¿Qué pasa con la financiación al consumo?
Comienzan a aparecer nuevos actores dispuestos a revolucionar el sector y crear un espacio alternativo a medio camino entre la banca tradicional y las empresas de micro-préstamos
Aitor Chinchetru
Viernes, 15 de abril 2016, 13:58
El acceso del público a la financiación al consumo es un recurso necesario en las economías desarrolladas, con un volumen equivalente entre el 5 al 7 por ciento del PIB (más de 50.000 millones de euros en el caso de España). Esta forma de financiación permite a familias y autónomos acceder a recursos financieros adicionales en momentos puntuales de su vida facilitándoles el acceso a bienes y servicios a los que en sus circunstancias no podrían acceder como son: pagar un máster, comprar una moto, reformar una vivienda o arreglar el coche.
La oferta de financiación al consumo a particulares se estructura en dos grupos de entidades. Por un lado está la banca tradicional, compuesta por bancos, financieras 'de marca' -en su mayoría ligadas a fabricantes de automóvil- o financieras independientes. El principal foco de este grupo son los préstamos entre 3.000 y 30.000 euros con una duración típica de 2 a 5 años.
Por otro lado, han aparecido en los últimos años nuevos entrantes en el sector, principalmente empresas de micro-préstamos y empresas de financiación mediante 'crowdlending'. Estas empresas se centran principalmente en un segmento de 100 a 1.000 euros (micro-préstamos), con periodos de devolución que van desde los 30 días a los 6 meses.
Paralelamente, la demanda del público ha evolucionado y requiere de los oferentes un servicio: profesional (respetando la legislación y protegiendo los derechos de los consumidores), ágil (con tiempos de aprobación en minutos, no días), flexible (ofreciendo soluciones de pago alternativas), digital (minimizando el papeleo y haciendo uso de las últimas tecnologías), transparente (evitando comisiones ocultas y letra pequeña) y a precios razonables (alejado de la percepción de «usurero»).
Si tratamos de casar oferta y demanda en el mercado de financiación al consumo, nos encontramos con un escenario sorprendente:
La banca tradicional ofrece un servicio profesional y a precios «razonables» (8% a 20% TAE), aunque la percepción del público es que es «lenta» y «opaca», predominando una gestión que todavía usa la red tradicional de oficinas y el papel («tráigame la nómina, su IRPF y un recibo»).
Carácter «abusivo»
Los nuevos entrantes sin embargo, se apoyan en atributos diferentes. Ofrecen un servicio on-line («te respondemos en la misma llamada») y altamente digital, aunque son percibidos como un «prestamista de último recurso» y con un esquema de precios prohibitivo (ej. TAE al 3.000%). Un informe reciente publicado por Adicae hace especial hincapié en el carácter abusivo de algunos de estos prestamistas, máxime después de la reciente sentencia del Tribunal Supremo al respecto.
En este contexto de mercado, comienzan a aparecer nuevos actores dispuestos a revolucionar el sector y crear un espacio alternativo en la financiación al consumo, a medio camino entre la banca tradicional y las empresas de micro-préstamos. Adoptan de los bancos sus atributos de seguridad y formalidad (firmar un contrato) mientras que incorporan agilidad, frescura y la rapidez de decisión de las empresas de micro-préstamos.
Estas compañías ofrecen servicios con un enfoque cien por cien digital (sin necesidad de envío de documentos), contratación en 2 minutos (mediante el uso del teléfono móvil), sin comisiones (ni letras pequeñas, ni intereses ocultos) y a precios en línea con la banca tradicional, entre 14% y 19% TAE.
Estas dinámicas de oferta y demanda en el sector, junto a los movimientos de los distintos actores (bancos y nuevos entrantes) deberían reconfigurar el sector de la financiación al consumo, ofreciendo a los usuarios un servicio que permita satisfacer sus necesidades y a las entidades financieras un negocio estable a medio plazo. No en vano, parte del crecimiento del país (en términos de PIB) se apoya en la capacidad de los agentes financieros de facilitar el consumo de las familias.