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Ziortza Llano (en el centro) y Erika Yurre (primera mujer por la derecha), en el acto de GIRA Mujeres. Mireya López

El emprendimiento también es femenino y rural

Las mujeres ganan peso en los negocios en los municipios pequeños y ya están al frente de un tercio de las explotaciones agrícolas

Jueves, 20 de abril 2023, 15:04

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Una de cada cinco mujeres del mundo rural ha participado en la creación de una empresa o tiene intención de hacerlo en el futuro. El dato, a nivel estatal, pone de relieve las «oportunidades» que ofrecen este tipo de entornos, que en el caso de Euskadi suponen el 72% del territorio. La estructura más clásica, en la que tanto las explotaciones como los negocios de los municipios más pequeños estaban liderados por hombres, ha dejado paso en los últimos años a una mayor presencia femenina, especialmente en el sector servicios, pero también en otros ámbitos más masculinizados como el primario y el de la industria transformadora, en los que «un tercio» de las explotaciones y empresas están ya dirigidas por mujeres.

La directora del Observatorio de Emprendimiento Vasco, María Saiz, ha asegurado este jueves durante la presentación en BBK Kuna de estos datos que «la mujer está liderando los negocios del sector primario en Euskadi. Y, a la hora de montar uno, «se sienten más seguras» en las zonas rurales.

«Tenemos que dar voz a mujeres maravillosas que han decidido, en un momento dado, girar su vida, cambiar y hacerse la pregunta que pocas veces nos hacemos: qué quiero», ha subrayado Ane Epalza, gerente de comunicación de la zona norte de Coca-Cola, empresa que organizaba el acto en el marco de su programa GIRA Mujeres, de apoyo a proyectos emprendedores. Dos empresarias del mundo rural contaron su historia.

  1. Ziortza Llano Centro de terapia asistida con caballos (Gordexola)

    «Lo más difícil fue conseguir credibilidad en mi negocio»

Ziortza Llano tenía claro que, a nivel profesional, quería trabajar «en algo que beneficiase o mejorase la calidad de vida de las personas con diversidad funcional». Y esta joven aunó su vocación con sus pasiones: «los caballos, la naturaleza y el entorno en el que vivo». El año pasado creó en Gordexola Tipi-Tapa, un centro de terapia asistida con equinos. Está a punto de terminar las nuevas instalaciones, «más adecuadas» a un servicio que ya prestaba en algún centro hípico de Bizkaia antes de impulsar su empresa.

El proceso no fue fácil. «Ser mujer y joven –tiene 25 años– son barreras, pero con esfuerzo, dedicación y trabajo es posible», ha asegurado. La mayor dificultad fue la financiación. Tenía «problemas» para «generar confianza» en que su proyecto era «posible», para que tuviera «credibilidad» ante las entidades de crédito. «Y eso que no empezaba de cero, que cuando me presenté en los bancos ya era un negocio en marcha», ha recordado.

Tuvo apoyo de su familia, una subvención Leader de la Unión Europea para promocionar el desarrollo económico en zonas rurales y se convirtió en una persona pluriempleada. «He seguido siendo fisioterapeuta y también lo he compaginado trabajando en residencias de la tercera edad», ha señalado. Aunque el esfuerzo, en su opinión, «merece la pena» por dos razones. La primera es «la satisfacción personal al alcanzar mi sueño», pero también «por la satisfacción que muestran los pacientes y familias que reciben esta terapia».

  1. Erika Yurre Obrador ecológico de pan (Carranza)

    «En el medio rural hay miles de oportunidades»

Hace 12 años, Erika Yurre y su pareja hicieron las maletas y se plantaron en Carranza. Vivían en Bilbao, pero tenían «la inquietud» de crear «un proyecto» en el mundo rural. Construyeron ellos, «con ayuda de voluntarios», una casa «bioclimática», con materiales naturales como fardos de paja y arena. Ese fue el inicio, su hogar, antes de empezar con el obrador ecológico de pan Ama Orea, un proyecto que les supuso ocho años.

Ya lleva cuatro en marcha, y es «duro», porque se trata de un trabajo «en el que hay que meter muchas horas de noche», pero están «muy contentos». No tenían conocimientos de panadería –son licenciados en Bellas Artes–, si bien se autoformaron y acudieron a «pequeños cursos». Salvo «una subvención inicial de la Diputación», sufragaron la puesta en marcha de su negocio «con ahorros y trabajando».

Además de las dos hornadas semanales, que venden por encargo en diferentes localidades, en el mercado de Carranza y en ferias, ofrecen «talleres pedagógicos y visitas guiadas para grupos escolares, asociaciones, particulares...». Yurre ha animado a emprender en el medio rural, donde hay «miles de oportunidades y de necesidades», y «con ganas», es «posible». Eso sí, ha aconsejado «hacerlo antes de los 30». «Cuando estábamos con el proyecto, nació nuestro hijo mayor y, cuando empezamos con el obrador, el pequeño, y hacerlo con niños es más complicado».

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