Martes, 10 de noviembre 2020, 14:12
BASAURI. Isidro Llaguno, 63 años, jubilado de El Corte Inglés residente en Basauri
"Antes de jubilarme cogía el metro a diario para ir a trabajar a El Corte Inglés, ahora lo uso menos, pero siempre que nos tenemos que desplazar los de casa, no cogemos el coche para nada. El metro es una maravilla, lo mejor que se ha podido hacer. Los medios de locomoción que había hace 50 años no tenían nada que ver, entonces era un desastre. Yo que soy de Urioste, Ortuella, me acuerdo de la cola inmensa de coches que se formaba en el puente del matadero de Zorroza, en Cruces, era una vía de un único sentido. Cuando aquello cerraba a mediodía el comercio y con los atascos a veces te veías volviendo al trabajo sin comer".
BASAURI. Marta García, 50 años, de Barakaldo a Basauri para ir al gimnasio
"En Basauri hay un gimnasio donde imparten Chi-kung que me gusta y conozco al profesor, así que me vengo desde Barakaldo en metro. Cuando el metro llegó a Barakaldo lo estuve esperando con muchas ganas, porque el bus tarda mucho y da muchas vueltas. Este es un medio de transporte más cómodo, aunque me gustaría que los trenes llegaran con menos frecuencia. A veces me toca esperar ocho minutos. Si se pudieran poner más trenes, y más ahora durante la pandemia, no estaría mal".
ARIZ. Gorka Zorriqueta, 21 años, vive al lado de una boca del metro
"Trabajo en logística y es el medio que uso para trasladarme. Ojalá siguiera la línea hasta Castro, yo que tengo piso en Santander. Fíjate, si te apetece ir a Noja y puedes ir en metro, pienso que mucha gente lo usaría".
ARIZ. Marcela Girón, 31 años, natural de Honduras
"Recientemente he comprado el bono mensual, porque entro a trabajar a las cinco de la mañana y salgo a las diez y, aunque vengo desde Lemona a Santutxu, todos los días me arreglo con el tren y con el metro. En el tren me toca esperar quince minutos entre uno y otro y, los fines de semana, media hora, nada que ver con el suburbano que, además, es siempre muy puntual. Para mí eso es muy importante, la puntualidad. En más de una ocasión me he puesto a platicar con la gente con la que coincido, sobre todo los domingos, cuando acudo a misa en Erandio, en la Iglesia Evangélica Betel. Hoy he venido a recoger unas cosas a Ariz. En mi país natal, Hondura, no hay metro y los autobuses son más pequeños que los que circulan aquí".
ETXEBARRI. Ander Pernía, 19 años, se está sacando el carné de conducir
"Vivo en San Antonio de Etxebarri y voy a la autoescuela en Basauri. Suelo coger bastante el metro y, cuando tenga coche... depende. Para ir a Bilbao seguramente iré en metro, pero para ir a otros sitios lo pensaré. Pero por las noches los fines de semana, con los amigos, también lo seguiré cogiendo. Va siempre muy lleno a esas horas".
ETXEBARRI. Lutxi Elorriaga, 61 años, no va a ningún sitio sin el metro
"Llevo tanto tiempo yendo en metro a todos los lados que ya no sé ir en autobús. Es como el medallón que te pones todos los días por costumbre, eso es el metro para mí. Para mí es funcional, certero, te lleva adonde quieras y lo tienes en la puerta de casa. Cuando el metro muere aquí, en Etxebarri, si te quedas dormido te despierta la megafonía diciendo 'abandonen la unidad'. Me acuerdo de cuando usábamos el 'creditrans', mi madre lo llamaba "el tris-tras".
BOLUETA. Koldo García, viaja con su bici de Bolueta a Etxebarri para no tener que subir la cuesta
"Conozco los metros de media Europa y algunos dan miedo, pero no es el caso de éste. Yo me cojo la bici para hacer el trasbordo en Etxebarri y luego, a Basauri, así me evito subir la cuesta".
BOLUETA. Passy Iliamo, 51 años, nacida en Congo, coge la lanzadera de Galdakao a Bolueta todos los días
"Empiezo a trabajar temprano por la mañana y cojo el metro a las seis, el primero del día. A esa hora somos muchos en el andén, aunque parezca mentira. Lo prefiero al coche, es más seguro y genera menos contratiempos. Además de rápido, se adapta como un guante a mi horario de trabajo. Soy empleada de la limpieza en Galdakao".
BASARRATE. José Luis González, 57 años, natural de Artea, almacenero en paro
"En Bilbao ya no se puede meter el coche, por la congestión de tráfico que hay y porque es imposible aparcar. Yo vengo en el tren de Lemona y engancho con el metro en Etxebarri, es fácil. Eso sí, cada vez viajo menos veces sentado, la mayoría de los días no encuentro sitios libres".
BASARRATE. Felisa Monge, cumple 70 años el 14 de noviembre
"Todos los días llevo en metro al colegio a mis nietos, de lunes a viernes, nos bajamos en la parada de Basarrate. Me pilla a 500 metros de casa y a las siete y media ya estoy en el metro y, a menos cuarto, en su casa para atenderles y llevarles. Lo que mis padres no hicieron por mí. Del metro me gusta todo, lo cómodo y lo limpio que está. Cuando vino mi sobrina de León le encantó. Ahora con el Covid-19 no puedes hablar con nadie y eso me entristece un poco. Yo, si pillaba algún joven cerca, siempre venía hablando con él. Pero encima casi todos van con los móviles y ya no hay conversación. Lo que me preocupa es la hora punta, no hay control y van los trenes a tope".
SANTUTXU. José Manuel Moreira, 51 años, de Sopela a Santutxu para trabajar en un laboratorio de prótesis dental
"Siempre viajo sentado, desde Larrabasterra. Si tuviera que venir de pie, me lo pensaría, quizá acabaría cogiendo el coche. Hubo una cosa que me molestó, que quitaran los asientos laterales, yo los veía muy útiles y me gustaban".
SANTUTXU. Serafina Martín, 81 años, usuaria habitual, no ha cogido nunca el ascensor en el metro, prefiere subir por las escaleras
"Me acuerdo del día de la inauguración, ¡la ilusión de meterte por un agujero e ir hasa aquí abajo! Suelo bajar a una pescadería de las Siete Calles desde mi barrio, Santutxu, en metro. Tengo la tarjeta de jubilada y es muy barato, 30 o 40 céntimos. Y subo siempre por las escaleras, el ascensor no lo he cogido nunca".
ZAZPIKALEAK/ CASCO VIEJO. Mikel Val, 32 años, aboga por el transporte público de todo tipo
"Trabajo en la residencia Kirikiño y todos los días lo cojo desde Uribarri a Santutxu. Soy auxiliar de enfermería y mi vocación es trabajar en algo donde pueda ayudar a los demás. El transporte público es lo mejor que hay. Más cómodo y más barato. Ahorras tiempo y dinero".
ZAZPIKALEAK/CASCO VIEJO. Sivlia Fernández, en metro si viaja sola, en bus si va con su madre
"Tengo 19 años y estudio un Grado Superior de Laboratorio en el Casco Viejo. Vengo todos los días desde Santurtzi. La pega, que siempre viajo en horas punta, a las ocho y a las dos, cuando se acumula más gente. He visto el metro de París y este es mejor, en mi opinión. El bus también lo uso cuando vengo con mi madre, porque nos gusta ir mirando el paisaje y nos relaja más que el metro, que tiene un ritmo frenético".
ABANDO. Jesús Miguel Gaya, 65 años, de Getxo a los juzgados de Bilbao en metro, es abogado
"El coche no lo cojo nunca, el metro me resulta más cómodo. Aparte del diseño espectacular, es de una calidad bastante aceptable, aunque es una bilbainada. Otros han tratado de imitarno. Si nos ponemos a comparar, el metro de Barcelona lo veo algo más adelantado y el de Madrid, por haber sido el primero, diría que la infraestructura deja algo que desear".
ABANDO. Ana María Iraeta, 57 años, profesora de literatura en el Colegio Askartza, va de Abando hasta Leioa y luego coge el bus-lanzadera
"Llego con tiempo de sobra a la estación y, si veo que el metro que llega va lleno, lo dejo pasar y espero al siguiente. Hace 25 años, cuando se estrenó, yo vivía en Santutxu. No acudí el primer día ni el segundo, sino unos días después. Qué novedad era ir de Santutxu al centro en metro".
MOYUA. Isaac Mosquera, músico callejero y profesor de música en una escuela de Santutxu, algunos días toca la guitarra junto al Guggenheim
"Es la tercera vez que cojo el metro desde que salimos del confinamiento. Antes lo usaba a diario, pero ahora tengo más presente la pandemia y prefiero la calle y caminar. Este es el mejor metro que visto. He vivido en Nueva York y, cuando salía de tocar en Coney Island, tenía que cruzar Manhattan en metro para ir a casa. El trayecto duraba 40 minutos y se veía a trabajadores fumigando las vías y las ratas corriendo delante. También recuerdo el metro de Buenos Aires, tampoco nada que ver con el de Bilbao. Aquel da miedo, aunque tiene mucha historia y está lleno de músicos y pintores. En el caso de Bilbao, no sería lo mismo si hubira músicos, la estética misma no va con ello, pero hay que reconocer la vida apasionada de esos metros que sí los tienen".
MOYUA. Iraide Herrera, 29 años, natural de Bermeo, abogada en Bilbao
"Si tengo juicio en Getxo o en Barakaldo, es una gozada ir en metro porque en ambos casos te deja al lado de los juzgados. Para las personas con movilidad reducida está muy preparado. ¿Algo negativo? El servicio nocturno, sería interesante ampliarlo a ese horario".
INDAUTXU. Safeer Akhtar, 34 años, de Pakistán a Indautxu
"Ir a Barakaldo desde Bilbao con un solo billete está muy bien. Me alegra que no haya músicos u otro tipo de artistas en las estaciones. Cuando trabajaba en un restaurante de kebabs en el centro de Bilbao me venía fenomenal, ahora lo uso menos porque me pilla más cerca de casa. Es muy limpio y se respira tranquilidad".
INDAUTXU. Ainhoa Zarobe, 49 años, monitora de jantoki en un colegio de Barakaldo
"Antes, cuando no había metro, cogía la oruga, el autobús articulado, a Barakaldo, e iba petado. El metro es estupendo, estéticamente me gusta mucho".
SAN MAMÉS. Jhonatan Lizcano, 31 años, Colombia, lee la novela 'El manuscrito de Dios' mientras espera a que llegue el metro
"Salgo de casa mirando la app del metro para saber exactamente cuánto tiempo voy a tener que esperar en la estación de Sopela, desde donde vengo. Hasta aquí son 32 minutos de viaje, lo tengo bien calculado. Al metro no le encuentro ninguna gran carencia, yo me llevo siempre un libro y viajo enfrascado en alguna novela".
SAN MAMÉS. Azucena Merino, 66 años, ha ido a la tienda del Athletic que hay en el estadio de San Mamés desde Portugalete
"Cuando trabajaba en el hospital San Juan de Dios de Santurtzi iba andando hasta Portugalete, pero desde que pusieron el metro a Sestao la cosa cambió. Las escaleras mecánicas es lo único que me da repelús, porque son tramos demasiado altos y empinados para mi gusto".
DEUSTU. Juan Antonio Trujillo, 26 años, malagueño residente en Deusto
"Vengo de hacer crossfit en Barakaldo. No tengo coche propioo. A veces me cabreo porque el torno donde se pone la 'Barik' tarda mucho en abrirse y acabas perdiendo el metro si vienes con prisa. En Málaga también hay metro desde el puerto a la periferia de Benalmádena, pero tarda mucho".
DEUSTU. Agra Castaños, 20 años, estudiante de Educación Primaria
"He visto en Twitter que el metro cumple 25 años, mucho me parece. Tengo coche y a veces lo uso para venir a la Universidad, pero es una odisea aparcar, así que casi siempre lo descarto. Si puedo, procuro cogerlo sobre las doce y evitar los metros de las dos de la tarde, que van muy llenos".
SARRIKO. José Luis Iglesias, 69 años, va a buscar a su nieta a Barakaldo desde Sarriko
"Si tuviera que que mejorar algo, sería la seguridad. A veces coincides con una pandilla de gamberros que se piensan que están en su casa. Mi estación, Sarriko, es muy bonita, una de las que más. ¡Ene! Me acuerdo hace 25 años, no lo estrené hasta que pasó una semana o más. A mi nieta la encanta ir en el metro, cuando era más pequeña íbamos todo el viaje mirando las vías".
SARRIKO. Lucía Icazuriagagoitia, 62 años, trabaja en el servicio de ayuda a domicilio
"Al principio me negaba a meterme en aquel agujero que se veía desde arriba, la superficie, pero ahora reconozco que es genial para ir a trabajar. Además de rápido y limpio".
SAN IGNAZIO. Jon Zubiaurre, 58 años, trabaja en Idom
"Cómodo, rápido, con muchas frecuencias horarias... Lo único, que aveces funcionan mal los sistemas de los horarios, bailan un poco. Hace 25 años no lo cogía porque estaba trabajando en Zamudio, pero ahora que estoy aquí he reducido el uso del coche en beneficio del metro. En los vagones me he encontrado con conocidos que hacía mucho tiempo que no veía".
SAN IGNAZIO. Bashira Hoaino, 40 años, Siria, estudia castellano a la velocidad del rayo e informática
"No siempre voy en metro, sólo cuando tengo prisa, porque así evito los semáforos. Me gusta mucho, porque es más tranquilo que el autobús, pero cuando voy con mis hijos pequeños, gemelos de tres años y otro de ocho, siento miedo porque se mueven por el andén. Me gustaría que hubiera unas mamparas . Eso sí, el diseño es muy bueno, tiene mucha luz".
LUTXANA. Eneko González, 37 años, natural de Erandio, usuario de lunes a sábado
"En todos los trabajos que he tenido siempre me he trasladado en metro por el tema del aparcamiento. Ahora soy el encargado del Batzoki de Zamudio, en Lutxana cojo el trasbordo hasta Sondika y, de allí, voy a Zamudio. Cuando se abrió hace 25 años yo era un niño de doce años. Me acuerdo de la mascota que parecía un pájaro".
LUTXANA. Vivian Mulen, 49 años, empleada en una residencia en Neguri, "hay mucho curro"
"Es genial para la gente que no tenemos la opción del coche. Lo uso a diario para ir a Neguri y, los fines de semana, para ir a Bilbao a tomar algo. Es higiénico y limpio, y los vagones son muy modernos. Para Bilbao fue toda una novedad, lo recuerdo. Es una ciudad pequeña y el metro la mejoró. Ahora mismo tengo billete mensual de 50 viajes, 37 euros, y lo cojo a las siete de la mañana".
ERANDIO. Constan Martínez, 65 años, jubilado con muchos recuerdos sobre la inauguración del metro hace 25 años
"Lo más positivo es que es muy accesible. Puedes ir a casi cualquier sitio de Bizkaia con cierta entidad de población. Recuerdo que, hace 25 años, esta fue la primera estación, ¡y en un pueblo de barro! Era una especie de parque de atracciones para los jóvenes del pueblo. Lo negativo... lo veo caro. No para mí, que soy jubilado y no hay manera de gastar diez euros en la 'Barik', pero sí en general para los viajes que no son cortos".
ERANDIO. Juana Borda, 46 años, Bolivia, viene de ver a su sobrina en Erandio
"Voy a diario desde Las Arenas a Bideazabal. El bus a Berango es cada hora y aunque el metro me deja más lejos, lo prefiero. No me importa no ir sentada, lo importante es viajar. En el metro me encuentro con muchos compatriotas bolivianos".
ASTRABUDUA. Sergio Molina, 21 años, instalador de fibra óptica
"El metro es una de las alternativas más ecológicas para los desplazamientos, ayuda a utilizar menos el coche. Lo uso desde niño. Las instalaciones son buenas, aunque algunas estaciones están desérticas".
ASTRABUDUA. Matilde Esteban, 59 años, aparejadora, admiradora de Norman Foster y de su arquitectura
"Hoy por hoy el metro está como el primer día. Soy fan de Foster y de toda su obra, no le he conocido en persona, pero le sigo. Es un gran arquitecto y una gran persona, por lo que he leído de él. Todas sus obras son eternas".
LEIOA. Hugo Machuca, 18 años, estudia carrocería en Algorta.
"Lo único que no me gusta es que, en invierno, la calefacción del metro está muy alta y el contraste con la temperatura de fuera es muy alto. Estudio para ser carrocero, quién sabe, quizá algún día me vea arreglando alguno de los coches del metro".
LEIOA. Irati Leyún, 21 años, se ha sacado el billete anual porque tiene que ir desde Leioa a Deusto todos los días
"En casa hicimos cuentas y vimos que el billete anual con viajes ilimitados era la mejor opción. Son 270 y pico euros. Generalmente hago dos viajes al día, a veces alguno más. Los fines de semana también lo utilizo por la noche para desplazarme. No he conocido a nadie en el metro, no es como en las películas. Me gustaría que arreglaran el muro que hay de camino al metro en Leioa, porque es muy bajo y me parece peligroso".
LAMIAKO. Aitor Escudero, 52 años, va en coche o en bici al trabajo y vuelve en metro.
"Trabajo en Unilever Foods y, como mi turno empieza a las seis menos cuarto de la mañana y a esa hora no hay metro, o me traen en coche o vengo en bici, depende de la época del año. Me gustaría que arrancara antes la jornada en el metro, para poder cogerlo a esa hora. También me gustaría que pusieran baños en algunas estaciones y que la frecuencia tuviera menos fallos. Esta es una estación tranquila, pero no van a soterrar el metro y me parece un error, teniendo en cuenta que parte al barrio en dos".
LAMIAKO. Alba Aurrekoetxea, 17 años, le pilla el metro al lado de casa.
"Mucha gente aparca en Lamiako para luego coger el metro hasta Bilbao, como en Leioa y Astrabudua. Yo cojo todos los días el de las ocho y cuarto de la mañana".
AREETA. Carlos Abad, 43 años, madrileño afincado en San Ignazio, haciendo una gestión en Areeta.
"Es cómodo, te lleva a todos los sitios, hay una buena rutina de trenes. Para mí, que soy de Madrid, éste es un metro de andar por casa. El de Madrid, eso sí, está más descuidado. 25 años, ya es una buena edad, el metro de Bilbao se ha hecho adulto".
AREETA. Elisa Gómez, 60 años, República Dominicana.
"Es maravilloso, te acerca a todas partes. Está considerado uno de los más limpios de Europa, ¿no? Cuando hay partidos o fiestas, hay que esperar mucho para poder viajar tranquila, porque viajan multitudes, pero como yo no soy de fiestas, no me suele pasar muy a menudo".
GOBELA. Yeray Villa, 32 años, ingeniero industrial de Mungia, vive en Bilbao.
"Ahora hay mucha gente que viene en coche y que antes iba en metro. Los viernes y durante la semana cierra demasiado pronto, en mi opinión. Se podría alargar. Si voy en coche, tardo sólo cinco minutos menos, es tan poca diferencia que prefiero ir en metro. Además, suelo aparcar el coche en Deusto para no meterme en el centro".
GOBELA. Dolores Estráviz, 61 años, médica de Atención Primaria en el barrio Repélega de Portugalete, de visita a unas amigas en Gobela.
"Prefiero el metro al autobús porque tiene más frecuencia. Antes venía en bus y la hora de la llegada era algo imprevista. Lo malo de esta estación es que, si llueve, te mojas. Ninguno de los metros que he conocido, Berlín, Barcelona..., son mejores que éste".
NEGURI. Cristian Díaz, 32 años, trabajador de Lantegi Batuak.
"El que inventó el metro en su día lo inventó todo. Faltan baños, alguna que otra vez sí los he echado en falta. En verano los trenes vienen a tope, porque la gente va a la playa, pero ahora con el Covid, se nota diferencia. Yo nací en el 88, cuando lo inauguraron tenía siete años, ni me acuerdo. Para ir a Bilbao cogería el coche, pero el atasco es de campeonato".
NEGURI. Olga Montanía, 21 años, empleada doméstica, natural de Paraguay.
"Dejo a mi hijo en la guardería y vengo en metro, ¡viene tan rápido! Lo puedes coger en un apuro porque no tarda en llegar. En esta estación tienes que tener cuidado con el carrito del bebé, porque una vez se me quedaron encajadas las ruedas entre el vagón y el andén y casi se me vuelca. Para una persona en silla de ruedas también debe de ser complicado".
AIBOA. Jon Urbizu, 42 años, de Getxo, con baserri en Gorliz.
"Antes usaba el tren antiguo y me acuerdo cuando nos cambiaron al metro. De ir siempre por arriba, en la superficie, a aparecer en el centro de Bilbao con la duda de si aguantaría cruzar la ría".
AIBOA. Geraldine Permison, nacida en Filipinas hace 28 años, hace dos viajes diarios de 25 minutos.
"Es cómodo y, si vas en coche a Bilbao, lo tienes complicado para aparcar porque las terrazas han restado muchas plazas de aparcamiento y hay menos sitios".
ALGORTA. Dionisio Vera, pintor y decorador de 54 años, paraguayo.
"Viajar subterráneamente es algo único y, si algún día los trenes no llevan conductor, aún más. Hago cuatro viajes al día, voy a comer a casa. Siempre coincido con las horas punta. Me arreglo bien así, además, no tengo coche".
ALGORTA. Miriam Zunzunegui, 67 años, echa de menos poder fumar en las estaciones abiertas.
"Antes, cuando se podía fumar, aprovechaba para echar un cigarro en la estación hasta que aparecía el metro. Prefieron las estaciones abiertas a las subterráneas, pero en ésta hace una corriente de narices. Y a veces lo paso mal para salir, porque si va muy lleno no se abren huecos y no te dejan salir".
BIDEZABAL. Juan Pérez, 40 años, colombiano en Bilbao, ha ido hasta Bidezabal para ir a la consulta de un masajista.
"Soy educador social en la Asociación Bizitegi y voy a trabajar todos los días a Otxarkoaga en la línea 3. El metro nos ha proporcionado libertad de movimiento y calidad de vida y la posibilidad de prepararnos para el impacto medioambiental. El transporte público es imprescindible para una sociedad desarrollada".
BIDEZABAL. Inocencia Resino, 65 años, nacida en Toledo, vive en Erandio y es empleada de hogar en Getxo.
"Faltan cuartos de baño, a veces te encuentras mal y te tienes que salir, conozco a gente que le ha pasado. Recuerdo que la primera estación fue la de Erandio, mi pueblo. Nos quitaron de en medio las barreras que teníamos que atravesar para ir con los críos al colegio. Los pasos a nivel eran muy peligrosos y, encima, había dos, en el centro uno y el otro hacia Tartanga".
IBARBENGOA. Asier de los Ríos, 48 años, exempleado de Gestamp, viene de una manifestación en Bilbao.
"Esta estación no la entiendo. Hasta hace poco el metro pasaba de largo por aquí hasta que un día vi que paraba, ¡anda!".
IBARBENGOA. Sara Calderón, 32 años, lo compara con el metro de Madrid.
"Yo he vivido en Madrid y éste es mejor. Hay menos líneas aquí y eso permite gestionarlo mejor. Lo veo muy bien co todas sus reglas, como la prohibición de comer, es adecuado".
BERANGO. Celso Augusto Gonzálvez, médico portugués en Berango.
"Viajo con mi mascota, un perrito que se llama Boby Junior. Lo pongo sobre mis rodillas y sobre el andén lo llevo en brazos hasta que salimos. Veo a bastantes perros en el metro, lo importante es cumplir las normas".
BERANGO. Sagrario García, 65 años, va camino de Algorta.
"Me viene mejor el autobús, más cerca de casa, así que no lo uso demasiado. Cuando viajo, tengo que ir en la dirección que circula el metro, porque me mareo. Es algo que en el tren no me pasaba nunca".
LARRABASTERRA. Manuel Castro, 61 años, exempleado del metro y de Euskotren, donde trabajó durante 36 años.
"He sido guardagujas y también he levantado y bajado barreras. Mi padre fue maquinista y mi hermano trabajó en el taller de Euskotren. Entonces se cobraba poco, pero permitían dar trabajo a los familiares de los empleados".
LARRABASTERRA. Irati Criado, 19 años, estudia un doble grado en Sarriko y empezó a viajar sola en el metro cuando tenía 11 años.
"Viajo sola en el metro desde que estaba en quinto de Primaria, para ir al colegio en Algorta. En cuanto me enseñaron las paradas, me aprendí el trayecto. Es cómodo, accesible y mucho más ecológico que coger el coche".
SOPELA. Gerardo Águila, 69 años, le gusta que en el metro no haya pintadas ni papeles por el suelo.
"Venir hasta Sopela en coche es una bobada. El metro ha dado vida. Yo vine aquí hace 40 años y no teníamos más que La Avanzada y Unbe. Por Unbe teníamos que ir a dos ruedas, según dónde tocaban las curvas. Llegabas a Lejona y, por ahí, al cruce de La Cadena y a Enekuri. Y la de accidentes que había en Unbe, porque había caballos sueltos y, el día que llovía, la carretera estaba como estaba. Ha sido un adelanto, si lo hubiesen puesto hace 40 años no habría comprado ni coche. Pienso que, en invierno, sobran metros, de no ser en las horas punta".
SOPELA. Raquel Rocha, 39 años, boliviana, las estaciones sobre la superficie le parecen más seguras.
"Una vez perí mi Ipad en el metro y no lo recuperé. Lo veo cómodo, para una persona que trabaja y tiene que moverse mucho, porque tiene horarios fijos. Es mejor que el autobús. Desde Sopela suele haber retrasos para ir a Plentzia".
URDULIZ. Franklin Justiniano, 58 años, de Abando a Urduliz todos los días.
"Me gusta ir charlando con gente, todavía se puede entablar conversación y conocerse. Es un transporte seguro y rápido".
URDULIZ. Rosa María Peña, 70 años, para ella el metro es "una gozada".
"El metro me pareció un adelanto, normal y lógico con los nuevos tiempos. En horas punta los vagones se quedan cortos, pero esto es un lujo. Hace años en los trenes había más comunicación entre los viajeros, ahora los mayores son más comunicativos que los jóvenes. El uso de los móviles frena todo diálogo, así que viajamos en silencio".
PLENTZIA. Patrick Gierczak, 24 años, polaco en Plentzia, profesor de inglés en Bilbao de lunes a jueves.
"El metro de Bilbao es puntual, limpio y con aire acondicionado. Viví en Londres una temporada y allí el metro no tenía estas cosas. Cambiaría la cantidad de metros que salen desde Plentzia, ahora son muy pocos".
PLENTZIA. Mª Carmen López, 72 años, llega a la estación con tiempo de sobra, conoce los horarios.
"Gracias al metro vas de la margen derecha a la margen izquierda sin perder tiempo. Yo lo uso habitualmente, para casi todo, salvo cuando tengo que hacer compras, que voy caminando. Hombre, todo es mejorable. Por ejemplo, aquí tenemos metro cada veinte minutos y una segunda vía de Urduliz a Plentzia estaría bien, pero la obra debe ser muy cara".
GURUTZETA/CRUCES. Manuel Jiménez, 62 años, no tiene coche.
"El metro es de lo mejor que ha pasado últimamente. Me gustan las estaciones y, en especial, los fosteritos. Además, ya son una cosa típica nuestra, no los hay iguales en otro sitio".
GURUTZETA/CRUCES. Laura Raneros, 11 años, en el metro, a diferencia del coche y el autobús, no se marea.
"Me gusta, puedo ir más rápido a todas partes. Además, prefiero el metro porque en el coche y en los autobuses me mareo y aquí no. No hay curvas, la velocidad es constante, hay música, es bueno".
ANSIO. Esteban Abreo, 24 años, siempre lleva cascos cuando viaja.
"Yo soy de esos antisociales que siempre lleva cascos cuando va en el metro. Valoro la facilidad que proporciona y el hecho de no tener que esperar apenas para coger un tren. Es fantástico que esté los viernes y sábados noche. De pequeño lo cogía con mi familia para venir al Parque Infantil de Navidad (PIN), tengo ese recuerdo del metro. De más mayor, para ir a la discoteca Anaconda, que ahora es un supermercado, creo".
ANSIO. Eider Mentxaka, 25 años, nacida en Lekeitio, trabaja en el euskaltegi municipal de Barakaldo.
"Dejo el coche en Ansio y me desplazo en metro hasta Barakaldo. Para tener 25 años, el metro no está nada mal. Anda, son los mismos que tengo yo. Estaría bien que pusieran más frecuencias en la línea 2, cada vez que lo pierdo son siete minutos de espera".
BARAKALDO. Pap Seck, 44 años, Senegal, en los trayectos largos va rezando con un rosario.
"Este es un transporte que me conviene, antes cogía el bus. Aunque para ir a Balmaseda, es lo único que tengo, ya podía llegar el metro allí. A veces hay muchos pasajeros que van hacia Bilbao y te quedas atrapado entre las puertas a la hora de salir, pero no puede decirse que sea un metro masificado como el de Barcelona o el de Madrid. Yo suelo ir leyendo un libro o rezando conun rosario que llevo en la mochila, así se me pasa el trayecto volando".
BARAKALDO. Arantxa González, 55 años, tiene ideas para mejorar el servicio.
"El metro ha cambiado mucho nuestras costumbres, para bien. Me gustaría que hubiera más líneas. Gallarta, Trápaga.. no tienen y es una zona con mucha población. Tampoco hay salida en Megapark y la veo necesaria, con la cantidad de gente que va. Para mí el metro es un servicio indispensable en una ciudad como Bilbao, tan turística".
BAGATZA. José Manuel Abuin, 58 años, coge el metro de las nueve de la mañana, a las dos del mediodía, a las tres de la tarde y, de nuevo, a las siete. A diario.
"Por trabajo, lo cojo cuatro veces al día, mañana y tarde. Soy técnico electrónico de servicios de telefonía y me desplazo continuamente. Lo he usado desde que se inauguró. Me gusta lo limpio que está. Retrasos sabes que siempre los va a haber. Hay cosas que son ponderables y otras no lo son. Viajo siempre de pie, por costumbre y para no molestar con mi mochila".
BAGATZA. Janire Castaño, 35 años, cajera en Bricomart, natural de Santurtzi.
"Acaba muy pronto el servicio para los que salimos tarde de trabajar, como yo, que salgo a las 22.30 horas. Podría tenerse en cuenta para atender a toda la gente que está empleada en los centros comerciales como yo. Por lo demás, no tengo pegas, la frecuencia es buena, la esperada".
URBINAGA. Juan Carlos Romaña, 51 años, trabaja en Cadenas Vicinay.
"Entro a las seis a trabajar y me gustaría poder coger el metro antes, pero no lo hay. Esta zona da miedo a esas horas, está muy oscuro el entorno de la estación, donde siempre hay muy poca gente, con lo grande que es. Suelo venir con algún compañero en coche y vuelvo a casa en metro. Ahora tengo el coche en el taller y no me queda otra".
URBINAGA. Inmaculada Azkona, 59 años, limpia una fábrica ubicada en las marismas del río Galindo y se traslada en metro desde hace 21 años.
"Es una bendición y yo que soy de Barakaldo estaba loca por que llegara el metro hasta Kabiezes, donde estuve viviendo un tiempo. Esta parada es muy sucia, los bancos que están a la intemperie acumulan mucho polvo y no te puedes sentar. En las taquillas es difícil encontrar a alguien, cuando en la estación de Portugalete he visto que están mañana y tarde. Cojo el de las seis y veinte de la mañana y viene abarrotado de gente, aunque de siete a ocho aún hay más".
SESTAO. Darío Moral, 46 años, de Getxo, motero y usuario ocasional del metro.
"Vengo de un cursillo de Lanbide y he cogido el metro porque se me ha estropeado la moto. Al menos aquí no tengo que aguantar el intenso viento que hay por Rontegi".
SESTAO. Vlada Arrese, 19 años, de Santurtzi a Sestao cada mañana temprano para ir a estudiar Animación Sociocultural y Turismo.
"Voy a mi bola, con mi música. Siempre que voy en metro me parece que el tiempo pasa muy rápido. Todo parece tan nuevo que da gusto. Una temporada tuve que dejar el coche en la estación de Urbinaga y daba un poco de miedo, todo estaba muy oscuro por las mañanas".
ABATXOLO. Javier Ramos, 20 años, abre la puerta del metro protegiéndose los dedos con la manga de la chaqueta.
"La distribución de los asientos del metro es mejorable. Veo que van 16 'marqueses' sentados y, el resto, viajamos apretujados en lo que sobra de vagón. Mi madre me ha contado que, cuando no había metro, tenía que ir hasta la estación de Renfe y esperar unos quince minutos. En horas punta viene muchísima gente y es muy difícil mantener una distancia de seguridad. Yo procuro no tocar nada y apretar los botones de la puerta protegiéndome los dedos con la manga de la chaqueta".
ABATXOLO. Johanna Vicuña, 38 años, arregla uñas a domicilio.
"El metro me gusta, es rápido. Por lo que he visto, la gente es educada y respeta la prioridad de sentarse de embarazadas y mayores. Pasan metros muy de seguido, está muy bien, aunque sabes que hay horas flojas en las que se va a demorar al pasar. En Madrid está muy congestionado, es como subirse a un autobús de Cali (Colombia), de donde soy, pero aquí no tengo esa sensación".
PORTUGALETE. Khalid Lakhouz, marroquí de 20 años, hace prácticas de pastelería en Kaialde.
"Cuando sales cansado de trabajar y te gustaría ir sentado en el metro encuentras que es imposible. Los fines de semana va mucha gente borracha de noche y se ven problemillas. A los mayores tenemos que dejarles sitio para sentarse. Un día vi discutir a una señora con una chica que viajaba con su hija y le pedía que la llevara en brazos en lugar de sentarla en un asiento. Se enzarzaron".
PORTUGALETE. Ainhoa Arostegi, 20 años.
"Ahora que vivo en Madrid y estoy instalada en Castro lo cojo menos. Normalmente, aparco el coche en Portu y vengo en metro hasta Bilbao para no poner OTA. ¡25 años! Sabía que era nuevo, pero no tanto, aunque también me cuesta asimilar que yo ya tenga 20 años. Es un metro fácil de seguir, con pocas líneas, no te lías nada".
PEÑOTA. Unai Izaguirre, 43 años, lo usa para ir a trabajar a Correos desde Santurtzi.
"La frecuencia en los días festivos tendría que mejorar, aunque supongo que a todo el mundo le gusta tener fiesta, a los empleados del metro también. Lo que pasa es que no te acuerdas y, cuando bajas a la estación y ves la cantidad de minutos que hay que esperar, te lamentas. Conozco metros de otras ciudades que son más efectivos y resolutivos. Como el de Praga, que tarda menos en las estaciones y donde las escaleras soy muy empinadas y van a toda leche. Tiene tres líneas y también va por la superficie, no es tan distinto del de Bilbao".
PEÑOTA. Jasone Molaguero, 53 años, da clases de inglés en la Escuela Oficial de Idiomas.
"El metro es cómodo, fácil y limpio, a mí me encanta. Viajan más estudiantes que ejecutivos. Mi cuñada prefiere Renfe, no lo entiendo. Recuerdo cuando se inauguró, hubo dos días gratis. Hice el trayecto Moyua-Indautxu y habia trescientas mil personas y lo pasé tan mal que tardé meses en volver".
SANTURTZI. Juanma Pérez, 59 años, valora la cercanía, la rapidez y la comodidad que le proporciona el metro.
"Conocía los metros de Barcelona y Madrid y cuando entré al de Bilbao por primera vez me pareció una explosión de luz y modernidad. En aquellos hay muchas más escaleras y las barreras arquitectónicas no se cuidan y, si vas con una maleta, lo pasas mal, cosa que aquí no, porque dispones de ascensores".
SANTURTZI. Katy Apakize, 47 años, natural de Georgia.
"Bilbao, el metro, me gusta todo, se parece a mi ciudad natal mucho. Lo uso para ir a trabajar, es muy rápido, creo que no preferiría el coche, por los atascos".
KABIEZES. Gorka Anta, 40 años, albañil, acaban de operarle en el hospital de Cruces tras sufrir un corte feo en un dedo.
"Soy abierto y amigable y me gustar ir charlando con alguien, siempre que puedo. Si voy a Bilbao, no lo dudo, cojo el metro, pero para moverme por Muskiz, por donde trabajo, no. Lo que no me gusta es que haya mucha gente y viajar apretadito".
KABIEZES. Mertxe Solana, 59 años, vive en Castro, deja el coche en Kabiezes y, a partir de ahí, se desplaza en metro para lo que necesite.
"Viajo a la misma hora que los estudiantes, en general. Y voy como ellos, con mi música y mis cascos, de una manera muy impersonal. El diseño del metro me llama mucho la atención y lo bien que te lleva. No hay servicios, me pregunto si debería haberlos".
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