial en el centro. Pero en toda la sociedad.
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