¿Es viable el sistema vasco de pensiones?
Frente al optimismo del Gobierno, hay variables que cuestionan con fuerza su futuro
José Luis Galende
Domingo, 20 de septiembre 2015, 02:49
El debate sobre la viabilidad de un sistema público propio de pensiones en Euskadi está siempre vivo, de una forma abierta o larvada, en el ... panorama sociopolítico vasco y esta semana se ha vuelto a recrudecer a raíz de la aprobación por el Gobierno autónomo del Informe sobre la viabilidad de un sistema propio de Seguridad Social. En el documento, de 29 folios, se concluye que la comunidad autónoma está colocada en mejor posición que el conjunto de España para garantizar el futuro de las pensiones y otras prestaciones, pero a la vista de los datos sobre el mercado laboral y del propio sistema de la Seguridad Social, es una afirmación cuestionable.
El documento ha tenido una fuerte contestación desde el PP y desde la delegación del Gobierno en Euskadi, cuyo responsable, Carlos Urquijo, ha llegado a asegurar que la asunción de la Seguridad Social llevaría «a la ruina» al País Vasco.
La Seguridad Social abarca más campos que el de las pensiones, pero no hay duda de que la importancia de estas es tan relevante que lo que suceda con ellas definirá la viabilidad o no del conjunto del sistema. Un porvenir que los autores del informe ven con optimismo para un organismo vasco al dar por supuesto que, alejado de la fórmula nacional que ha funcionado durante el último medio siglo, las cosas irán mejor para la comunidad autónoma. Sucede, sin embargo, que el documento no aporta ninguna cifra ni medida a adoptar y fía su pronóstico a la aseveración de que las cosas van a evolucionar mejor económica y laboralmente en Euskadi que en el conjunto de España.
Los datos, sin embargo, no solo pueden marcar tendencias en el futuro que se alejen del optimismo que los políticos están obligados a poner en ellos, sino que en el momento actual y en los últimos nueve años dan pie para tener dudas razonables sobre la viabilidad de un sistema vasco de pensiones aislado. Y no solo por la pérdida de sinergias que presumiblemente aporta un cuerpo más grande, el nacional en este caso, sino porque hoy por hoy, Euskadi necesita sumar 2.000 millones de euros a la recaudación de casi 6.000 millones para poder realizar el pago del medio millón largo de prestaciones de su territorio, que cuesta cada año casi 8.000 millones.
El documento del gabinete Urkullu, además, alerta de que cualquier sistema debe adaptarse a la realidad cambiante, «como es el caso actual», y realizar «modificaciones incluso en profundidad». Y dado que en el mismo se resta trascendencia al déficit o superávit que pueda tener el sistema a la hora de negociar la transferencia a la comunidad autónoma, el futuro pensionista se pregunta qué cambios será necesario introducir, una vez asumida la competencia, sobre los que no se informa pese a la sombra de esos 2.000 millones de déficit actual. Un déficit que Vitoria califica como «coyuntural», pero que muestra indicios de ser estructural.
Salario y estructura laboral
El informe plantea que deberán concebirse, acordarse y desarrollarse reformas para que «Euskadi se dote de un elemento diferencial básico para el bienestar de sus ciudadanos», basado en pensiones públicas y pensiones complementarias privadas. Y se apoya en dos premisas para contemplar el futuro con optimismo: la mejor evolución de su base salarial que en el resto de España y la mejor estructura del mercado laboral. Aseveraciones ambas que, en este momento, son discutibles.
Por otro lado, califica de «coyuntural» el déficit actual entre ingresos por cotizaciones y gasto en pensiones, cuando ha cumplido ya nueve años al alza y, en el mejor de los casos, le quedan varios más de desajuste, lo que supone minusvalorar a casi una generación entera de pensionistas -la supervivencia a partir de los 65 se encuentra en torno a los 20 años- a la hora de abordar una competencia para la que vaticina reformas «en profundidad».
Son decenas los elementos con los que se construye un sistema de pensiones, y algunos vienen siendo tocados en los últimos años para aportar viabilidad al modelo. La situación actual de algunos de los más importantes abre varias incógnitas a la hora de crear una fórmula autónoma, lo que debe obligar a tratar un asunto tan trascendente como este -uno de los tres pilares, junto a la Sanidad y la Educación, del Estado del Bienestar- con pies de plomo, al margen de que sea legítimo o no reivindicar su transferencia.
Diagnostico: Mejor posición de partida, a costa de un elevado déficit
Euskadi disfruta en la actualidad de un sistema laboral y de pensiones en una situación privilegiada: tiene los segundos salarios más altos de España -son la base de las cotizaciones empresariales y de los trabajadores de las que vive la Seguridad Social-, las prestaciones más elevadas y la segunda tasa de paro más baja. Pero pese a ello, o tal vez por ello mismo, acumula un déficit creciente que suma casi 8.000 millones en los últimos nueve años, de los que 2.000 corresponden a 2014, tras crecer un 14% durante el ejercicio.
Esa cifra representa el 25% del coste de la nómina anual de las pensiones en la comunidad autónoma, cuando en el sistema nacional, donde ese desajuste entre ingresos y gastos también existe, es más reducido; en concreto, en torno al 13%, según las cuentas que ofrece la Seguridad Social.
Una cifra tan elevada -se trata de un déficit básico medido en términos de recaudación por cotizaciones y coste de las pensiones contributivas- obligaría de forma inmediata a la realización de la transferencia a la adopción de medidas de financiación equivalentes a un 15% de toda la recaudación fiscal de la comunidad. Ello, a la espera de que el crecimiento del empleo y los correspondientes ingresos del sistema permitieran cuadrar las cuentas, salvo que se optara por la puesta en marcha de nuevas reformas. Hay que tener en cuenta que el déficit de las pensiones en Euskadi es equivalente al 34% de la recaudación por cotizaciones.
Salarios: Mayores retribuciones que atraviesan por horas bajas
Con casi 27.000 euros al año de media, los salarios en Euskadi son, junto con los de Madrid, los más altos de España y están un 18,7% por encima de la media nacional, que se encuentra cerca de los 23.000 euros. En el caso vasco, el crecimiento desde 2008 ha sido del 6,2%, y en el nacional, del 4,5%, lo cual encaja en el optimismo que apunta el Gobierno autónomo sobre la importancia de este capítulo. Sin embargo, en esta fase de la salida de la crisis, la evolución no es la misma, y en 2014 y lo que llevamos de 2015 es peor en Euskadi.
Además, la negociación colectiva, palanca de incrementos, no da pie al optimismo a corto plazo; solo se ha renovado este año el salario de 166.000 trabajadores vascos de unos 550.000 posibles.
Cuantía: Las pensiones más altas de España, con una ventaja del 23,6%
Salarios más altos producen a la larga pensiones más elevadas, y esa es la principal causa de que Euskadi tenga las más cuantiosas de España, con una prestación media de 1.084 euros -datos del final de 2014-, un 23,6% por encima de la media del sistema. Este es uno de los capítulos que explican el elevado déficit en la comunidad autónoma vasca en la actualidad, ya que el nivel de los salarios, aunque son un 18,7% más elevados que los del conjunto de España, no llega acompensar esa diferencia que marca la cuantía de las pensiones. Son cinco puntos de brecha y el equilibrio en este punto es esencial para poder hablar de cuentas ajustadas en un sistema vasco de pensiones comparado con el nacional.
Esta ventaja en la prestación media, no obstante, se ha reducido durante la crisis, dado que la nómina media ha crecido en el País Vasco desde diciembre de 2007 el 27,6% frente al 29,1% del conjunto del sistema. Este recorte, más que en la evolución de los salarios, puede deberse a los complementos de mínimos de las prestaciones más bajas. Mientras que en España el 26% de todas las pensiones los disfrutan, en Euskadi solo los necesitan el 13%. Y dado que esos mínimos se pagan vía Presupuestos, este es un apartado en el que una Seguridad Social vasca adquiriría alguna ventaja sobre la fórmula nacional actual, pero de una importancia presupuestaria muy poco significativa en comparación con el déficit de los 2.000 millones citados.
Empleo: Euskadi empezó más tarde la recuperación y va por detrás
Como durante la crisis se destruyó menos empleo en Euskadi, ahora su recuperación va más lenta que en el resto de España. En concreto, la ocupación, medida en términos de afiliación, bajó el 9% en el País Vasco durante siete años, y el 13,2% en España.
Pero desde el momento en que comenzó a crecer -antes en el conjunto del país que en la comunidad vasca-, la ventaja nacional ha marcado la diferencia. Por ejemplo, desde 2012 hasta 2014, mientras el sistema generaba un 2% más de afiliados (319.000), el País Vasco destruía aún el 0,18% (1.580). La tendencia en el último año, medida al mes de agosto pasado, muestra también una evolución similar: el sistema creó más de 531.000 empleos (el 3,19%), mientras que en Euskadi se generaban 15.119 (1,74%).
Ratio pensiones/cotizantes: Menos ocupados por prestación, pese a un paro más bajo
Otro capítulo a tener en cuenta sobre el futuro del sistema de pensiones es el número de prestaciones y su evolución. En la comunidad autónoma vasca la tendencia es muy similar a la del escenario nacional desde el comienzo de la crisis, e incluso desde siempre. El País Vasco, con 527.903 prestaciones el pasado diciembre, ha crecido en este apartado el 11,1%, mientras que el conjunto del sistema, con 9,271 millones, lo ha hecho en un 11,2%. Sin embargo, en lo que concierne al coste de las mismas, la ventaja que ganaría un sistema vasco por este menor crecimiento la perdería por el mayor incremento de las de jubilación, que han aumentado en este período de tiempo el 15,5% frente al 14,6%. Las pensiones de jubilación son las más altas y su cuantía es en torno a un 15% superior a la media.
Por otro lado, aunque la comunidad autónoma tiene una tasa de paro sustancialmente más baja que la media nacional (16% frente a 22,4% en términos de la EPA), ello no quiere decir que su ratio de trabajador por pensión contributiva sea mejor, lo que desarma el argumento del informe del Gobierno vasco de tener una estructura del mercado laboral más adecuada. Además, en el caso vasco adolece de la tasa más alta de trabajadores a tiempo parcial (en torno al 20%), extremo que no beneficia al equilibrio de las cuentas.
La variable de trabajadores cotizantes por pensión es una de las que utilizan los expertos para testar la viabilidad futura de un sistema de pensiones. Pues bien, la cifra vasca es peor que la nacional, ya que presenta 1,7 trabajadores ocupados por cada prestación en vigor, cuando el conjunto tiene 1,8. Es tan solo una décima, pero en términos relativos supone casi el 6%.
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