Los pensionistas vascos llevan ventaja ante los ajustes que vienen

El País Vasco tiene las pensiones más altas de España y las seguirá teniendo durante años, pese a que la diferencia se haya reducido desde el comienzo de la crisis. La prestación media alcanzó el pasado mes de septiembre en la comunidad autónoma 1.104 euros (14 pagas anuales), que representa el 23,9% más que la nacional, de 891 euros. Madrid, la segunda en este ránking, se sitúa en un 18,3% por encima de la media nacional, y Asturias, en el 18,2%. Esta diferencia, unida al hecho de que las nuevas prestaciones elevan aún más esa ventaja apunta a un mantenimiento de la actual situación por un largo periodo de tiempo, dado que las nuevas pensiones que ahora se están otorgando tienen una vida media de al menos 20 años y siguen marcando una diferencia muy importante con respeto al conjunto de España.

Por ejemplo, el pasado octubre -cualquier otro mes ofrecería un resultado similar- la pensión nueva de jubilación en Euskadi alcanzó 1.707 euros al mes, un 23,99% más que la media nacional, situada en 1.377 euros. En el mismo mes del año 2010 esa diferencia era del 20,58%, y diez años antes, de solo el 6,73%.

Claro que esta ventaja puede tener consecuencias poco deseadas. Si además de tener las pensiones más elevadas que la media, estas crecen en número más que en el conjunto del sistema, como sucede en la comunidad autónomas vasca, el resultado será, con toda probabilidad, el mantenimiento o subida del abultado déficit de la Seguridad Social en este territorio, con unos ingresos por cotizaciones que el año pasado se quedaron 2.000 millones de euros por debajo del gasto en prestaciones.

Y es que el número de pensiones que se pagan en Euskadi crece a un ritmo anual del 1,1% y la pensión media, del 1,2%, por encima de las cifras nacionales. El 1 de octubre, los ciudadanos vascos cobraban un total de 532.076 prestaciones, lo que representa 6.010 más que un año antes, un incremento que irá al alza en el futuro.

Menos complementos de mínimos

La evolución de la pensión de jubilación determina el comportamiento del conjunto del sistema, ya que de ella surgen las de viudedad y orfandad y juntas suman el grueso del gasto. Pero pese a su importancia y a la diferencia creciente de esta clase de pensión, la ventaja de Euskadi en la prestación media se va reduciendo. ¿A qué se debe esta aparente paradoja? La causa hay que buscarla, sobre todo, en dos hechos. Por un lado, porque al ser en su conjunto más elevadas, las pensiones vascas requieren menos complementos de mínimos, que van a engordar las más bajas de otras comunidades. Y, además, durante los últimos años ha habido dos ocasiones -2011 y 2013- en que la subida de las prestaciones ha sido más importante para las más bajas.

Los datos de la Seguridad Social del pasado septiembre clarifican esa circunstancia; los complementos de mínimos abonados en la comunidad autónoma totalizaron algo más de 14,15 millones de euros, una cantidad que hay que multiplicar por 14 para conocer su cuantía anual aproximada. Esa cifra es el 2,7% del total nacional (517,91 millones), una proporción muy baja cuando Euskadi tiene el 5,7% de todas las prestaciones contributivas del sistema.

Como es lógico, el hecho de que Euskadi tenga las pensiones más altas se debe a que en su territorio se abonan las cotizaciones más altas, junto con Madrid, que es la única comunidad que la aventaja en salarios. No obstante, la concentración de elevados salarios en la capital en niveles superiores a la base máxima de cotización contribuirá a que Euskadi se mantenga durante años en cabeza de las pensiones.

Una ventaja que le vendrá muy bien de cara al futuro, en que las pensiones no volverán a ser lo que fueron. No solo porque la subida anual ha dejado de estar ligada a la inflación -que propició subidas durante décadas por encima del 2% anual- sino porque con las últimas reformas se aplican criterios que tienden a rebajar su cuantía en proporción al último salario cotizado. No solo habrá que jubilarse más tarde, sino que serán necesarios más años cotizados para percibir una pensión 'completa' y se tomará como referencia un periodo de tiempo más amplio para calcularla, lo cual 'tirará' a la baja de la misma en la mayoría de los casos.

Y además, la aplicación a partir de enero de 2019 del factor de sostenibilidad, que restará de las nuevas prestaciones la parte proporcional al aumento de la esperanza de vida, será otro factor de contención de la cuantía.

Posición privilegiada con vistas al futuro

De cara a este futuro menos generoso del sistema, Euskadi parte de una posición privilegiada, con unas prestaciones más altas, aunque por contra, como se ha visto, tendrá menos opciones de beneficiarse de los complementos a las prestaciones más bajas, que podrían jugar en el futuro un papel más importante que en la actualidad.

Por otro lado, los trabajadores de la comunidad autónoma cuentan con una ventaja añadida a la hora de la jubilación. Se trata de los fondos complementarios de pensiones (EPSV en Euskadi), que acumulan en la actualidad un patrimonio de 22.500 millones de euros, superior al 34% del PIB vasco, y que contribuirá a hacer más llevaderas los ajustes futuros en este capítulo. En el conjunto de España, donde no ha calado con tanta intensidad la cultura de esta modalidad de previsión, ese ahorro para la vejez se sitúa en unos 101.000 millones, en torno al 10% del PIB nacional, es decir, aportará un respiro bastante más reducido a los jubilados.