Vuelta a los juegos tradicionales
Dos durangueses congregan con su asociación Torneos Durango a cientos de personas en torno a clásicos como el cuatro en raya o el Jenga
En una época en la que los parques y calles están llenos de adolescentes enganchados a las pantallas, dos jóvenes de Durango tomaron la decisión de plantar cara a la apatía digital con imaginación y una buena dosis de implicación personal. Elia López, de 20 años, y Mikel Estévez, de 19, ambos formados en un grado superior de Deportes, detectaron una necesidad en su entorno y decidieron convertirla en una oportunidad. Así nació 'Torneos Durango', una asociación que, en apenas ocho meses, ha movilizado a más de un centenar de personas alrededor de los juegos tradicionales.
Los primeros campeonatos con los que atrajeron al público tuvieron como base los populares videojuegos 'Brawl Stars' y 'Clash Royale'. Tras el éxito, optaron por ampliar el abanico con propuestas como el Jenga, el cuatro en raya, Hundir la Flota o el clásico piedra-papel-tijera. «Llevamos ya unos diez eventos, entre los que organizamos nosotros y los que nos han contratado en fiestas de distintos pueblos», subraya Estévez.
Una de las claves de su popularidad es su capacidad de adaptarse a la demanda, manteniendo siempre un ambiente familiar e inclusivo. Aunque su objetivo principal son los adolescentes de entre 14 y 18 años, sus juegos han atraído también a familias y a mayores. «En el torneo de Jenga, el juego de habilidad física donde los jugadores se turnan con el propósito de quitar un bloque de una torre construida con 54 piezas, vino gente de más de 60 años. Y lo mejor es que no hace falta ser el más ágil ni el más joven para pasarlo bien», afirma López.
Su enfoque es participativo. Es decir, recogen sugerencias a través de encuestas, se adaptan a las preferencias del grupo y fomentan la toma de decisiones entre los propios jugadores. Además, los finalistas de cada campeonato tienen la opción de decidir si repartir o no el premio. «No queremos ser una autoridad rígida, sino promover el diálogo y la reflexión», explican.
Lo que se creó con un presupuesto simbólico de siete euros ha evolucionado hasta convertirse en una iniciativa sólida, con estructuras definidas y múltiples apoyos. En la actualidad, la propuesta cuenta con los permisos del Ayuntamiento y de Landako Eskola, el centro en el que los dos promotores estudiaron de niños. También tienen el respaldo de varios comercios locales, entre ellos el bar de tortillas de patata Arripu, la perfumería Sancho Tena, la tienda de moda Sylke, el servicio de comidas a domicilio Pio Pio o la ferretería Montejo. Gracias a estas colaboraciones, pueden ofrecer premios de hasta 200 euros, trofeos y experiencias sensoriales. Las jornadas, gratuitas y de una duración aproximada de hora y media, mantienen desde la segunda edición una premisa clara: «Nos parecía absurdo pedir dinero a chavales de 13 o 14 años», explica Estévez.
«Aún no es restable, pero....»
Con más de 140 miembros en su grupo de WhatsApp y una comunidad de seguidores creciente en Instagram, se han consolidado como un proyecto con futuro. Han desarrollado su propio merchandising (pulseras, camisetas, etc.) y han abierto una vía de donativos dirigida a quienes deseen apoyarles. «Esto no es aún rentable, a veces incluso tenemos pérdidas, pero nos llena tanto que lo vemos a modo de inversión», confiesa López.
La próxima cita será el 16 de noviembre a las 16.00 horas en Landako, aunque, si llueve, la actividad se trasladará a los bajos de cultura del polideportivo de Durango. En esta ocasión, los participantes se enfrentarán en una competición de Jenga.