Un grupo de jóvenes disfruta del cotillón en la sala de una discoteca. El Correo

Entradas agotadas y precios rebajados en los cotillones en las discotecas de Bilbao

Algunos locales han vendido todos los tiques para Nochevieja en cuestión de horas con precios que oscilan entre los 20 y 40 euros

Miércoles, 20 de noviembre 2024, 02:21

A los más previsores no les ha pillado el toro: faltan 41 días para Nochevieja y ya tienen la entrada para el cotillón. Esta fiesta ... sigue cautivando a los jóvenes, que no dudan en comprar sus tiques en las discotecas de Bilbao según salen a la venta. Y en algunos sitios ya están agotadas. A pesar de los macrobotellones que se organizan en Jardines de Albia y Licenciado Poza y la gran variedad de bares que ofrecen buen ambiente, son muchos los que prefieren mover el esqueleto la última noche del año con entrada garantizada en las salas de fiesta vizcaínas.

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La discoteca Moma, situada en la calle Rodríguez Arias, ya ha agotado todo el papel disponible. Luis Ángel Rodríguez, uno de los socios, explica que las entradas volaron en cuanto las sacaron a la venta. «Las anunciamos en redes sociales y después se compran de manera presencial. Muchos se quedan fuera. De hecho, nos siguen llamando para ver si pueden conseguir una, pero ya no hay opción», lamenta.

El año pasado tenían un precio 50 euros e incluían cinco consumiciones, pero les costó venderlas. Por eso, este año han aplicado una rebaja: las ofrecen por veinte euros y con la opción de beber una copa gratis. «Para la gente era mucho dinero. Además, a veces no consumían todas. Ahora tienen la opción de disfrutar de una bebida sin pagar y después comprar otra en caso de que les apetezca». El precio del cotillón en la discoteca Santana 27, en Bolueta, es parecido. El local, que tiene aforo para unas 1.500 personas, cuenta con varias salas que ofrecen música de diferentes estilos: reguetón, electrónica... La primera tanda de tiques cuesta 25 euros, y las del segundo lanzamiento, 30.

Para los veinteañeros

Independientemente de las distintas ofertas, casi todos los establecimientos abrirán sus puertas a partir de la una o una y media de la madrugada. Darán tiempo para que los clientes disfruten de las uvas en sus casas y después se pongan de punta en blanco para la ocasión. Los locales de fiesta se empiezan a preparar para una de las noches más potentes. La sala Sonora de Erandio, elegido en varias ocasiones el mejor club de música electrónica de España, distribuye las entradas en formato digital, y comenzó con la venta hace aproximadamente dos semanas. Según Diego Maestre, dueño del establecimiento, «van mejor que nunca».

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Su aforo actual es de 1.430 personas sin contar empleados y estiman que van a vender todas. «Estamos rozando ya el 50% del aforo, y eso que falta un mes. La media de edad está entre los 25 y 27 años». Los tiques tienen un precio de 40 euros e incluyen cuatro copas. En su caso, además, regalan varios pases para el 3 enero y la fiesta de Reyes. «Hubo una tendencia a sustituir los cotillones por la calle, pero visto lo peligrosa que está, se está apostando por los locales donde hay máxima seguridad», dice Maestre.

«Los jóvenes apuestan más por salir a la calle»

Otros locales, como el Davinci de Bilbao, han optado por vender las entradas del cotillón en la puerta del establecimiento la misma noche, aunque también ofrecen la posibilidad de reservar de forma anticipada a los que estén interesados. El precio es de 15 o 20 euros, en función de si se elige una consumición o dos. «El 90% de la gente que sale a disfrutar de la fiesta la última noche del año tiene entre 18 y 20 años, pero los cotillones han disminuido. Los locales siempre se llenan porque son fechas señaladas, pero los jóvenes apuestan por salir más a la calle», explica el responsable de la sala.

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El botellón convive con quienes consumen en los bares, en los que no cabe ni un alfiler, y en muchos hay que esperar incluso minutos de cola para poder entrar. El año pasado, la ubicación más masificada volvió a ser, una vez más, Jardines de Albia. Miles de jóvenes, en su mayoría por debajo de los veinte años, abarrotaron la plaza. «Cuando organizábamos estos eventos antes de la pandemia no entraba gente hasta las dos o tres de la mañana, y eso que teníamos vendidas todas las entradas. Socialmente está admitido que la fiesta sea en la calle, aunque haya dinero para ir a un cotillón», apunta el responsable de Davinci. El año pasado, por ejemplo, la sala tuvo un aforo del 50% durante las tres primeras horas de la noche, protagonizado por extranjeros, que venían de los hoteles de al lado.

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