El euro acelera su desplome: la paridad con el dólar está más cerca
La moneda europea se ha depreciado más de un 20% en un año. ¿A quién favorece su hundimiento?
Ander Goiri
Martes, 10 de marzo 2015, 00:13
El euro acelera su hundimiento y no ofrece síntoma alguno de que vaya a resucitar a corto plazo. La moneda europea se ha desplomado un 20% en el último año y ya se acerca a la paridad con el dólar. Este martes ha cerrado a 1,07 dólares, su nivel más bajo desde abril de 2003. Los expertos dan por sentado que su tendencia bajista continuará en los próximos meses, una evolución que tiene efectos positivos y negativos.
¿A qué se debe el desplome del euro?
A la exultante fortaleza del dólar, que ha ganado atractivo como valor refugio en un contexto de debilidad tanto de la UE como de las principales economías emergentes, y de desplome en el precio de las materias primas. Ese escenario favorece la inversión en dólares, en detrimento de otras divisas. A ello contribuye de forma decisiva el hecho de que Estados Unidos ya ha dejado atrás la crisis y se encuentra en plena fase expansiva gracias al empuje del consumo, que se ha traducido en una intensa creación de empleo (295.000 puestos de trabajo en febrero). Los mercados dan por seguro que esta situación empujará a la Reserva Federal a elevar los tipos de interés y a suprimir algunas de las medidas de estímulo aprobadas para salir de la recesión. Ya no las necesita. Las perspectivas de un movimiento en ese sentido ayudan a fortalecer el dólar.
¿Cuáles son las perspectivas en la zona euro?
Justo las contrarias. La Eurozona registra una recuperación aún débil, lo que ha llevado al Banco Central Europeo a poner en marcha una compra masiva de bonos para acelerar el crecimiento. Esa iniciativa, dirigida a impulsar la inversión y el gasto de las familias, reduce el atractivo del euro en los mercados. Además, la debilidad de la economía europea hace impensable un eventual repunte del precio oficial del dinero (fijado actualmente en el 0,05%, un mínimo histórico) como el que ya se vislumbra en Estados Unidos.
¿Por qué no actúa el BCE en defensa del euro?
No le interesa. El escenario actual favorece su prioridad en este momento: reactivar la economía. Un euro débil beneficia las ventas a países de otras áreas monetarias al abaratar los productos y hacerlos así más atractivos. Es, por tanto, un balón de oxígeno para impulsar el crecimiento en las principales potencias de la Eurozona, como Alemania o Francia, con un fuerte músculo exportador. Además, el desplome de los precios del petróleo en los últimos meses -el barril de Brent ronda los 59 dólares- aleja la principal amenaza de un dólar fuerte: el encarecimiento de la factura energética en una UE muy dependiente en ese terreno. Y, con un crudo tan barato -está a mitad de coste que el pasado verano-, la inflación no está sólo bajo control, sino incluso en preocupantes niveles negativos: el -0,2% al cierre del último ejercicio en la zona euro y el -1,1% en España. El objetivo del BCE es mantenerla por debajo, aunque cerca, del 2%, por lo que tiene margen de sobra para adoptar medidas que fomenten la actividad, y con ella los precios, sin riesgo de superar ese listón.
¿A quién beneficia el hundimiento del euro?
A las empresas exportadoras. La debilidad del euro, por sí sola, abarata sus productos en los países que se guían por otras divisas, como el dólar o la libra. El empuje de las ventas al exterior impulsa la actividad y, con ella, la creación de empleo. También se ve beneficiado el turismo, que ofrece precios más competitivos al cambio, lo que constituye un gancho para atraer más visitantes.
¿A quién perjudica?
Encarece las compras de productos de otras zonas monetarias -incluido el petróleo, aunque su hundimiento en los mercados en los últimos meses atenúa ese impacto- y los viajes a países del área dólar o libra.
¿Seguirá la caída del euro?
Los expertos coinciden en que sí, aunque no se atreven a apuntar cuándo se parará. La hipótesis de la paridad entre el euro y el dólar, que parecía lejana hace apenas unas semanas, empieza a aparecer con intensidad en el horizonte. Aun así, la moneda europea está todavía muy lejos de su mínimo histíorico, que marcó el 20 de octubre de 2001 al cambiar a 0,825 dólares. Su máximo, de 1,6 dólares, data del 22 de abril de 2008. La divisa nació el 1 de enero de 1999 a 1,189 dólares.