La empresa garantizó a Medio Ambiente que el vertedero era estable 16 días antes de su colapso
Arriola insiste en que «no había indicio alguno» de un posible derrumbe en un recinto que registraba una intensa actividad
El consejero de Medio Ambiente, Iñaki Arriola, sostuvo ayer en el Parlamento que la empresa propietaria del vertedero de Zaldibar no advirtió de la existencia ... de «grietas» ni de «inestabilidad» en la instalación durante un encuentro que personal técnico de la compañía y funcionarios del Ejecutivo autonómico mantuvieron sólo 16 días antes del desastre.
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Siete inspecciones en nueve años
Arriola relató incluso que Verter Recycling se presentó en aquella reunión con un informe elaborado en mayo por una tercera compañía (Lurtek) en el que se aseguraba que todo estaba bien desde el punto de visto de la estructura:«Se puede concluir, por lo tanto, que el vertedero es estable en su configuración actual, desde el punto de vista global, tanto frente a roturas circulares, como a roturas de bloque por el plano de debilidad que constituye el conformado de base».
El consejero recalcó que, entonces, nada hacía presagiar el desastre que después ocurrió. «En absoluto había indicio alguno que hiciera pensar que presentaba problemas de estabilidad y que, mucho menos, pudiera ocurrir un deslizamiento». Algo que sí advirtieron los trabajadores y que el director técnico y el comercial de Verter Recycling admitieron tras el colapso al informar a los responsables de Medio Ambiente de que habían aparecido grietas «días atrás», según el relato de Arriola.
El dirigente socialista explicó que el control de los vertederos en cuanto a su estado de conservación compete directamente al dueño de los proyectos. Sus promotores tienen que rendir cuentas y enviar todo los años, antes del 31 de marzo, un estudio especializado sobre la salud de la instalación. En este sentido, apuntó que existían unas referencias «vagas y muy inespecíficas» a «desplazamientos» de material (algo que suele ser más o menos frecuente en las escombreras). Estas alusiones figuran en los controles topográficos de 2017 y 2018, incluidos en el plan de vigilancia ambiental. Unos estudios «que no motivaron ulteriores actuaciones por parte de la empresa» ni ninguna otra acción.
El consejero también detalló todas las inspecciones a las que fue sometida Verter Recyling desde que comenzara a funcionar en 2011 por parte de su departamento. Fueron siete y no hubo deficiencias significativas o, al menos, relacionadas con la estabilidad del terreno. Se calificaron de «poco relevantes». Arriola sí dijo que, en 2012, la firma había sido sancionada por admitir residuos peligrosos (PCBs). Se le impuso un castigo de 33.000 euros y se le obligó a tratar los despojos y a sanear el lugar donde habían sido depositados. Una semana después de la catástrofe, Medio Ambiente transformó en sancionador el expediente abierto a raíz de la última inspección, la celebrada en el verano pasado, que constató la comisión de 23 irregularidades menores, sólo una de ellas fue calificada de «moderada». Arriola justificó que se tardara varios meses en consumar el apercibimiento por la complejidad del proceso administrativo y porque hay que preservar la presunción de inocencia: las empresas tienen que «defenderse» y presentar alegaciones. El exalcalde de Eibar también precisó que se ha abierto un nuevo frente administrativo por el colapso del vertedero, un acta que seguramente quedará paralizada cuando las diligencias penales avancen para dejar hacer a los jueces.
De alto a nivel bajo
Volviendo a los controles, el consejero detalló que entre esos siete exámenes se pasó una evaluación específica en 2014. Esta campaña se desarrolló en 15 vertederos y el de Verter Recycling fue calificado como «el segundo mejor». Sin embargo, a partir de 2017, el grado de cumplimiento de los requisitos exigidos por el Ejecutivo autonómico descendió de manera notable, pasando de un nivel de compromiso de medio-alto a uno bajo. Esta nota la obtiene Verter Recycling en una inspección que se desarrolla «de manera programada» (previo aviso) en dos días diferentes:el 10 de junio y el 10 de julio. Los funcionarios detectan un cúmulo de incumplimientos de menor entidad, pero sí que llama la atención el elevado número de incidencias, aunque éstas sean «no relevantes» y no estructurales.
En su comparecencia, Arriola también destacó la actividad frenética que había alcanzado el vertedero. Si bien es cierto que lo enmarcó dentro de la legalidad, subrayó que pasó de depositar 185.000 toneladas en 2012 a más de medio millón en los dos últimos años. El volumen total de residuos vertidos hasta la fecha, en 9 años, es de 1,7 millones de metros cúbicos (el equivalente a 700 piscinas olímpicas) cuando se esperaba llenar el vaso, de 2,8 millones de metros cúbicos, en 35 años. Al ritmo del último bienio se habría colmatado en el año 2022.
16.148 toneladas de amianto, en condiciones estables
El consejero Arriola quiso aclarar que el vertedero estaba autorizado para recibir amianto. Dijo que se habían depositado 16.148 toneladas (el 0,57% del total). Y precisó que se podía dar entrada a este residuo potencialmente nocivo si se cumplían las siguientes condiciones:que el residuo con amianto no contenga otro tipo de sustancia peligrosa, que se ubique en una celda separada y estanca, que la zona de depósito se cubra diariamente y antes de cada compactado, que se coloque una cubierta superior, y que en el vertedero no se hicieran obras que liberaran fibras de amianto. Al parecer, con el derrumbe estas celdas se rompieron y los residuos se mezclaron y pasaron a ser peligrosos.
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