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Un joven enciende una de las duchas del monte Arraiz. JESÚS HERNÁNDEZ

Estreno a 30 grados de las playas verdes

La cumbre del monte Arraiz, el parque Etxebarria y San Antonio, en el Peñascal, están ya abiertas mientras que la Peña se sumará el lunes

Sábado, 27 de junio 2020, 13:20

Tres de las cuatro nuevas playas verdes de Bilbao se estrenaron este sábado y lo hicieron en una jornada de calor asfixiante, con más de ... 30 grados a mediodía. La cumbre del monte Arraiz, el parque Etxebarria y el de San Antonio, en El Peñascal, tienen ya más de 750 parcelas acotadas con cal sobre la hierba para tomar el sol sin perder la distancia. Hay 26 duchas en las cercanías para cuando aprieta el calor. este sábado no se llenaron, ni mucho menos, pero los que se acercaron agradecen el gesto. Según ha confirmado el Ayuntamiento de Bilbao, mañana abrirá la última playa verde, la de Ibaieder, en La Peña.

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Parque San Antonio 110 parcelas

Irene tiene 19 años así que ha subido en tres zancadas desde Rekalde hasta San Antonio, en el Peñascal. «Son diez minutos. Para los que somos jóvenes es un paseo pero quizá se puede hacer dura la subida para los mayores», comenta. Eran las 13 horas y el sol comenzaba a apretar. Quedaban todavía bastantes parcelas libres, todas de unos 5 metros cuadrados. «Es un espacio suficiente para una persona pero muy justa si vienes con amigos o familia», valoró. Como casi todos, tenía el plan de regresar a comer a casa. Cerca de ella se colocó el matrimonio formado por Mari Ángeles y Antonio, que habían subido caminando como siempre desde el puente de Rekalde. «Esto se llena todos los fines de semana. Te trae el Bilbobus hasta aquí cerca pero a nosotros nos gusta venir andando. Hace un día estupendo. Siempre venimos paseando y, hoy, pues a tomar el sol», cuentan. Juan, su vecino de parcela, ha traído a sus dos hijos. «Es una buena idea y ojalá valga para que la gente cuide más este parque, donde no se pueden hacer barbacoas y la gente deja tirada la basura», censura.

Sonia también es de Rekalde, como la mayoría de los que se han acercado a San Antonio. «Este parque está aquí hace mil años, la novedad son las rayas», dice con gracia. «Suele llenarse. Llega gente con carros, hacen barbacoas y hasta ponen carpas algunas veces. Yo suelo venir a tomar el sol cuando me da pereza ir a la playa y, por las tardes, para pasear al perro». Con todo, agradece el gesto del Ayuntamiento, que hace más cómodo el rato de sol habitual. «El camino de vuelta por los senderos y entre árboles, también me gusta», comenta. A su alrededor hay muchos huecos y también hay quien opta por tomar el sol fuera del círculo.

Monte Arraiz 420 plazas

L.A. Gómez

En Arraiz, a las doce de la mañana, la estampa era bien distinta. Había una treintena de coches aparcados en el aparcamiento más próximo a la cumbre. Ninguno de sus ocupantes había acudido con la intención de estirar la toalla. Unos pocos habían optado por el senderismo y la mayoría tenían por delante un plan gastronómico. Acarreaban barbacoas, carne, frutas, bebidas en las neveras, sillas y manteles, todo lo necesario para una buena comida campestre. Muchas de las mesas tenían dueño desde muy temprano. «¿Una playa verde? Ni idea», reconocían uno tras otro. Sólo había una persona en las 400 plazas pintadas con cal. Desde una decena de metros era difícil ver las líneas y sólo llamaban la atención las duchas de madera. Jorge, de 34 años, llegó el primero. «Suelo subir caminando y hoy he parado a tomar el sol. He venido en pantalón corto, sin bañador, así que sólo me refresco las manos», lamenta. «Es una buena idea crear esto», opinaba.

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Parque Etxebarria 232 plazas

En el parque Etxebarria cuesta encontrar las rayas blancas. Es mediodía y hay gente sentada y tumbada tomando el sol en diferentes zonas. Están junto a las hamacas, no muy lejos de la chimenea central. Esta es la única playa verde a la que se puede acceder en Metro Bilbao, si bien hay que recurrir luego al ascensor que sube a Begoña. Tampoco aquí encontramos mucha gente a mediodía, bien porque el Athletic se enfrenta a esa hora al Mallorca o porque un sol abrasador está reventando los termómetros.

En una esquina de la playa verde, los venezolanos Fernando Valero y Dimar Tolosa han plantado hasta una pequeña piscina. Su hijo Mateo, de 3 años, disfruta del agua y de la emoción de salpìcar a todos. «Llevaremos aquí un par de horas y no vamos a estar mucho más porque yo trabajo los fines de semana en la hostelería», explica él. Como este sábado su turno empezaba a mediodía, no quiso jugársela yendo a la playa porque iban a estar poco tiempo y se ahorraban así los posibles atascos. Asentados en Bizkaia hace un par de años, esta medida les perece importante «para evitar contagios en las playas que están muy llenas».

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L.A. Gómez

Cerca de allí, Ainara Etxebarria echaba en falta una ducha donde refrescarse. «La verdad es que no se ve ninguna cerca. Y vendría bien para quitar el calor, especialmente para Poquito, mi perro». Sube habitualmente desde hace años a tomar el sol por esta zona y ahora lo hace dentro de la raya. «La idea está bien. Todo ayuda para evitar contagios», ratifica.

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