La jornada laboral en el Gobierno vasco es inferior a 35 horas

En la Mesa General del sector público celebrada el viernes 23 de octubre, la consejería que dirige Josu Erkoreka planteó a las centrales sindicales «recuperar las 35 horas semanales» y fijar la jornada laboral de 2016 en «1.592 horas, efectivas/año». La medida no fue contestada por sus interlocutores y, según anunció el Gobierno en una nota de prensa, tendrá un coste de unos 8 millones de euros.

Por otro lado, también comunicó que los trabajadores de la Administración vasca -en torno a 70.000- «tendrán 6 días libres por asuntos particurales», los denominados moscosos, que habían sido recortados a raíz de la llegada del Partido Popular al poder en 2011.

Hasta aquí todo estaría claro si no fuera por el especial tratamiento que el Ejecutivo da a los moscosos. El decreto 17/2015 de 17 de febrero del Departamento de Administración Pública y Justicia que establece la jornada anual de trabajo para el personal que depende del Gobierno vasco, indica en su artículo 2 que este año 2015 la jornada «anual máxima de presencia efectiva» será de 1.592 horas; y a continuación precisa que el personal tendrá derecho a «permiso por asuntos particulares» -los moscosos-, que «computará como trabajo efectivo». Estos días, concreta, se deducirán de la «jornada anual establecida en el punto primero», donde la cuantifica en 1.614,5 horas, un extremo este que viene a complicar aún más la clarificación del asunto.

El Gobierno socialista

Es decir, la Administración pública autonómica establece una jornada anual de 1.614,5 horas, pero que no podrá rebasar en «presencia efectiva» las 1.592 horas, y que se queda finalmente en 1.577 horas, dado que este ejercicio los días libres para asuntos propios son cinco. Para el año que viene, el Gobierno vasco ofrece de nuevo una jornada efectiva de 1.592 horas, a la que presumiblemente, y así lo han entendido los sindicatos, habrán de descontarse los moscosos, que suman, a razón de 7,5 horas por día, 45 horas. Es decir, 1.547 horas de trabajo real al año. Esta jornada no afectará al personal docente, que tiene jornada propia.

En su decreto de 17 de febrero,el departamento de Erkoreka alega en su justificación de la decisión, que en enero de 2010 el Consejo de Gobierno -el Ejecutivo socialista de Patxi López- ya acordó que esos días de permiso para asuntos particulares serían deducibles de la jornada anual. E incluso especifica que podrán disfrutarse con días libres, o «redistribuirse a lo largo del año mediante una disminución efectiva de la jornada anual».

Existe un acuerdo bastante generalizado en ámbitos sociolaborales desde hace tres décadas en que la jornada de 35 horas semanales equivale a 1.592 horas anuales. Ahora bien, hace ya algunos años que los trabajadores de todas las administraciones vascas han pulverizado ese nivel, porque también lo han hecho las locales y forales.

Pero el panorama no acaba con los moscosos. Los trabajadores del sector público tenían antes de los recortes de 2012 hasta 15 días de permiso extra por antigüedad (uno por trienio); son los denominados canosos, que ya han sido recuperados en su totalidad en la Administración central. Sobre este asunto, el compromiso ofrecido por el Ejecutivo vasco a los sindicatos para 2016 es «establecer conjuntamente un calendario de replanteamiento-recuperación de días libres por antigüedad». Si se recuperan, por ejemplo, cinco días -la media de la plantilla de las administraciones vascas supera con seguridad esta cifra- de la forma que los moscosos, serían otras 37,5 horas menos al año.

El calendario laboral, en este supuesto concreto, quedaría más o menos así: de 365 días al año, los afectados no trabajarían 104 sábados y domingos, 22 días laborables por vacaciones, 14 festivos, seis moscosos y cinco canosos, con un total de 214 días de trabajo al año. En los trabajadores más antiguos, esa cifra sería de 204 o 205 días.

Hay que recordar al respecto que estas condiciones no han sido un regalo gratuito a las centrales, ya que son fruto de la negociación con las administraciones públicas en las últimas décadas, algunas veces a costa de subidas salariales muy moderadas.