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José Antonio Urrutia posa con su libro.
Cinco años de lucha por las 'preferentes vascas'

Cinco años de lucha por las 'preferentes vascas'

Un libro recoge la batalla para recuperar el dinero invertido en aportaciones de Eroski y Fagor comercializadas por la banca

Ana Barandiaran

Domingo, 7 de mayo 2017, 02:14

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Dice José Antonio Urrutia que el problema de la deuda perpetua de Eroski y Fagor no hay que analizarlo con los ojos de 2017, sino con la nula información que había en 2000-2007, cuando se colocaron 845 millones de euros de aportaciones entre 40.000 ahorradores. Es una buena recomendación para el juez que vea su caso aún sin resolver, porque si atiende a lo que sabe ahora este baserritarra de Forua, tras cinco años de estudio y lucha, le costaría creer que fue «engañado». Con lo aprendido y vivido como 'cerebro' e impulsor de la asociación de afectados Minduak escisión de Kaltetuak ha escrito el libro 'Las preferentes de Euskadi', que se presenta este próximo miércoles.

¿Cómo fue su caso?

Tengo aportaciones de Eroski y Fagor que compré en Laboral Kutxa. Unos 30.000 euros. Invertí con la confianza de que era un producto de la 'casa'. Me dijeron que podía recuperar el dinero en 24-48 horas. No tenía formación financiera porque estudié maestría industrial. Trabajaba en una cooperativa, aunque ajena a MCC. Fui encargado de máquinas de inyección, entre otras cosas. Lo dejé porque, al morir mis padres, decidí volcarme en el caserío.

Como muchos afectados, se empezó a preocupar en la primavera de 2012, al estallar el escándalo de las preferentes en toda España. Indagó en foros de Internet y ahí contactó con 'Marigoti', alias que utilizaba María Jesús, su compañera de fatigas en esta lucha. Vieron la necesidad de crear una asociación y se lanzaron, aunque dejaron la dirección en manos de un grupo de Vitoria. Y nació Kaltetuak, que puso el foco en MCC (a la que pertenecen Eroski, Fagor y Laboral Kutxa), pese a que también otra entidades habían comercializado las aportaciones.

Su lucha pronto saltó a la arena política, donde, como siempre, se mezclaron muchos intereses. La asociación siempre ha sido muy crítica con la posición adoptada por el Gobierno vasco y el PNV. «UPyD y el PSE defendieron a los afectados pero PNV, Bildu y el PP se colocaron claramente a favor de las empresas. Se decidió dejar el tema en manos de Kontsumobide, que confirmó nuestras sospechas», dice Urrutia. De hecho, el título que ha elegido, 'Las preferentes vascas', no deja de ser un ajuste de cuentas con quienes marcaban diferencias entre las aportaciones y las preferentes 'españolas'. «Son productos muy similares, pero el PNV decía en Madrid que lo de las preferentes era un engaño y aquí que muchos sabíamos lo que comprábamos. Será que somos más listos», apostilla.

En las aportaciones existía la complicación de que las habían emitido Eroski y Fagor, pero las habían comercializado los bancos. Urrutia considera que las responsabilidades son varias y repartidas: «Primero el Gobierno vasco, que adaptó la Ley de Cooperativas en 2000 a los intereses de MCC para que pudiera emitir el producto. También la CNMV, que dejó que Eroski y Fagor, que ni siquiera tenían 'rating', las colocaran entre ahorradores minoristas. Y, desde luego, los bancos, que cobraban una comisión por comercializarlas y las vendieron con medias verdades».

Como él explica, otras empresas como Telefónica o Repsol recompraron sus preferentes, pero Fagor y Eroski tenían dificultades. La primera quebró y la segunda tuvo que renegociar su deuda, aunque en ese marco y de acuerdo con la banca y Kontsumobide, ofreció un canje, con una quita del 30%, considerada inaceptable por la asociación.

Tras muchos debates y desavenencias internas en 2014 se escindieron de Kaltetuak y crearon Minduak, se acordó acudir a los tribunales con demandas individuales, estrategia que les ha dado muy buen resultado. Los jueces se han puesto de su lado. «No hay ni una sola demanda en firme en nuestra contra. Hemos ganado la inmensa mayoría».

¿Ha recuperado su dinero?

Lo mío todavía está sin resolver, pero estoy muy satisfecho con lo logrado. Tengo la sensación de deber cumplido. Han sido muchas noches delante del ordenador. Pero la gente nos dice que sin nuestra ayuda no lo habría logrado. Les hemos aconsejado y acompañado en los juicios, que son un trago muy difícil. Y, sobre todo, nos hemos dado apoyo mutuo y amistad.

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