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Un mes después de abrir una investigación interna, la Ertzaintza continúa con las pesquisas para aclarar qué sucedió la noche del pasado 3 de abril ... en el bilbaíno barrio de Rekalde. Un hombre de 33 años denunció haber perdido un testículo como consecuencia de una carga policial durante el dispositivo para desalojar el gaztetxe. Según su testimonio, un agente le disparó «a propósito» pese a que tanto él como el grupo de gente con el que estaba mostraban una actitud «pacífica».
El consejero de Seguridad, Bingen Zupiria, ha comparecido este miércoles a petición propia ante la comisión de este área del Parlamento vasco para ofrecer explicaciones. Según ha señalado, aún «se está investigando lo sucedido». La Ertzaintza abrió un proceso interno el pasado 5 de abril, en cuanto se enteró del incidente por los medios de comunicación, ha explicado el dirigente.
El herido interpuso una denuncia el 23 de abril, veinte días después de la presunta agresión. Según su relato, se encontraba «junto a más vecinos, entre ellos personas mayores, como señal de apoyo (al gaztetxe), de forma pacífica y sin participar en los altercados, cuando un ertzaina me apuntó directamente». El joven está convencido de que el agente le atacó «a propósito», explicó a EL CORREO. «Me disparó de frente, a menos de treinta metros, a malas, me estaba mirando fijamente, le vi hacerlo, apuntándome».
En su comparecencia, Zupiria ha explicado que la bala de foam con la que el denunciante asegura que fue alcanzado se corresponde con el arma que tenía asignado el agente investigado, una 40 milímetros. También ha reconocido que en la zona en la que se encontraba el herido «no se estaba produciendo ningún incidente». Sin embargo, en el análisis de las cámaras que llevan incorporadas los ertzainas no se aprecia ninguna imagen que se corresponda con la situación descrita por el varón. En cualquier caso, «si lo denunciado es cierto, sería un hecho muy grave y lo pondríamos en manos de la Justicia», ha indicado el consejero.
Más allá de este caso concreto, Zupiria ha defendido que el operativo policial fue «necesario» para cumplir con la orden judicial de desalojar el inmueble, que llevaba once años okupado «de forma ilegal», para devolverlo «a su legítimo dueño». Sin embargo, se produjeron «desórdenes y altercado graves» que obligaron a realizar cargas. Decenas de encapuchados lanzaron «botellas, material pirotécnico y otros objetos» contra los agentes. Dos ertzainas han cogido la baja a consecuencia de lo sucedido y cuatro personas fueron detenidas.
«No podemos normalizar las agresiones a la Policía», ha subrayado el consejero. «Siempre defenderé la profesionalidad de la Ertzaintza y responderemos con contundencia ante actuaciones que no sean adecuadas, porque debemos ser exigentes con quienes ejercen el uso legítimo de la fuerza», ha afirmado.
Frente a las críticas de EH Bildu, que considera que la Policía actuó de forma «desproporcionada», Zupiria ha asegurado que el dispositivo fue «imprescindible» para garantizar el desalojo. El mandatario también ha negado que se utilizaran pelotas de goma. «Se sacaron de los furgones pero no se llegaron a usar», ha zanjado.
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