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La escultura pesa 1,2 toneladas. Maika Salguero

Una escultura de bronce recuerda a los gudaris que combatieron en la Guerra Civil

Gernika inaugura en el Pasealeku una pieza de 1.200 kilos y 3,17 metros de altura

Maika Salguero

Gernika

Sábado, 28 de abril 2018

Gernika ha inauguró este sábado una escultura de bronce de 3,17 metros de altura y 1.200 kilos en homenaje a los gudaris que combatieron en la Guerra Civil. Este ha sido uno de los actos más destacados del programa conmemorativo del 81 aniversario del bombardeo de Gernika que tuvo lugar el pasado jueves. El conjunto escultórico instalado en el centro del Pasealeku está compuesto por dos gudaris en pleno campo de batalla, uno de ellos porta una ikurriña y el otro un fusil. La Fundición Artística Jaizkibel ha sido la encargada de su diseño. «A todos los supervivientes de la Guerra Civil, a todos los que murieron defendiendo nuestra libertad, hablo como hijo de Gernika, como hijo de gudari y como hijo de nuestra patria vasca», visiblemente emocionado, el alcalde de Gernika, José Mari Gorroño alabó la labor de los gudaris vascos durante el acto de inauguración.

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Una pieza que recordará a los soldados vascos «que soportaron la feroz incursión en nuestro territorio de tropas franquistas sometiendo a nuestro pueblo al exilio, persecución, hambrunas... Detrás de cada uno de nosotros, en cada familia, siempre habrá la historia de un gudari», remarcó el primer edil.

Con este conjunto escultórico, Gernika quiere rendir homenaje a todos los batallones que ayudaron a los vecinos de la villa foral aquel fatídico 26 de abril de 1937 y «nos enseñaron a no tener miedo en la lucha por nuestros ideales», remarcó. Al acto de presentación de la escultura también asistió el portavoz del Gobierno vasco y consejero de Gobernanza Pública y Autogobierno, Josu Erkoreka, quién admitió que los gudaris necesitaban una representación plástica en un lugar emblemático y con gran simbolismo como es Gernika. «Ahora ya se ha llenado ese vacío», aseguró. Erkoreka defendió la importancia de una figura que ensalce a los gudaris para la posteridad. Una escultura no es una apología de la guerra, mucho menos una exaltación del militarismo, es un grito por la paz y la convivencia porque si algo fueron los gudaris fue soldados por la paz y la convivencia», manifestó. Entre los asistentes varios familiares de soldados vascos que murieron en Artxanda. El muxikarra Jon Lopategi de 84 años que perdió a sus dos primos Elio y Gregorio en el frente. Decenas de vecinos y usuarios del recinto protagonizaron también una concentración silenciosa para mostrar su disconformidad con la ubicación de la escultura. «Una de las zonas de juego más amplias de la localidad no es el mejor sitio para una pieza de tan envergadura», censuraron.

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