Sólo el 40% de los trabajadores vascos eligen a sus delegados sindicales

Los últimos datos sobre la materia, del mes de junio, tras realizarse en los últimos doce meses consultas en una gran parte de las empresas vascas, revelan que la cifra de delegados sigue a la baja al caer por debajo de los 17.000. Se mantiene el predominio de ELA, con el 40%, un nivel que le da un poder casi omnímodo en el mundo sociolaboral vasco; primacía que ejerce con mano de hierro pese a que su respaldo no alcanza los 100.000 votos, por debajo del 15% de apoyo del total de asalariados.

La suscripción de convenios colectivos en minoría -eficacia limitada- por parte de CC OO y UGT ha sido un instrumento al que estas centrales han recurrido desde hace años para sacar adelante acuerdos bloqueados, que han terminado de ser aplicados de forma generalizada a todos los trabajadores del sector. Ello ha provocado el rechazo de los sindicatos no firmantes, en especial ELA, que ve poco democrático que no se respeten las mayorías y teme que su fuerte influencia en el mundo laboral vasco se vea amenazada por esta vía. Ante este complejo panorama, las cifras oficiales sobre la participación en los comicios y la estimación de algunas organizaciones sobre los votos que recibe cada central revelan que el sistema tiene notables carencias democráticas; y no sólo las que se refieren a los convenios extraestatutarios.

En la comunidad autónoma vasca existen, según el Instituto Nacional de Estadística, casi 150.000 empresas de las que en torno a la mitad no tienen empleados. Los registros de la Seguridad Social revelan que la cifra de asalariados en Euskadi era en junio de 716.000 personas, de los que apenas unos pocos miles no tienen derecho a participar en elecciones sindicales por ser altos cargos.

Las consultas en los últimos cuatro años se celebraron en 4.924 compañías -5.721 centros de trabajo- donde prestan servicio 397.000 empleados, con una participación de 266.000; el citado 67%. Es decir, ha habido 131.000 asalariados que han tenido la oportunidad de votar para la elección de delegados y no lo han hecho. Las causas de esa decisión, como sucede en las consultas políticas, pueden ser muy variadas.

Pero quedan en torno a 300.000 empleados que no han tenido la oportunidad de participar en elecciones, y es ahí donde comienzan las carencias democráticas del sistema. En primer lugar, porque hay unas 60.000 empresas -estimación del INE- que tienen entre 1 y 5 trabajadores y, por tanto, la legislación vigente no les da derecho a elegir sus representantes. Este colectivo puede sumar, si se le añaden las empleadas de hogar y los trabajadores agrarios, una cifra superior a las 130.000 personas.

Por otro lado, existen miles de pequeñas empresas de entre 6 y 19 trabajadores en las que la celebración de comicios no es habitual, con menos posibilidades en las plantillas más reducidas. Incluso por encima de los 20 operarios hay con frecuencia ausencia sindical, lo que complica la elección de representantes. Como es de suponer, no es usual que los empresarios faciliten procesos de este tipo más allá de lo estrictamente obligado por la normativa.

Además, existen otros empleados que tampoco pueden participar en los comicios. Se trata de los que tienen en la empresa una antigüedad inferior a un mes, y hay que recordar al respecto que unos 175.000 trabajadores vascos tienen contratos temporales, por lo que una parte importante no tendrá fácil hacerlo. Así mismo, la consulta a los trabajadores no se puede celebrar en empresas de menos de seis meses de vida. En total, estos colectivos podrían sumar en torno a 170.000 trabajadores.

Las estadísticas oficiales que manejan las centrales sindicales no contienen la atribución de votos a cada organización, pero ellas llevan esa contabilidad en privado. Según esos cómputos, a ELA un delegado le costaría unos 14 votos -al ser el sindicato con mayor implantación tiene cierta ventaja al respecto-, mientras que al resto de las tres grandes centrales, CC OO, LAB y UGT, les supondría entre 15 y 16. Los representantes laborales serían aún más caros para el resto de organizaciones. En conjunto tienen 1.881 delegados; esto es, les supondría 24 votos cada uno.

Según estas estimaciones, ELA habría recibido entre 90.000 y 95.000 votos, CC OO y LAB en torno a los 50.000 y UGT más de 31.000. El resto de centrales -más de 70- sumarían por encima de 45.000 votos.